“Nunca pensamos esa solidaridad de una universidad como ésta”: Normalistas de Ayotzinapa
El pasado 5 de noviembre, el ITESO detuvo su actividad: por medio de un paro activo, la Universidad se sumó a la lista de organizaciones y universidades que realizaron acciones de solidaridad con los normalistas de Ayotzinapa
El Sol se pone por el ITESO. Uno de los dos estudiantes que vinieron desde la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en Ayotzinapa, Guerrero, toma la palabra delante de estudiantes, académicos y demás integrantes de la comunidad itesiana. “Nunca pensamos que en una universidad como la de ustedes tuvieran esa solidaridad para con nosotros”, dice luego de atestiguar el pase de lista en voz alta para recordar a los 43 estudiantes desaparecidos el 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, y que, según la información oficial, fueron asesinados, y sus cuerpos, calcinados.
Los normalistas toman la voz en la última actividad programada como parte de la Jornada de Reflexión por Ayotzinapa —convocada por la Asamblea ITESO con Ayotzinapa y la Unión de Sociedades de Alumnos, para sumarse a las labores que tuvieron lugar en diferentes partes del país—. Con este paro activo, el campus fue sede de una veintena de actividades que comenzaron a las 10:00 horas y que cerraron con la plantación de un árbol, que se acompañó con una de las frases insignia de la protesta por Ayotzinapa: “Nos enterraron, pero no sabían que somos semillas”.
Desde que surgió la Asamblea ITESO con Ayotzinapa, las sesiones informativas en el campus se han vuelto una constante entre los alumnos. Foto: Luis Ponciano
Cinco ejes, infinidad de encuentros
La jornada inició en el auditorio Pedro Arrupe, SJ, con la celebración de una misa oficiada por el todavía Rector Juan Luis Orozco, SJ, ante alrededor de mil 300 personas.
“Queremos rezar también por la universidad, para que sepa contribuir, buscar qué podemos hacer para exigir que se haga justicia. Y pedir por nosotros, para que sepamos hacer lo que nos toca. Esto supone comprometernos, supone sacrificarnos; tenemos que salir de nosotros, renunciar a nuestros mundos perfectos y ver fuera de nosotros”, dijo Orozco y agregó: “Los invito a que las reflexiones de este día nos ayuden a pasar de la desesperación a la esperanza”.
En la misa, un grupo de estudiantes realizó una ofrenda con mazorcas de maíz y 43 semillas de garbanzo, símbolos de esperanza para encontrar con vida a los normalistas desaparecidos, y también en memoria de Arturo Lavín, estudiante del ITESO asesinado en 2010 en condiciones de violencia en la Huasteca de Hidalgo, mientras realizaba su Proyecto de Aplicación Profesional (PAP).
Al finalizar la misa, uno de los normalistas —cuyos nombres se omitieron por razones de seguridad— se dirigió a los presentes: “Se cumplen ya 39 días sin saber de nuestros compañeros; son 39 días de familias y madres que están angustiadas, que están tristes”, compartió uno de ellos, quien condenó la ineficiencia de las autoridades para darles una respuesta sobre el paradero de sus compañeros y cuestionó el tratamiento de algunos medios de comunicación que los describen como vándalos y delincuentes.
Después de la misa de apertura, los asistentes acudieron a las distintas tareas, que se organizaron a partir de cinco ejes: Compromiso social ITESO y academia, Espiritualidad, Violencia y ciudadanía, Política y activismo y Expresión artística.
El ITESO no fue la única institución del Sistema Universitario Jesuita que se sumó a las distintas actividades y marchas nacionales en solidaridad con Ayotzinapa: también hubo paro activo en las universidades iberoamericanas de Torreón, ciudad de México, Tijuana y Puebla.
Previo a la jornada, el entonces Rector Juan Luis Orozco, SJ, emitió un comunicado invitando a toda la comunidad a sumarse a lo que describió como “un paro activo para reflexionar y actuar solidariamente, lo que en concreto significa que las actividades académicas de esas horas serán las que comunique el grupo de estudiantes que organiza el paro, por las redes sociales y los medios internos”.
¿Por qué habría de sumarse el ITESO? En su texto, Orozco apuntó que “la situación de injusticia e inequidad por la que atraviesa nuestro país, y el mundo, es cada vez más profunda y está más extendida. En México vive en la pobreza más de 50 por ciento de sus habitantes. La educación que se ofrece es deficiente en contenidos y metodologías. Estas realidades demandan nuestra atención y exigen actuar y encontrar alternativas para propiciar un mundo distinto que favorezca la dignidad y el respeto para cada ser humano. La violencia, la corrupción y la impunidad son resultado de causas profundas, entre las que se encuentran en primer lugar la pobreza y la exclusión”.
Finalmente, invitaba a toda la comunidad a participar como una manera de no permanecer indiferentes ante la injusticia y el dolor, al tiempo de asumir la responsabilidad de cada uno en la situación del país.
Y la comunidad atendió el llamado de buen grado.
Aspecto general del foro “¿Qué tiene que ver el género con la violencia en la que vivimos en el país?”, que se realizó como parte del paro activo. Foto: Roberto Ornelas.
Desigualdad y violencia “naturalizada”, problemas que evidencia Ayotzinapa
“La violencia no es un hongo exótico”, aseguró Enrique Valencia en la charla que, como parte del programa, ofreció para revisar la profunda desigualdad que vive el país y cómo ésta yace debajo del brote de violencia que se registra a lo largo del territorio mexicano, no solamente en Guerrero.
El profesor e investigador del ITESO subrayó que José Luis Abarca, expresidente municipal de Iguala, y María de los Ángeles Pineda, su esposa, quienes ya fueron detenidos por su presunta responsabilidad en la desaparición y muerte de los normalistas, pudiera ser simplemente un chivo expiatorio. “Ofrecer la cabeza del chivo expiatorio no es la solución del asunto y nos lleva a evitar [reconocer] la densidad histórica del problema actual”.
Valencia explicó que lo que sucede en Ayotzinapa es un reflejo de los problemas estructurales del país. Las instituciones se ven sobrepasadas en eficacia y eficiencia por el crimen organizado, la calidad de vida de la mayoría de los mexicanos no es digna o apenas sobrepasa la línea de bienestar y se está naturalizando la desigualdad.
“Que el tiempo no borre su imagen”
Para reflexionar sobre la palabra desaparecidos, la charla-taller “Geografía del dolor” tomó como punto de partida el documental homónimo de la fotoperiodista Mónica González.
En el Auditorio a se proyectó la historia de Daniel, un joven de Coahuila desaparecido y al que su madre sigue buscando. Ella sólo pide “que el tiempo no borre su imagen y que el olvido jamás llegue”.
Violencia, vacío, ruptura, miedo y dolor fueron las palabras recurrentes que utilizaron los asistentes en un ejercicio de reflexión para describir el sentimiento que causó en ellos el observar dicho documental.
Al acto acudieron los alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos que vinieron como representantes de sus compañeros normalistas, quienes compartieron con la comunidad universitaria el origen de las escuelas normales de Guerrero y el contexto en el que se genera su lucha, además de compartir historias y videos de sus 43 compañeros desaparecidos.
Durante la jornada se impartieron talleres de protección para periodistas y activistas en la red, elaboración de esténciles —los participantes elaboraron mantas que luego se colgaron por el campus— y se realizó una sesión de “micrófono abierto” en la terraza de la cafetería central, donde profesores y principalmente alumnos, lanzaron, en prosa o en verso, mensajes como éstos: “El caso de Ayotzinapa no es un asunto aislado, a mí me suena más bien a un crimen del Estado”; “Disiento cuando me dices que la violencia es el precio de la paz y disiento cuando me dices que la escalada de la violencia es en nombre de la felicidad, de la unidad, de la prosperidad nacional”; “Un favor sólo les pido: no se hagan indiferentes, la muerte pareja es pa’ todos, también para los inconscientes”.
La última actividad del paro activo consistió en plantar un árbol, retomando la sentencia “Nos enterraron, pero no sabían que éramos semilla”. Foto: Roberto Ornelas.
Como colofón a las actividades en el campus, la Asamblea ITESO con Ayotzinapa emitió un comunicado en el que se declaró:
“Desde nuestro duelo nos sumamos a la condena de los asesinatos y desapariciones forzadas en los 31 estados de la república y el Distrito Federal”. El texto puntualiza: “Hemos rememorado este acontecimiento trágico, no sólo para hacer memoria, sino para exigir justicia y hacer comunidad y conocimiento desde la Universidad. Y por ello, la Asamblea ITESO con Ayotzinapa:
1. Condena los asesinatos y las desapariciones forzosas sucedidas en Ayotzinapa.
2. Exige la aparición de los 43 normalistas, con la integridad con la que se los llevaron.
3. Reclama justicia sobre los autores intelectuales y materiales de los atentados.
4. Solicita al Estado mexicano medidas de resarcimiento de los daños para los estudiantes y los familiares de cada uno de ellos.
5. Demanda al Estado mexicano verdaderas garantías de no repetición.
6. Reprueba la negligencia de las autoridades competentes sobre el caso.
7. Urge a la creación de una Comisión de la Verdad y Reconciliación para las víctimas de la violencia en México.
8. Denuncia las causas estructurales que han contribuido a las manifestaciones de violencia en nuestro país.
9. Invita a la comunidad internacional y a la sociedad mexicana a suscribir los puntos anteriores reconociendo sus responsabilidades y neutralizando sus causas.
Con información de Perla Blas, Octavio Covarrubias, Adriana López-Acosta y Judith Morán.