¿Qué soy? Marcel Odenbach
Dolores Garnica – Edición 474
¿Qué significa ser alemán y cómo mi nacionalidad me explica quién soy? Esto se lo ha preguntado Marcel Odenbach, el maestro del videoarte que intenta responderse desde la historia, la memoria y la geografía de su país y desde otras culturas
“Me niego a vivir en un país de sicarios y cómplices”, dijo Julián LeBarón a finales de enero, durante una rueda de prensa en la Marcha por la Verdad, la Justicia y la Paz. La sentencia me dejó helada, no sólo por la violencia implícita en ella, sino por la vuelta a una identidad que nos inmiscuye, que nos agrega como parte de un problema del que sentimos estar fuera. Preguntarse “¿quién soy?” en estos tiempos no es una novedad, pero sí un acto de resistencia. ¿Soy la historia de mi país?, ¿soy parte de lo que le sucede?, ¿la geografía es una parte de lo que me define?, ¿qué significa ser de un país?, ¿qué significa ser mexicana?
¿Qué significa ser alemán y cómo mi nacionalidad me explica quién soy? Esto se lo ha preguntado desde hace más de 35 años Marcel Odenbach (Colonia, 1953), el maestro del videoarte que intenta responderse desde la historia, la memoria y la geografía de su país y desde otras culturas, agregando a lo largo del tiempo una cosmovisión cada vez más global, como tomando el ritmo y dando vuelta a esa cultura donde las imágenes dan vueltas y vueltas por todo el planeta, dictándonos que veamos todo, pero que nunca preguntemos.
“Rodar en círculos”, 2019
La obra de Marcel Odenbach comenzó a gestarse desde la escuela, a mediados de los años setenta, cuando formó parte del grupo Video Rebeldes, junto a Ulrike Rosenbach, Klaus vom Bruch y Rune Mields, para oponerse a una exposición que pretendía mostrar lo nuevo del arte alemán, pero que carecía de presencia del videoarte, un soporte reciente en aquel tiempo (y que todavía sigue catalogándose así). De manera que lo del videoartista, escultor y fotógrafo fue, desde el inicio, y también como principio, el cuestionamiento político, histórico y, sobre todo, identitario.
En As If Memories Could Deceive Me, de 1986 (Como si los recuerdos pudieran engañarme), el artista busca entre los estereotipos alemanes una pista sobre la repercusión de la iconografía en su propia historia. Por medio de un piano, el espectador observa la grandeza alemana, desde la ópera hasta la arquitectura y la pujanza industrial, en contraposición con fragmentos de marchas nazis o los juicios de Núremberg, finalizando con un largo paneo por una tienda de ropa alemana. La pantalla del video suele dividirse para utilizarse como un recurso de comparación más literal, método usado por el artista en casi todo su trabajo a fin de posicionar al espectador como testigo, pero también como lector desde sus propios contextos.
“Prueba de nada”, en la Kunsthalle Wien, 2017
Para Die Distanz zwischen mir und meinen Verlusten, de 1983 (La distancia entre yo mismo y mis pérdidas), Odenbach va más allá, y mezcla páginas e imágenes de libros sobre arte alemán y una ópera de Schubert con imágenes del desfile de la visita de un cónsul alemán a una de sus colonias, Burundi, más “Chant avec cithare”, una canción fúnebre africana. Von Kommen und vom Gehen, de 1995 (Yendo y viniendo), utiliza los movimientos de los barcos para subrayar las enormes diferencias entre las personas a las que les gusta el mar, y aquellas que, como refugiados, deben usarlo para huir. En 1998, invitado por el Goethe-Institut para crear algo con los alumnos de cine en Camerún, les repartió cámaras de video para que grabaran, a su propio ritmo y fuera de los cánones occidentales, su vida cotidiana, lo que dio forma a The Idea of Africa (La idea de África), uno de sus trabajos más celebrados. En 2004, por invitación de Venecia para crear un trabajo que reflexionara en torno a la publicidad y la cultura, creó la bellísima pieza In stillen Teichen lauern Krokodile (Los cocodrilos acechan en estanques tranquilos), acerca de la aún terrible situación en Ruanda después del genocidio de 1994.
Marcel Odenbach ha trabajado sin descanso durante décadas, y su labor podría traducirse en más preguntas, pero también en algunas pistas para responder qué somos frente a la geografía donde nacimos o donde crecimos. Sí: somos la grandeza de la tierra de nuestro gentilicio, pero también los horrores de su historia. Vivimos en un mundo en el que quisiéramos borrar las fronteras, pero, nos dice Odenbach con su videoarte, esto será imposible hacerlo hasta que aprendamos de nuestra propia historia, la colectiva, la que observa también Julián LeBarón. .