“No hay palabras para describir el dolor de las madres separadas de sus hijos”
Sergio René de Dios – Edición 437
El informe “Fallas documentadas: consecuencias de la política migratoria en la frontera EE.UU.-México”, preparado por la Iniciativa Kino, registra cinco problemas que viven migrantes mexicanos y centroamericanos antes y durante la migración, así como en el momento de ser arrestados, detenidos y deportados. En entrevista, los jesuitas Ricardo Machuca y Sean Carroll detallan el informe.
Es la historia de una pesadilla: la víctima es una familia de Michoacán, agredida por un grupo delictivo. Los delincuentes la querían cooptar, sumarla a sus filas, y como el padre se negó, secuestraron a su hija adolescente y la violaron. Amenazada, la familia vendió su casa y dejó el pueblo para trasladarse al Estado de México. Gente cercana que radica en Estados Unidos les propuso que se mudaran al vecino país en busca de seguridad y mejores condiciones de vida. Aceptada la invitación, viajaron hasta Nogales, Sonora, y cruzaron la frontera sin documentos, pero la madre se accidentó al caer de la barda limítrofe; la Policía Fronteriza los detuvo a todos y los deportó. La hija mayor no pudo atravesar, pues los coyotes la secuestraron y exigieron rescate.
“Gracias a Dios, se la entregaron al otro día”, recuerda el jesuita Ricardo Machuca, director de Programas de la organización binacional Iniciativa Kino para la Frontera. “Estaban viviendo un pánico increíble. Tuvieron que regresar. ¿A dónde? Al Estado de México. Sin nada, sin casa, sin sus pertenencias, sin dinero… sin nada, a empezar de cero. Los cinco mil o seis mil dólares que usaron para cruzar cada uno, los perdieron”. Tenemos más casos que hemos conocido en el Centro de Ayuda al Migrante Deportado (Camdep), ubicado en Nogales.
Pero la agrupación no sólo ha recabado testimonios de privaciones, abusos y violaciones de los derechos humanos sufridos por hombres, mujeres y menores de edad migrantes que han sido repatriados desde EE.UU. En marzo del año pasado aplicó una encuesta a 4 mil 963 migrantes mientras se les servía comida gratuita en el comedor del Camdep. Los datos recopilados revelan que la violencia en México, relacionada con la guerra contra las drogas, la actividad del crimen organizado y los ataques contra mujeres, no sólo ha provocado un flujo migratorio interno, sino también hacia EE.UU. Familias mexicanas huyen de la violencia. Dejan sus pueblos y buscan refugio fuera del país.
La encuesta muestra que la media nacional de la violencia como causa de la migración en los estados es de 3.4 por ciento. Superan la cifra Guerrero (6.8 por ciento), Jalisco (6.7 por ciento), Estado de México (5.2 por ciento), Michoacán (4.6), Sinaloa (4.0), ciudad de México (3.7) y Veracruz (3.6). Sin embargo, advierte Ricardo Machuca, estos datos pueden ser muy conservadores, porque casi nadie se atreve a decir que salió de su pueblo o comunidad por la violencia.
Ricardo Machuca, SJ (izquierda), y Sean Carroll, SJ, directivos de la Iniciativa Kino para la Frontera. Fotos: Lalis Jiménez
“Nuestro informe indica que la violencia es más alta como motivo de migración en Centroamérica que en México”, acota Sean Carroll, jesuita estadunidense y director ejecutivo de la Iniciativa Kino para la Frontera. Sin embargo, aclara que el fenómeno “en México ya se está registrando” y que Michoacán y Jalisco duplican la media nacional. “Ése sí es un punto rojo. Hay que seguir la pista. Las encuestas nos están indicando: tengan cuidado, aquí hay algo, hay un indicador que no hay que dejar”.
Ambos jesuitas estuvieron en septiembre de 2013 en el ITESO para presentar el informe “Fallas documentadas: consecuencias de la política migratoria en la frontera EE.UU.-México”. Ahí registran cinco problemas que viven migrantes mexicanos y centroamericanos antes y durante la migración, así como en el momento de ser arrestados, detenidos y deportados por las autoridades migratorias estadunidenses (el texto se puede leer o descargar en este enlace).
En líneas generales, en este tiempo que tienen trabajando con migrantes, ¿qué ha sucedido desde que empezó la Iniciativa Kino en 2009 y hasta ahora?
Ricardo: Tengo dos años y en esos dos años se ha mantenido el número de migrantes deportados, por lo menos los que nosotros atendemos. Aproximadamente llega a nuestro comedor el 25 por ciento, más o menos, del total de deportados por la ciudad de Nogales. El año pasado dimos casi 60 mil alimentos y atendimos a casi a 12 mil migrantes.
Lo que he visto sobre todo es cómo se ha agudizado en los últimos años y meses la vulnerabilidad de los migrantes, y hablamos de migrantes mexicanos y centroamericanos, y si hablamos de centroamericanos es un poco más agudo. Los migrantes nos platican, los entrevistamos y documentamos casos de abuso. El miedo de los migrantes, ¿cuál era hace algunos años? Era cruzar la frontera y que los detuviera la Patrulla Fronteriza. ¿Cuál es el miedo ahora? Encontrarse con la delincuencia organizada mexicana, que los coopten, que los secuestren, que los extorsionen o que los maten.
En 2001 murieron 14 migrantes mexicanos y 12 resultaron con lesiones de por vida luego de que cruzaran la frontera por Sonora y se introdujeran al desierto de Arizona, en la que llaman “Ruta o Camino del Diablo”. ¿Qué está sucediendo actualmente? ¿Siguen muriendo migrantes en ese desierto?
Fíjate que en el desierto no se ha visibilizado mucho pero por el testimonio de los migrantes, cuando ellos cruzan el desierto sobre todo por la región de Altar [Sonora, fronteriza con EE.UU.], cuentan cuántos muertos ven tirados. Se les pregunta a los migrantes y ven varios muertos. Y es coincidente. No es un solo testimonio. Son muchos los muertos que ven; que los dejan los coyotes o bien las mafias que se han apoderado de esos territorios.
En los últimos años, en Altar, por ejemplo, hay un centro de captación de migrantes de toda la república y también de tránsito de centroamericanos, que llegan ahí por miles. ¿Qué pasaba? A ellos les cobraba la mafia cierta cuota por cruzar el desierto, meterse a su territorio, por cruzar la frontera; ahora les cobra también una cuota si no pudieron cruzar, por salir de sus territorios de Altar. Hay una cuota de entrada y una cuota de salida. Estamos hablando de una cuota de entrada que oscila, según los migrantes, entre 2 mil 500 y tres mil pesos (300 dólares más o menos). De salida también hay una cuota, que es menor, pero también es una cuota. Nadie se les puede ir sin esa cuota porque están en cada esquina.
¿Son territorios controlados por la mafia?
Totalmente, en el norte de Sonora.
¿En Estados Unidos no se presenta eso?
Hasta donde yo sé por los mismos migrantes, se ha presentado. Hay una zona de reserva por donde cruzan los migrantes, y creo que los indígenas que pertenecen a la reserva también ya son enganchadores, guías, coyotes, y aprovechan que ahí la Patrulla Fronteriza no puede entrar.
Sabía de Sonoíta, punto al que llegan muchísimos migrantes…
La mayoría de los deportados que nosotros recibimos entró por Sonoíta, Sonora.
María, hondureña, intentó cruzar la frontera en Laredo, Texas, con tres niños: Alejandra, Daniel y Marvin (de izquierda a derecha). Cientos de migrantes se trasladan todos los días en La Bestia buscando llegar a Estados Unidos. Fotos: Reuters
Familias separadas
El informe sobre la política migratoria lo realizaron Iniciativa Kino para la Frontera, Jesuit Conference of the United States y el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) de Estados Unidos. Entre los problemas que ahí se documentan está la separación de los migrantes de los demás integrantes de su familia, con quienes viajaban en el momento de ser aprehendidos y deportados por la Patrulla Fronteriza; otro, cómo ésta y otras autoridades migratorias abusan y son poco éticas con quienes detienen o deportan.
Sean relata: “Los migrantes nos cuentan sus historias de separación de familias. En Casa Nazareth, un albergue de Iniciativa Kino, tenemos muchas mujeres que son mamás de familia que están en Nogales, Sonora, y sus hijos en Estados Unidos. No tienen una manera legal para cruzar la frontera y estar con ellos. No hay palabras para describir ese dolor que sienten. Para nosotros es una preocupación muy grande. Primero, por la separación familiar por estatus migratorio; pero, además, los migrantes nos hablan mucho de lo que pasa en el desierto, cuando la patrulla fronteriza los detiene. Porque ahí están, los detienen y luego los separan, los deportan a garitas diferentes.
“Nos han tocado también mujeres que al llegar al albergue de Nogales no hallan a sus esposos, que fueron deportados a otras garitas. Es difícil en esa situación dar con ellos o ayudarlas a dar con ellos, pero además eso aumenta la vulnerabilidad de las mujeres, porque no están con sus esposos, no están con sus familiares; por eso son situaciones muy preocupantes, muy injustas; por eso queríamos documentar esa realidad para luego saber qué hacer”.
¿Hay algún caso que funcione como prototipo de este problema?
Ricardo: A mí me tocó el caso de una persona que, creo, era de Jalisco. Vivía en California y fue aprehendida por la policía, por equis falta administrativa. Chocó, algo así, y lo metieron a la cárcel. Le pidieron su estatus migratorio. La familia dependía totalmente del señor; tenía dos o tres hijos y su esposa. Él permaneció en la cárcel y a la esposa le detectan cáncer y muere en tres meses. A los hijos no tenían dónde colocarlos, nadie se quedó a cargo de ellos. El gobierno se hizo cargo. Él quedó seis meses o un año encarcelado y luego fue deportado. Pide información al gobierno, pero cuando el gobierno se queda con la tutela de niños, son tres meses o algo así de plazo; después no hay acceso. Él no sabía dónde estaban sus hijos; su esposa había muerto, él tenía que regresar a California.
Sean: Pienso mucho en una mujer que llegó a nuestro albergue y que tiene tres hijos en Arizona. Había regresado a México porque su mamá estaba enferma, falleció, y luego se quiso regresar, pero la detuvieron y la deportaron. Hay muchos casos similares: regresan a México por una cuestión familiar, de mamá o papá, es natural, pero cruzaron hace muchos años y se quieren regresar a Estados Unidos.
Hay casos impactantes, por el tiempo. Hay muchos migrantes, tanto hombres y mujeres, que fueron llevados a Estados Unidos cuando eran niños y que por equis razón no arreglaron sus papeles. Hablamos de personas que tienen 30, 40 o más años viviendo en Estados Unidos y son deportadas. Su familia vive allá y no tienen lazos familiares en México; incluso nos han tocado casos de algunos que no hablan español. Entonces, es enfrentarse a una nueva cultura, a un nuevo idioma, a un nuevo contexto, sin lazos familiares, sin recursos, sin ninguna identificación, porque muchos de ellos estuvieron en algún proceso en la cárcel. Es una situación muy difícil.
¿Qué destacarían del informe?
Sean: La separación familiar, que es muy alta al detener al migrante o por su estatus migratorio. Uno de cada cuatro migrantes dice que sufrió un abuso por parte de la Patrulla Fronteriza, y eso es algo muy serio; además, gracias a un análisis hecho como parte de la encuesta, se sabe que la Patrulla Fronteriza se negó a dejar que 18 por ciento de los migrantes recurrieran a sus servicios consulares cuando lo pidieron. Es papel del consulado representar, proteger al migrante, y les niegan ese derecho…
Y también la cuestión de menores deportados. Aunque Jalisco no está en los primeros lugares, 313 menores han sido deportados de enero a julio de este año [2013] en total; con lo que Jalisco ocupa el decimosegundo lugar. No los atendemos directamente porque son deportados a un centro de menores que atiende el DIF, pero nos llegan los de 18 años, que normalmente van acompañados de esos menores. ¿Qué está pasando con ellos? Que son mucho muy vulnerables para ser cooptados por las mafias para el tráfico de drogas, y si vemos los datos, muchos de los menores, de menos de 17 años, no están acompañados, se mueven solitos, y casi podemos decir que andan transportando droga. Los usan como “burros”. En el centro de atención hallamos jóvenes centroamericanos, casi niños, de 15 o 16 años, viajando en grupo. Y están cruzando la frontera.
¿Qué efecto tuvieron entre los migrantes los asesinatos masivos, como el de San Fernando, Tamaulipas, en 2010? ¿Cómo repercutieron? ¿Es una información que los migrantes ya conocen? ¿Qué platican, qué dicen de eso?
Ricardo: Nosotros nos estamos coordinando con el ITESO y con la Ibero León, porque se han cubierto muchas rutas de migrantes centroamericanos, pero queremos ver la ruta de Occidente que lleva hasta Nogales. Hemos aplicado algunas entrevistas para saber por qué eligen esta ruta, que es muy larga, sobre todo para los centroamericanos, pero muchos mexicanos ya viajan en tren. Es por la seguridad. Esos acontecimientos en San Fernando lo detonaron… Tamaulipas, los Zetas, el Cártel del Golfo, los más sanguinarios… “No te vayas por ahí”, ellos se lo comunican. ¿Por qué elegiste esta ruta y no otra? “Por seguridad, porque me dijo mi compadre o porque fui por allá y era más peligroso”.
Sean: Hay más centroamericanos en Nogales. Tamaulipas les queda más cerca, pero es por eso, por la violencia… es un viaje más largo.
Foto: Reuters
A la luz de lo que ustedes ven, ¿cómo evalúan la política migratoria del Gobierno de Obama?
Sean: Creo que él cree en una reforma migratoria integral, que quiere realizarla.
¿Lo ves sincero?
Sí. Y le creo. Lo que dice, lo creo. Al mismo tiempo ha podido haber hecho más para mejorar la situación que viven los migrantes. Sí ha aprobado el programa daca (Deferred Action for Childhood Arrivals)… es como una reforma para jóvenes sin documentos. No hay cambio de ciudadanía, pero sí pueden trabajar unos años, vivir y renovar. Pero en sus primeros cuatro años de gobierno ha deportado a más personas que las que había deportado Estados Unidos en los cien años anteriores. Es muy contradictorio. Y de hecho mucha gente está reclamándole, pidiéndole, urgiéndole, que deje de deportar a tantas personas. También nuestro informe habla de los abusos, especialmente por parte de la Patrulla Fronteriza; hay buenos agentes, pero como agencia tienen muchos problemas. Creo que han cometido muchos abusos. Por ejemplo, en la encuesta, uno de cada cuatro migrantes reporta que ha sufrido algún abuso, sea en el momento de la detención, en el desierto, al tener contacto con la Patrulla Fronteriza, o al ser deportados.
En el caso de Obama, esta promesa de una reforma migratoria integral, ya en su segundo periodo, ¿no fue más una promesa electoral para jalar el voto de los hispanos?
Sean: Es buena pregunta, pero creo que él quiere hacer una reforma migratoria integral. De hecho, a finales de septiembre [de 2013] su equipo preveía tener una reunión con representantes de la sociedad civil de la región fronteriza de Estados Unidos, de Arizona, principalmente. Yo fui invitado a esa reunión. Es un indicador de cómo trabaja esa situación. Creo que él no quiere imponer una solución a la Cámara de Representantes ni al Senado, porque la tendencia es que si él la hiciera, se rechazaría. Está tratando de dejar que lo hagan y luego él meterse a mover. Creo que él sí puede ejercer más liderazgo con respecto a este esfuerzo, y sí, queremos que haga todo lo posible para que se haga esta reforma.
¿Cómo apoyar las actividades de Iniciativa Kino?
Ricardo: La ayuda financiera siempre es un aporte enorme, porque nos deja dirigir esos fondos a las necesidades más grandes de los migrantes o a programas para mujeres y niños en los albergues, ya sea para actividades educativas, de incidencia. Es una ayuda grande. Desde kinoborderinitiative.org se puede entrar y apoyar con donativos. Desde aquí [Jalisco] tal vez sería difícil, pero apoyos en especie, útiles de aseo, tenis, pantalones de hombre, ropa interior; nos ayudaría mucho, ya que cuando son deportados tienen necesidades muy grandes.
También con organizaciones de la sociedad civil nos podemos vincular, pues los migrantes presentan problemas físicos, y más cuando sufrieron violencia, enfrentan muchos problemas psicológicos. Es posible coordinarnos con instituciones de salud; y en lo educativo, con el iteso y otras universidades estamos abiertos a investigaciones y a perfiles para trabajo social con alumnos, con prácticas que puedan apoyar.
Estar en contacto con esta realidad tan cruda, tan fuerte, ¿cómo los ha impactado en lo personal? ¿Qué pasa con ustedes cuando ven que llega gente hambrienta, golpeada, que ha sufrido?
Sean: Es una experiencia agobiante. Creo que frente a su experiencia es muy fácil sentirse impotente y paralizado. O sea, ¿qué podemos hacer? ¿No podemos hacer nada? Pero en ese momento es importante recordar que no depende cien por ciento de nosotros; hablo de Dios, pero también hablo de redes. Este informe es fruto de ese esfuerzo. Pensar qué podemos hacer, cuáles son los temas más urgentes, documentarlos, hacer análisis y elaborar el informe. El informe es una respuesta concreta ante esa realidad. He dicho que este informe es también la voz de los migrantes, es la expresión de su experiencia, de lo que están viviendo, de lo que han aguantado. Es agobiante porque hay tanto sufrimiento, y no es una persona, son miles, entonces… a la luz de esa experiencia es importante recordar que no estamos solos, y que hacemos lo que podemos. m