Llegar a tiempo a la oficina, lidiar con los requerimientos del jefe, cumplir con las fechas y los objetivos de la agenda… además de convivir con la familia y poner buena cara, son algunos de los más grandes retos para el ejecutivo del siglo XXI, en que las exigencias laborales responden a una lógica de hiperproducción.
Por Vidal Peregrina
El estrés en que viven las personas involucradas en estas dinámicas de producción acelerada contribuye a que los trabajadores se tornen irritables y enfermizos e incluso puedan llegar a desarrollar conductas antisociales o verse envueltos en problemas personales que, invariablemente, se traducen en ausentismo y baja de rendimiento en el trabajo.
Conscientes de esta problemática, algunas empresas están comenzando a tomar nota de la necesidad de reducir algunas exigencias entre los ejecutivos.
EMPRESAS FAMILIARMENTE RESPONSABLES
EI IESE Business School, una de las escuelas de negocios más prestigiadas de Europa, con sede en Barcelona, desarrolló a finales de la década de los noventa el concepto de Empresas Familiarmente Responsables, según el cual éstas “se esfuerzan para que sus empleados puedan realmente mantener un equilibrio sano entre su trabajo y su familia”. Este concepto plantea que la cultura de responsabilidad familiar incrementa el rendimiento, pues la motivación de los trabajadores redunda en mayor eficiencia laboral dentro de la compañía, a la vez que mejora la calidad de vida de los propios trabajadores y sus familiares, y contribuye a la formación de una sociedad más armoniosa y solidaria en donde las personas puedan convivir mejor.
POLÍTICA DE VIDA ARMÓNICA
Para tratar de armonizar la vida familiar y laboral de los trabajadores, las Empresas Familiarmente Responsables tienen una política de horarios flexibles, jornadas a distancia, guardería en el lugar de trabajo y viajes familiares, como prestaciones laborales, entre otros beneficios. La premisa es que sólo aquellas organizaciones que flexibilizan las relaciones con sus trabajadores pueden lograr que éstos se comprometan con sus propias metas. El objetivo primordial es evitar la alta rotación laboral, el ausentismo y la desmotivación profesional.
LA FAMILIA, DESPUÉS
En el mismo tenor, Conciliación Familia y Empresa (ConFyE), del centro de la Universidad Austral, en Argentina, investiga y estudia las experiencias vinculadas con el conflicto entre el trabajo y la familia. De acuerdo con una investigación realizada por dicho centro, los profesionales argentinos dedican en promedio 50 horas semanales al trabajo y 15 a la familia, a pesar de que 71% de los consultados reconoció que ésta es su principal fuente de satisfacción personal.
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