Una ecología integral para salvar el planeta
Andrés Gallegos – Edición 505

A 10 años de la publicación de la encíclica Laudato si’, documento donde el papa Francisco se refiere a la crisis climática actual y propone un cambio de mentalidad para actuar al respecto, su importancia y su vigencia siguen siendo fundamentales para actuar y proteger nuestra casa común
El tiempo se agota y la crisis climática amenaza con volverse irreversible. Datos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) revelaron que 2024 fue el año más caluroso en la historia de la Tierra y se rebasaron los 1.5 grados centígrados de crecimiento de la temperatura global, marca límite estipulada en el Acuerdo de París para evitar un sobrecalentamiento que amenace la vida en el planeta.
Además, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que las sequías afectarán a tres de cada cuatro personas para 2050 si los niveles de desertificación continúan como hasta ahora. Dos mil millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable y las emisiones de bióxido de carbono a la atmósfera superaron 40 mil millones de toneladas en 2024, nuevo récord histórico.
El panorama descrito muestra que actuar frente a la crisis climática continúa siendo urgente, a 10 años de la firma y la publicación de la encíclica Laudato si’, documento público en el que el papa Francisco se centra en el medio ambiente y los problemas que afronta la naturaleza como resultado de las acciones humanas, y hace un llamado a la humanidad a repensar su relación con las criaturas y los elementos de la Tierra mediante una nueva ecología integral que permita cuidar lo que él llama “casa común”, para así revertir la degradación ambiental.
“La tesis de fondo de la encíclica llama a la conversión de toda la Iglesia y de la humanidad frente a una emergencia climática ante la cual no podemos hacernos los ciegos o sordos”, recuerda Mauricio López Oropeza, rector fundador del Programa Universitario Amazónico (Puam) y vicepresidente laico de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama).

Un abordaje de vanguardia
Laudato si’, encíclica firmada el 24 de mayo de 2015 y publicada por el Vaticano el 18 de junio, se tituló con las palabras que significan “Alabado seas” en italiano, y que forman parte del “Cántico de las criaturas”, de san Francisco de Asís, quien alaba a Dios y le agradece por el sol, el viento, el agua y otros elementos de Su creación.
En este documento, el papa Francisco se refiere a la crisis ecológica que afecta “al cuidado de nuestra casa común”, con argumentos científicos, y también llama a adoptar un cambio radical de paradigma para afrontar el problema, basado en el concepto “ecología integral”, que permite anteponer aspectos como el bien común, la lucha por la justicia social y la defensa de la cultura y el territorio locales en un sistema global tecnocrático, así como vincularse al mundo mediante la solidaridad en lugar de la individualidad consumista imperante.
“El Papa no sólo nos está dando una serie de directrices morales, sino una hoja de ruta para actuar”, explica López Oropeza. “Se adentra en las ciencias, en el mundo sociopolítico y otros temas, poniéndose a la vanguardia de la discusión de la actual crisis ambiental”.
La encíclica se divide en seis partes:
Capítulo 1. “Lo que le está pasando a nuestra Tierra”
Expone los principales elementos de la crisis ecológica que vive nuestro planeta y sus consecuencias. Adelanta que el actual deterioro del mundo se ha debido a la “confianza irracional en el progreso y en la capacidad humana” (ls, 19), y a la cultura del descarte, es decir, la falta de capacidad del actual sistema industrial de reutilizar los residuos y desechos que genera.
Además, el Papa acepta como un hecho científico el calentamiento global, que se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero emitidos por la actividad humana, en especial el uso intensivo de combustibles fósiles y la deforestación de suelos para la agricultura.
Capítulo 2. “El evangelio de la creación”
El documento expone los principios de la religión cristiana acerca de la naturaleza. Afirma que el llamado del Génesis a “dominar la tierra” no se refiere a su explotación salvaje, sino a que cada comunidad humana tome lo que necesite del planeta para vivir y se comprometa a proteger y dar continuidad a una tierra fértil para las generaciones futuras.
La espiritualidad cristiana invita a los seres humanos a recordar que Dios creó el mundo y la naturaleza por amor. Entonces, el deber de las personas es contemplar la creación divina percibiendo el amor de Dios en las demás criaturas, guardándoles un respeto sagrado.
Capítulo 3. “Raíz humana de la crisis ecológica”
El Papa hace una crítica aguda al “paradigma tecnocrático dominante” que ha perturbado la relación de los seres humanos con el mundo y la naturaleza, ya que formó a la humanidad en un antropocentrismo que domina y extrae todo lo posible de las cosas en lugar de relacionarse con ellas; supeditó el desarrollo tecnológico al rédito económico y sujetó la vida y la realidad a la técnica.
Capítulo 4. “Una ecología integral”
Aquí la encíclica ofrece los detalles que deben conformar la ecología integral. Llama a una ética socioambiental que atienda la capacidad de regeneración de los ecosistemas e incorpore la riqueza artística e histórica de los pueblos y culturas locales, así como a generar relaciones humanas y crear comunidades en los espacios urbanos.
Capítulo 5. “Algunas líneas de orientación y acción”
El Papa desglosa algunas propuestas de solución a la crisis climática actual, en diálogo con otros actores sociales. Llama a formar una estrategia global que imponga obligaciones y sancione a las industrias más contaminantes e invita a reemplazar los combustibles fósiles con las energías renovables, entre otras propuestas.
Capítulo 6. “Educación y espiritualidad ecológica”
Por último, Laudato si’ invita formalmente a apostar por una conversión ecológica basada en la solidaridad, la comunión con los demás y una vocación que motive a proteger la obra de Dios, con algunos de los siguientes elementos:
•Elegir un estilo de vida alternativo que suprima el mecanismo consumista compulsivo que sumerge a las personas en compras y gastos innecesarios.
•Una educación ambiental que critique los “mitos” de la modernidad basada en la razón instrumental (individualismo, progreso indefinido, competencia).

Hacia un cambio de paradigma
Aunque antes de la publicación de Laudato si’ diversos sectores sociales y de la Iglesia católica ya estaban trabajando en el cuidado de la casa común, el contenido de la encíclica generó mayor conciencia y alentó el trabajo colectivo.
Un ejemplo es la Red Eclesial Panamazónica (Repam), nacida en Ecuador en abril de 2013 desde la periferia Amazónica y fundada oficialmente el 12 de septiembre de 2014. Se trata de una iniciativa en la que una importante cantidad de organismos civiles y eclesiásticos articula los esfuerzos de cuidado ambiental en la crucial zona de la Amazonía, para proteger los derechos humanos de las comunidades y los pueblos originarios. Engloba a ocho países de Sudamérica y un territorio ultramar de Francia, la Guayana Francesa.
“A partir de la territorialidad se busca exaltar y proteger la Amazonía, así como propiciar que otras realidades y biomas esenciales para el futuro planetario trabajen conforme esta perspectiva”, comparte López Oropeza, cofundador de la Repam. “Llevamos más de 15 años trabajando con comunidades amazónicas que no son sólo interlocutores temporales, sino que definen el rumbo de los procesos de trabajo en la zona, acompañándolos en su identidad cultural, defensa y promoción de sus derechos”.
Para recalcar aún más el valor de esta zona, que contiene 20 por ciento del agua dulce no congelada y la tercera parte de la reserva forestal del planeta, el papa Francisco convocó y organizó un Sínodo para la Amazonía, en Roma, del 6 al 27 de octubre de 2019. Uno de sus resultados fue la creación de la Conferencia Eclesiástica Amazónica (Ceama), organismo reconocido por el Vaticano para coordinar programas de incidencia social en el Amazonas, entre ellos un Programa Universitario Amazónico (Puam) que ofrece cursos, investigaciones y talleres que integran los saberes ancestrales y las culturas locales de los pueblos de la zona.
“Es impresionante el grado de vinculación de las universidades católicas, sobre todo las jesuitas, a través de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (Ausjal), incluido el iteso, acompañando estos esfuerzos que parecen improbables por la distancia geográfica”, señala López Oropeza.
Los ejemplos de Repam y Ceama, replicados en otras zonas de la Tierra, son parte del principal logro que presume Laudato si’ a 10 años de vigencia: ofrecer una guía de acción práctica y espiritual con potencial para formar en ecología integral a más de mil 400 millones de católicos y otros cientos de millones de feligreses de otras iglesias cristianas. La encíclica también es un llamado a la conciencia ética en los gobiernos del mundo, con el fin de respaldar acuerdos globales que protejan la casa común.
“[Laudato si’] pone en el centro todo lo mejor de las ciencias sociales y biológicas, y es una fuente irrenunciable para todo aquel que trabaje dentro de la reflexión socioambiental, dentro o fuera de la Iglesia”, considera el fundador del Puam.
Empero, la situación ambiental no es mejor que en 2015 y la encíclica aún no ha logrado el cambio de pensamiento que propone, ya que implica una ruptura con un modelo dominante basado en el crecimiento ilimitado de la producción para mantener una sociedad masiva de consumo. “Sin embargo, no hay un crecimiento ilimitado en un planeta con límites muy explícitos, y nuestra huella ecológica está matando a las próximas generaciones”, advierte.

La labor del ITESO y otras universidades
Las universidades jesuitas están siendo ejemplo de compromiso activo para cumplir los objetivos de la encíclica.
En el caso del ITESO, es la universidad privada más sustentable de México, según el ranking UI GreenMetric 2024, que analiza las acciones de mil 477 instituciones de educación superior de todo el mundo.
Este logro es una prueba del compromiso de la Universidad en asumir uno de los imperativos de Laudato si’, la supervivencia de los seres humanos en equilibrio y armonía con las especies del planeta, mediante una serie de acciones, proyectos y formación educativa, gran parte de lo cual se registra en el Reporte de sustentabilidad ambiental ITESO 2022-2023.
Entre los trabajos más destacados está el de 2023, cuando el iteso logró reducir mil 328 toneladas de emisiones de bióxido de carbono respecto a 2016, gracias a algunas adaptaciones como la instalación de paneles fotovoltaicos en los edificios del campus o la instrumentación de movilidad sustentable basada en el transporte público o la bicicleta.
Además, la Universidad promueve decenas de investigaciones y Proyectos de Aplicación Profesional (PAP), que impactan a zonas de Jalisco como el bosque La Primavera, y respalda proyectos como la construcción de vivienda con materiales ecológicos o la defensa de los derechos humanos de comunidades para acceder a agua limpia.
Sin embargo, este trabajo del ITESO necesita estar acompañado por una mayor labor “hacia afuera”, es decir, formar en ecología integral tanto a los miembros de la institución como a la sociedad fuera de las aulas y los edificios universitarios, señala López Oropeza: “No basta que los campus sean sustentables. ¿Estamos propiciando que la ecología integral sea un elemento fundamental en la formación educativa? Cuando nos quedamos en nuestros espacios, estamos perdiendo capital simbólico y político para dar una respuesta de salida”.
Por su parte, la Ausjal, que agrupa a 30 escuelas, desarrolla proyectos e iniciativas comunes en la temática ambiental, especialmente vía la Red de Homólogos de Ambiente y Sustentabilidad. Algunas acciones son la actualización de los programas de estudio para formar a los estudiantes en ecología integral, o la celebración anual de la Semana Laudato si’, en la que se exponen avances y resultados.
Conscientes de la crisis climática actual, las universidades jesuitas se comprometieron en 2023 a ejecutar acciones concretas para seguir los preceptos del Laudate Deum, una exhortación apostólica escrita por el papa Francisco ocho años después de Laudato si’, en la que invita a la sociedad cristiana y en general a actuar al respecto.

Otras iniciativas
La Iglesia católica y las asociaciones civiles han respondido al mandato de Laudato si’ con diversas plataformas e iniciativas que buscan guiar en lo colectivo los esfuerzos para detener el cambio climático, así como elevar la educación en ecología integral. Dos de ellas son:
Plataforma de Acción Laudato si’
Es un espacio que ofrece herramientas útiles, como guías, documentos, eventos, para conectar a grupos y personas y más información valiosa dirigida a parroquias, familias e individuos, instituciones educativas, centros de asistencia social y demás sectores sociales, para poner en práctica los preceptos de la encíclica. Los contenidos están respaldados por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, organismo fundado por el propio papa Francisco en 2016.
La plataforma agrupa las acciones de la encíclica en siete objetivos:
1.- Respuesta al clamor de la Tierra.
2.- Respuesta al clamor de los pobres.
3.- Economía ecológica.
4.- Adopción de estilos de vida sostenibles.
5.- Educación ecológica.
6.- Espiritualidad ecológica.
7.- Resiliencia y el empoderamiento de la comunidad.
Nuestra Casa en Común
Es una guía de acción elaborada por el Instituto de Ambiente de Estocolmo (SEI, por sus siglas en inglés) y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, que analiza nuestra crisis ecológica y “sus raíces en el consumo excesivo y en los modelos actuales de desarrollo económico”.
Al igual que la Plataforma de Acción Laudato si’, enumera los principales problemas climáticos y ensaya algunas soluciones en siete áreas: clima, planeta vivo, agua, aire, alimentos, consumo y futuro en común.

Rumbo al 2030
La Agenda para el Desarrollo Sostenible, adoptada por la ONU con 17 objetivos y 169 metas por cumplir hacia el año 2030, tiene en la encíclica Laudato si’ un gran apoyo con la fortaleza y las directrices para acelerar el cambio, proteger el planeta y lograr que millones de personas sean conscientes de que la crisis climática debe detenerse antes de que sea tarde.
“La Iglesia debe seguir impulsando procesos institucionalizados porque tenemos un gran potencial, con redes de universidades, y muchas acciones sociales y territoriales. Son un vehículo capaz de conducir un cambio sistemático”, menciona Mauricio López Oropeza.
A las puertas de la COP30, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de este año, que se celebrará del 10 al 21 de noviembre en Belem, Brasil, el vicepresidente laico de la Ceama considera que la situación es “muy grave” como para que los objetivos de la Agenda 2030 lleguen a cumplirse.
“Vivimos los meses más calientes del año durante los últimos tres años, los incendios vividos son los peores en todo el planeta y se acelera su impacto por los gases de efecto invernadero y los deshielos, la pobreza y la desigualdad crecen todavía más que en la pandemia”, enumera.
Pese a esta situación, López Oropeza llama a la Ausjal y a la la COP30 a seguir apoyando los procesos de cambio, con el respaldo de la encíclica Laudato si’, que sigue a la vanguardia de la reflexión y la autocrítica y es una hoja de ruta ante la crisis ambiental vigente.
