Taller de Filosofía: imaginación frente a la incertidumbre

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Taller de Filosofía: imaginación frente a la incertidumbre

– Edición 429

Al taller de Ángeles han llegado filósofos, diseñadores, ingenieros, músicos y panaderos

Talleres hay muchos, pero pocos como éste: es de filosofía. Adán Ángeles, egresado del ITESO, coordina este espacio que tiene un objetivo concreto: retarse uno mismo y habilitarse para su propia existencia

 

Adán Ángeles es egresado de la licenciatura en Filosofía y Ciencias Sociales del ITESO. Actualmente colabora como profesor de Ética, Filosofía de la Ciencia y Creación Literaria, en las carreras de Comunicación y Diseño en la Universidad de Ixtlahuca, CUI. Desde 2008 imparte el Taller de Filosofía, cuya sede ha sido itinerante: Guadalajara, Chapala, Atlacomulco y Distrito Federal. Actualmente sesiona en Ocoyoacac, Estado de México. Entre sus asistentes ha habido filósofos, sí, pero también diseñadores, ingenieros, músicos, politólogos y panaderos. Todos han participado en el ejercicio de un oficio a través de unas prácticas muy definidas.

La dinámica es sencilla: durante la primera sesión se expone un breve recuento histórico para situar la reflexión y, en las siguientes siete sesiones, se revisan herramientas para que el sujeto adquiera pericia en su manejo. Las herramientas implican que cada individuo concrete prácticas de libertad y se disponga a ser alguien capaz de mayores y mejores placeres. Es una ética de equipamiento: retarse a uno mismo y habilitarse para su propia existencia.

El costo del taller es de 1,200 pesos. Pero desde hace varias ediciones es gratuito o se plantea como un intercambio de servicios. El taller dura dos meses. Se puede ampliar a ocho semanas, peso eso depende de las ganas de cada grupo, no siempre se oferta la segunda parte del taller.

La modalidad del taller es la de cultivar una forma oficiosa de filosofía. ¿Qué lo distingue de una clase?

El taller implica experimentación. No necesitamos de espectadores, requerimos de gente que se atreva a producir formas propias de pensar para resolver sus propias situaciones o problemas. No buscamos entretener a los asistentes con discursos interesantes sino sugerirles desde el inicio que ellos diagnostiquen qué es lo que les sucede. El diagnóstico del presente es una herramienta que permite a las personas evitar fijismos existenciales. Quizá por eso convidamos a los talleristas a una negociación lúdica con la expansión de los límites de su experiencia. Esta práctica lúdica tiene que ver con jugar a ser algo distinto de lo que ahora somos, como si todavía no nos hubiera ocurrido lo mejor.

La “verdad” y la “realidad” se nos presentan como asuntos de los que sólo nos queda enterarnos. ¿Cómo puede la imaginación hacerse campo en el presente?

Mediante un rechazo al presente. Parecería una situación violenta, pero es mucho más violento consumir las versiones limitantes de la realidad, la verdad, el presente. Aprendimos a consumir discursos, versiones. Es una situación un tanto cómoda, pero no tiene que ver con una decisión personal sino que los sujetos están desvinculados de la producción del espacio público y del espacio personal. Digamos que esa situación límbica resta habilidad para intervenir en la producción de la verdad colectiva, de la realidad social o del tiempo propio. Justamente la imaginación franquea los límites y propone un tiempo que no existe, el sujeto se ve en lo gozoso y con arduo cuidado en generarlo. A esta práctica compleja de encontrar y fabricar la prisa propia en medio del tránsito de prisas la hemos llamado “vigencia de sí”. Los sujetos se hayan desvinculados de sí mismos, con una capacidad pobre en respuestas a ciertas perplejidades. Por ello se impone trabajar en esa vigencia.

El presente es un tiempo en el que las cosas se resisten a convenirnos del todo, porque  casi siempre comprende una serie de decisiones que no hemos tomado nosotros. Sin una práctica de rechazo, nos adherimos ingenuamente a esas decisiones ajenas.

La gente que escucha estas cosas por vez primera experimenta ansiedad, porque siente que pierde algo de tradición humana, sin darse cuenta de lo limitante o posibilitante que eso puede resultar. Nuestro presente está gobernado por distintas ideologías que sostienen el principio de escasez: de recursos (mercado), de poder (gobierno), de saber (ciencia), de facultades que nos hagan hábiles frente a la incertidumbre (yo psicológico), entre otras ideologías. A ese presente precario combatimos desde el taller para enriquecer algunas formas de subjetivación que fortalezcan al sujeto en una dimensión ética que produce un saber no neutral del mundo, sino un saber decidido y responsable.

La modernidad hizo de la razón una autoridad y la coronó como el acceso (la institución) del hombre al mundo. ¿La imaginación está delimitada por la razón?

La imaginación tuvo un valor casi periférico o accesorio para la razón moderna, sin embargo, la imaginación ha logrado desestabilizar la certeza de que la razón es toda nuestra experiencia para saber las cosas. La imaginación nos dispone a la experimentación del mundo, no sólo a su enunciación. La razón moderna se concretaba con la narrativa y clasificación de las cosas, pero sin tomarse muchas molestias con tantear cosas varias.

Es posible que la imaginación haya encontrado sus prácticas más precisas en la medida que pudo desligarse de un esquema de subordinación  racional.

Supongo que lo limitado de lo racional no se antoja como un horizonte en el que aún debemos fincar expectativas. Pero también conviene decir que la imaginación no es una especie de fantasía privada, sino la existencia misma lanzada a una vida nueva: provee de vínculos afectivos con aquello que pensamos no es una instrumentalización de las cosas, sino una convivencia más hábil con la incertidumbre.

La incertidumbre es con respecto a qué: ¿nuestros problemas, los asuntos de los demás?

La incertidumbre es a propósito de todas las cosas que caducan, pero a las cuales nos aferramos, simplemente por la incapacidad de entender y responder a situaciones o necesidades vacilantes. ¿En qué condiciones queda lo que pierde su carácter regular? Una ingenuidad sugestiva que revisar es la idea de que el mundo está cambiando a partir de ahora, está dejando de ser lo que era cuando tú llegaste a este mundo. Eso hace que las personas se aferren afectivamente a un cosmos que caduca.

No ha sido fácil admitir colectivamente que estamos es una época de autoproducción. La gente tiene miedo, habla todo el tiempo del futuro en clave de miedo y compra seguros para paliar esa incertidumbre. Pienso que la gente experimenta mayor incertidumbre en la medida en que es poco oficiosa de su propia existencia y no sabe cómo lidiar con la inestabilidad del cosmos. Desde el taller ensayamos varias prácticas para meter las manos frente a todo aquello que nos inquiete.

¿Hubo un momento en que decidiste realizar prácticas filosóficas más que continuar por el lado académico?

La filosofía antes que ser un discurso interesante es una forma de vida. Los esfuerzos de un determinado tipo de filosofía la han ceñido al conocimiento de sí misma, pero no han propiciado su experimentación.  La estética de la existencia fue un tanto marginada por la idea de la racionalización y narración del cosmos, pero eso es muy limitado. Si la filosofía no da elementos para el placer, entonces qué da.  Parece una vaguedad decir que el sujeto epistemológico ha primado por encima del sujeto ético, pero no es un despropósito si miramos de cerca que la filosofía ha tenido más precauciones y compromisos con el conocimiento que con las prácticas filosóficas.

El esfuerzo filosófico del taller emprende una tarea que puede explorarse como el restablecimiento de un sujeto ético frente a un sujeto hegemónicamente epistemológico. Eso es lo que me ha motivado a desplazar como único pretexto la situación teórica y, en todo caso, hacer emerger prácticas por las cuales un sujeto se hace capaz de placeres que lo pongan al corriente en su existencia. 

¿Se trata ahora de quitar la razón y colocar el sentir? ¿No se puede desgastar el placer como cualquier otro fundamento?

Hay una reticencia enorme a los placeres. ¿Por qué los cuestionamos tanto? No me atrevo a ontologizar placeres, pero sí me atrevo a decir que son un criterio de discernimiento para la existencia. Por un lado restablecen al sujeto, lo recuperan, pero por otro lado, quien se adueña de sus placeres no acepta como realidad cualquier cosa que le quieran dar a creer. ¿Es esto una tarea perpetua? Me parece que lo que planteo tiene vigencia dentro del contexto en el que vivimos. Si un día caduca la capacidad subversiva de los placeres, habría que intentar otras cosas entonces. No hago del placer una ideología, sino que lo veo como un criterio ético y estético para la actividad humana, porque el gozo no es un supuesto sino una experiencia totalmente posible.

Creo que reducir nuestra capacidad de búsqueda a la razón es un síntoma de nuestra desconfianza hacia nosotros mismos. La gente dice que piensa cuando repite lugares comunes como categorías de análisis. No puedo aceptar que llamemos pensamiento a la reducción de lo mentalista. Pensar es buscar y sopesar; y aquello que se busca o se sopesa se busca y se sopesa de cuerpo entero, no a medias.

¿Cuál es la diferencia entre herramienta y tecnología? ¿En qué consisten las herramientas que promueve el taller?

La herramienta no es tan autónoma, requiere de un sujeto con pericia para su manejo. La tecnología a veces no nos necesita. Las herramientas de este taller implican que el sujeto concrete prácticas de libertad y se disponga a ser un sujeto capaz de mayores y mejores placeres. En todo caso, es una ética de equipamiento: retarse a uno mismo para habilitarnos para nuestra propia existencia.

No obstante, estamos por intentar una fase de taller por radio en internet. Aún estudiamos el formato a seguir, porque estamos acostumbrados a ver cara a cara a los talleristas, así que de momento es todavía una aspiración de la cual hemos hecho algunos pilotos. Ya veremos si funciona o nos mantenemos con el formato pequeño de participantes presenciales. m

 

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1 comentario

  1. Una excelente y precisa
    Una excelente y precisa descripción de lo que este taller transformador puede hacer por nuestra necesidad de filosofía!! Una experiencia única llena de misterios que nos develan una parte del todo que existe en nuestra mente! Fascinante!

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MAGIS, año LX, No. 502, noviembre-diciembre 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de noviembre de 2024.

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