Sonidos otoñales
Sergio Padilla – Edición 483
Son varios los compositores que escribieron obras sobre el otoño. En ellas resaltan aspectos como la permanencia y la plenitud de la vida en todas sus manifestaciones
La mirada artística de muchos hombres y mujeres ha sido seducida, a lo largo de la historia, por las múltiples y ricas manifestaciones de la naturaleza. Las estaciones climáticas han inspirado a pintores, escritores, poetas y, también, a los compositores musicales, pues estas cuatro épocas del año están relacionadas estrechamente con los ciclos propios de la vida que son contemplados desde el arte.
En el campo concreto de la música clásica, las diferentes estaciones del año han inspirado obras en géneros como la danza, la sinfonía, conjuntos corales y el lied. Compositores como Franz Joseph Haydn y Antonio Vivaldi dedicaron una de sus más famosas obras a las cuatro estaciones en su conjunto; pero hay otros que se han inspirado en alguna de ellas en lo particular, como la Sinfonía núm. 1, “Primavera”, de Robert Schumann, o el ciclo de canciones Viaje de invierno, de Schubert.
Hablando particularmente del otoño, son varios los compositores que escribieron obras sobre esta estación, y en ellas resaltan aspectos como, por ejemplo, la permanencia y la plenitud de la vida en todas sus manifestaciones, tal como se canta en la obra de Haydn: “Lo que en la florida primavera era apenas una promesa, y con el calor del verano se maduró, lo ve el alegre agricultor ahora, en el otoño, en toda su plenitud”. Pero, en contraste, también se muestra la melancolía ante la perspectiva del final de un ciclo, tal como canta Mahler: “Mi pequeña linterna se apaga crepitando, y me hace pensar en el descanso”.
Vivaldi: The Four Seasons, Anne-Shopie Mutter, Herbert von Karajan, Warner Classics, 1990
Una de las obras más famosas de la música clásica, que tiene más de 200 registros discográficos a lo largo de la historia, es el ciclo de cuatro conciertos para violín y orquesta que Antonio Vivaldi (1678-1741) dedicó temáticamente a cada una de las estaciones del año. Estos conciertos son parte de una serie conocida como Il cimento dell’armonia e dell’ invensione op. 8, publicada en 1725. El soneto que inspiró el otoño canta: “Celebra el aldeano, con bailes y cantos la feliz cosecha con alegre placer”.
Haydn: Die Jahreszeiten, Nikolaus Harnoncourt, Sony Classics, 2009
Franz Joseph Haydn (1732-1809) es conocido como el “padre de la sinfonía”, pues llegó a componer más de un centenar de ellas; pero hay dos obras corales que también han sido ampliamente apreciadas en su repertorio: sus oratorios La creación (Schöpfungsmesse) y Las estaciones (Die Jahreszeiten). Este último fue escrito en Londres entre 1799 y 1801, con un libreto de Gottfried van Swieten basado en el poema The Seasons, del escocés James Thomson. La parte dedicada al otoño
(Der herbst) es, simplemente, sublime.
Schubert: Schwanengesang, James Rutherford, Eugene Asti Bis, 2016
El compositor austriaco Franz Schubert (1797-1828) fue prolijo en el género de las canciones (lied), ya que compuso más de 600 piezas para solista y piano. En abril de 1928, siete meses antes del intempestivo final de su joven vida, compuso Otoño (Herbst), d. 945, con texto de Ludwig Rellstab, canción de tono melancólico y desesperanzador: “Silban los vientos otoñales y fríos, desiertos los campos, desnudo el bosque. ¡Praderas floridas! ¡Tú, soleado verdor! Así se marchita la flor de la vida”.
Das Lied von der Erde, Otto Klemperer, Christa Ludwig, Fritz Wunderlich, Warner Classics, 2015
Hasta después de su muerte, Gustav Mahler (1860-1911) fue reconocido como compositor. Su catálogo es corto, pero sus obras son portentosas creaciones sinfónicas que nos permiten atisbar su atormentado espíritu. En el ciclo La Canción de la Tierra (Das Lied von der Erde), la segunda obra lleva por título “El solitario en otoño”, con un texto del poeta chino Tchang-Tsi, donde Mahler expresa: “Mi corazón está cansado. ¡Voy hacia ti, querido último lugar de reposo!”.
Bandoneon Concerto / Las Cuatro Estaciones Porteñas, German Chamber Academy Neuss, Capriccio, 2004
El compositor argentino Ástor Piazzolla (1921-1992) fusionó magistralmente la técnica orquestal propia de la música clásica con el tango y otros sonidos populares de su país. Una de sus obras más famosas es, precisamente, Las Cuatro Estaciones Porteñas, compuestas separadamente y más tarde integradas en un ciclo que suele ser interpretado a la par de la obra homónima de Vivaldi. El Otoño porteño, escrita en 1969, refleja la melancolía y los colores propios de esa estación en la ciudad de Buenos Aires.