Los compositores son hijos de su tiempo, por lo que es natural que desarrollen su obra influenciados por los cánones vigentes en la época que les toca vivir. En el fluir de su creatividad, algunos músicos como Vivaldi, Schumann, Tchaikovsky y Moncayo compusieron verdaderas obras maestras dentro de las fronteras de dichos cánones, y no pocas veces de acuerdo con el veleidoso gusto del público. Algunos compositores se atrevieron a ir más allá y retaron las formas establecidas, los gustos y los convencionalismos.

En el devenir de la música en Occidente hay momentos clave y significativos en que algunos compositores buscaron nuevos estilos, lenguajes y temáticas, y con ello revolucionaron el arte musical de su tiempo. Tales momentos de evolución están íntimamente ligados a composiciones concretas que marcaron un antes y un después en el modo de hacer y entender la música. A menudo, las reacciones que suscitaron las obras que a la larga marcaron nuevos derroteros en la música fueron, tal como pasó en otros terrenos del arte, de rechazo, críticas severas y no pocos abucheos.Hoy son reconocidas y valoradas como fundamentales.

Bach, Well-tempered Clavier

Friedrich Gulda (Phillips, 1995)

El Clave bien temperado consta de 48 preludios y fugas, alternándose de dos en dos en cada tono y modalidad de la gama cromática. Es un monumento didáctico en dos libros —el primero terminado en 1722 y el segundo en 1742—, donde J.S. Bach dejó establecidas las reglas tonales de la música. Originalmente están compuestos para clave, instrumento de teclado propio de la época de Bach, pero existen excelentes transcripciones para piano moderno, en el que Gulda es referencia interpretativa obligada.

Mozart, Le nozze di Figaro

Erich Kleiber (Phillips, 1999)

Con la ópera Las bodas de Fígaro, W.A. Mozart rompió los convencionalismos y temas triviales de la ópera bufa de su tiempo, pues esta obra retrata, magistralmente, los conflictos sociales de la época y la complejidad de las relaciones humanas de hombres y mujeres caprichosos, egoístas, ambiciosos, compasivos, etcétera. La ópera se estrenó en Viena el 1 de mayo de 1786 y fue recibida con cierta extrañeza. Alguien vio en ella atisbos de los postulados futuros de la Revolución Francesa.

Beethoven: Symphonies No. 3 & 4

Herbert Von Karajan (Deutsche Grammophon, 2007)

Con su tercera sinfonía, Heroica, Beethoven abrió el periodo romántico de la música en el siglo XIX. El famoso compositor de la época, Franz J. Haydn, dijo que esta obra cambiaría la historia de la música; y así fue. Se estrenó en abril de 1805 y fue calificada por los críticos como “pesada, interminable y deshilvanada”. De las múltiples grabaciones de esta sinfonía, es altamente recomendable la versión de Karajan de 1963, al frente de la legendaria Filarmónica de Berlín.

Debussy: Orchestal Works

Bernard Haitink (Phillips, 2001)

Debussy fue un profundo conocedor de los compositores barrocos como Rameau, Couperin y Bach, además de que escuchó y estudió con mucho interés las obras de Wagner, Tchaikovsky, Mussorgsky y Franck. De esta manera tuvo una base sólida para proponer un lenguaje diferente, cuyo primer gran logro fue la breve obra Preludio a la siesta de un fauno, que se estrenó en 1894. Esta composición, en opinión de muchos expertos, marcó el nacimiento de la música del siglo XX.

Stravinsky, Le sacre du printemps

Pierre Boulez (Deutsche Grammophon, 2002)

Cuando Igor Stravinsky estrenó el ballet La consagración de la primavera, el 13 de mayo de 1913, las reacciones de escándalo no se hicieron esperar entre el público asistente al Teatro de los Campos Elíseos de París. Hoy en día es una de las obras clave de la música del siglo XX, por el significado revolucionario que implicó en sus innovaciones en armonía, ritmo y timbre.