Una vocación por las alturas. Gerardo Villar Watty, arquitecto ganador del concurso una torre para Berlín
Jos Velasco – Edición 397
De niño, Gerardo Villar Watty quería ser piloto aviador, sin tener muy claro qué era lo que le gustaba más: los aviones o el hecho de volar. Fue más adelante, en compañía de su tío arquitecto, cuando descubrió entre los ladrillos de las construcciones, cuál sería su verdadera profesión: “estudié arquitectura para satisfacer mi necesidad de crear, de inventar y de construir espacios habitables, capaces de dar respuesta a la fuerza del espíritu humano”.
El año pasado, Gerardo Villar Watty, egresado del ITESO, encontró otra manera para conquistar el cielo, gracias al diseño de Ein Turm für Berlin (Una Torre para Berlín), que obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional Xella de Alemania.
Dicho certamen, en el que participaron 500 propuestas, consistió en diseñar un rascacielos de aproximadamente 120 metros de altura que albergara comercios, viviendas y oficinas, y que sirviera como nuevo centro urbano para el recientemente revitalizado sector Este de Berlín.
El proyecto de Villar, quien además tiene una maestría en Artes en la Arquitectura por la Haven City Universität de Hamburgo, se basa en la analogía de una torre con un árbol, y él mismo lo define como “una torre que nace en un punto determinado del terreno y se va enredando alrededor de su núcleo hacia lo alto en búsqueda de las condiciones más favorables para cada uno de los usos”.
La zona asignada para la construcción se ubica sobre la Mühlen Strasse, que atraviesa Berlín de este a oeste, justo a unos metros del viejo muro que anteriormente dividía la ciudad, con lo que se busca equilibrar el desarrollo de la capital alemana. “El edificio pretende ser un hito urbano en el contexto berlinés, ya que no es una ciudad con muchos rascacielos. Se trata de que la gente lo reconozca y de que su presencia armonice con el entorno”, agregó Gerardo, quien estuvo de intercambio en Finlandia durante un año, y curiosamente fue ahí donde aprendió a hablar alemán y a perderle el miedo a la competencia internacional.
Tiene ascendencia alemana por parte de su madre y actualmente vive en Hamburgo donde trabaja para el despacho de arquitectos DFZ (Dinse Fest. Zurl Architekten), pero no se olvida de su país, al que piensa volver pronto: “Mi idea es volver en unos dos años, porque en México hay más oportunidades para los arquitectos que en Alemania. Allá todo está muy competido y las empresas de construcción son grandísimas. Además, me gustaría hacer algo importante por mi país, porque me siento en deuda”.
Por ahora, Gerardo se dedica a aprender y aprovechar todas las ventajas que se le presenten en el viejo continente, anhelando ver construida su torre y regresar a México a establecer junto con su hermano Beto, con quien ya ha realizado diferentes proyectos, un despacho. m.