Un día, el papá de Otto Zaiser llegó a su casa con una Commodore 64. Los programas de esa computadora, junto con los dibujos animados de la televisión, fueron una ocupación recreativa que se desplegaría con los años bajo la forma de humor gráfico
Un día, el papá de Otto Zaiser —nombre alemán del diseñador y dibujante brasileño en Argentina— llegó a su casa con una Commodore 64. Los programas que corrían en esa computadora, junto con los dibujos animados de la televisión, fueron una ocupación recreativa que se desplegaría con los años bajo la forma de humor gráfico. Hace una década, Zaiser se preguntaba en uno de sus cómics cómo se hace para que un dibujito con dos globitos sea gracioso. La cita no es textual, la mayoría de sus chistes dicen lo que piensa (“la verdad”), también son “decrépitos” si se comparan con “historietas con final triste, melancólico y sensible”. Son cómics para soportar.
Otto ha colaborado con las revistas argentinas Fierro (revistafierro.com.ar), Alegría Política (linktr.ee/alegriapolitica) y la colombiana El Malpensante (elmalpensante.com); formó parte de Viñetas Sueltas, una asociación civil sin fines de lucro dedicada a la promoción cultural de la historieta, y es parte de Burlesque Editorial, “creadores de las ya míticas Burlesquitas coleccionables”, historietas en pequeño formato de autores como Power Paola, Truchafrita, Jony B, Matt Madden, Anna Bas Backer, entre otros.
Varias series de sus viñetas más recientes pueden leerse en su cuenta de Instagram, @ottoescapo.