Materializar deseos también es hacer ciudad
Moisés Navarro – Edición 466
Todas nuestras ciudades son perfectibles. Se transforman día con día, aunque la mayoría de las veces estos cambios obedecen a factores poco relacionados con las mejores prácticas urbanísticas.
Tenemos una relación de amor-odio con nuestra ciudad. Hay aspectos y lugares que nos fascinan de ella, otros que detestamos. Si estamos atorados en el tránsito, formados esperando el transporte público, de paseo en un parque olvidado, si recibimos los olores de un basurero cercano o de un río putrefacto, si la colonia en la que vivimos se anega con cualquier lluviecita, o simplemente si miramos fotografías viejas de una ciudad que se perdió, emergen los deseos de la que quisiéramos ver.
Todas nuestras ciudades son perfectibles. Se transforman día con día, aunque la mayoría de las veces estos cambios obedecen a factores poco relacionados con las mejores prácticas urbanísticas. Cuando estas últimas tienen lugar es porque una serie de condicionantes se unifica en favor de dichos deseos: una ciudadanía exigente y activa; autoridades competentes y desinteresadas, capaces de entender que los grandes proyectos toman años en consolidarse y que no serán ellas quienes vean finalizada su obra; un equipo multidisciplinario capaz de traducir y aglutinar los deseos de la gente en el mejor diseño urbano y su puesta en práctica.
La recuperación de un río biológicamente muerto, la reintegración de zonas olvidadas y consumidas por la violencia, la mejoría de los traslados (no importa el medio de transporte utilizado), la reactivación y la creación de espacios públicos, son algunos de nuestros deseos más frecuentes.
Regresan los peces
Los salmones regresaron al río Rin, en Alemania. No únicamente ellos, también 60 especies de peces más y, ocasionalmente, uno que otro cetáceo pequeño se interna en esas aguas. Fue declarado biológicamente muerto durante la Guerra Fría, y cuando se unificó Alemania inició su recuperación. Veinte años y más de 50 mil millones de euros se han invertido en la salvación de este río y han vuelto a sus aguas casi potables para el consumo humano.
Resurgir tras la violencia
Aunque Sergio Fajardo inició la reconstrucción de Medellín, Colombia, también es cierto que los siguientes alcaldes han seguido una idea muy clara de crecimiento de su ciudad. No sólo son las líneas de transporte público, las escaleras eléctricas en zonas de difícil acceso y los parques bibliotecas en barrios marginados. También crearon un cinturón verde para delimitar el crecimiento de la ciudad que los ha obligado a repoblar lo ya existente y a dar atención a los asentamientos informales.
El privilegio del espacio público
Un transporte público que mueve 20 mil personas al día, la creación de calles peatonales en la zona centro de la ciudad, 55 metros cuadrados de área verde por habitante (más de cinco veces lo recomendado por la ONU), el respeto por los cauces fluviales naturales y tener en cuenta las necesidades más urgentes de la población: son los elementos que permitieron al arquitecto y urbanista Jaime Lerner convertir a Curitiba, Brasil, su ciudad natal, en uno de los más grandes referentes urbanísticos a escala mundial.
Identidad a colores
No fue sencillo para los habitantes de Tirana, Albania, recuperar su ciudad luego de la etapa comunista estalinista, que poco hizo por el desarrollo urbano. Para generar una nueva identidad se pintaron las fachadas de los viejos edificios de múltiples colores. Otras construcciones se derribaron y se crearon espacios públicos y, además, se iluminaron zonas abandonadas. Todo de acuerdo con el concepto de colorear la ciudad. Poco a poco, los ciudadanos recuperaron su identidad y el lugar en que habitan.
Tapis Rouge, anfiteatro de los olvidados
Carrefour-Feuilles es uno de los sitios con mayor pobreza de Haití, y fue uno de los más golpeados por el terremoto que sacudió al país en 2010. Con ayuda de organizaciones internacionales como Cruz Roja Americana y Global Communities, se decidió intervenir en esa zona marginada: se creó un espacio público multifuncional y sustentable que involucró a los locales y les devolvió la esperanza y el sentido de comunidad, pertenencia, identidad y orgullo.