Ilustraciones, cuentos, historietas, cómics y crónicas… la sección que cierra cada número de MAGIS permite a las y los lectores terminar la lectura con un toque de humor y echar un vistazo a un universo lleno de creatividad
Así como al final de una buena comida siempre se agradecen un digestivo, una taza de café o un rico postre, al final de una buena serie de contenidos siempre se agradecen la creatividad y el sentido del humor. Ese buen sabor al final de la lectura es el que busca ofrecer Ludus, la sección con la que cierra cada edición de MAGIS y que a lo largo de su historia se ha constituido como una ventana para la imaginación por la que se asoman las y los lectores.
Como el resto de las secciones, Ludus toma su nombre del latín. En su origen, la palabra se usaba para designar a la escuela básica, aunque también servía para denominar todo aquello relacionado con el entrenamiento, la diversión y el juego. De ahí viene la palabra lúdico, por ejemplo. En consonancia con el término ignaciano magis, en la revista se ha buscado ir más allá y presentar en esta sección materiales que sean divertidos y, al mismo tiempo, permitan reflexionar sobre diferentes ámbitos del pensamiento, sobre todo aquellos que se relacionan con las profesiones.
Como la revista misma, la sección se ha ido transformando con el paso del tiempo. Comenzó con una página dedicada a presentar diferentes campos profesionales pasados por la lupa —y el humor— de diferentes ilustradores. Uno de los sellos distintivos de la sección es que siempre ha abierto sus páginas lo mismo a creadores consolidados que a nuevas propuestas. Así, las y los lectores han disfrutado las creaciones de ilustradores consolidados como los locales José Trinidad Camacho, Trino, y José Luis García, Josel; o internacionales como el cubano Arístides Esteban Hernández Guerrero, Ares, y el argentino Juan Matías Loiseau, Tute; y también jóvenes talentos como Gibrán Julián, que comenzó colaborando con MAGIS cuando todavía era estudiante de Diseño en el ITESO, Edgardo Casillas, Yazz, Elena Guerrero y Orlando López, Orlandoto. Cada una de sus colaboraciones ofreció a las y los lectores visiones diferentes del ejercicio profesional y, sobre todo, de esas situaciones por las que cualquier profesionista ha pasado —los gajes del oficio— y que provocan carcajadas con sólo recordarlas.
La búsqueda de nuevas formas de mirar la realidad es una constante de la revista. Así, el número 408, que comenzó a circular en febrero de 2009, hizo un anuncio en su Carta Editorial: “A partir de este número, la sección Ludus publicará cuentos de los mejores narradores jóvenes del país”. De este modo, en un contexto en el que los suplementos culturales de los diarios venían a la baja y, por lo tanto, géneros como el cuento encontraban menos espacios para su difusión, magis abrió sus páginas para que narradoras y narradores dieran rienda suelta a su imaginación, instaurándose como un lugar de encuentro entre dos tipos de personas íntimamente relacionadas: las que escriben y las que leen.
Al igual que había ocurrido con las ilustraciones, Ludus Cuento se consolidó como un espacio para la difusión de relatos autoría de jóvenes escritores y voces ya consolidadas, así como de apuestas por voces en ese momento noveles y que con el paso se han ganado un merecido lugar en las letras del país. El encargado de inaugurar la sección fue Alberto Chimal, a quien siguieron autores y autoras como Daniela Tarazona, Eduardo Huchín Sosa, Luis Jorge Boone, Andrés Vargas, Lizeth Arámbula, Fernando de León, Carlos Wynter Melo, Federico Vite y Saúl Peña, entre otros.
Siempre con mirada curiosa, en julio de 2019 la sección volvió a transformarse, abriendo sus páginas a una expresión cultural diversa y emergente: la narrativa gráfica y la historieta. “A partir de este número [470], traeremos hasta ti cómics realizados por diferentes artistas, siempre con la intención de alentar la reflexión en torno a temas relevantes”.
Las páginas de la sección se convirtieron así en un caleidoscopio de temas, propuestas, abordajes y técnicas. La primera colaboración corrió por cuenta de Jorge Flores-Óliver, Blumpi, y pronto se traspasaron las fronteras para recibir la obra de Martín Lietti, desde Argentina. Esta etapa de la sección sirvió como ventana para que las obras de Pauu Márquez, Álex Lechuga, Pável Ortega, Otto Zaiser, Abril Márquez, Flor Guga, Eduardo Yaguas, Jozz Ojeda, Rafael Rodríguez Pachiclón y el Colectivo Nopalitos llegaran hasta los ojos de los y las lectoras.
Aunque dicen que las segundas partes nunca han sido buenas, Ludus corrió el riesgo y en enero de 2019 volvió a abrir las páginas al cuento, primero con un relato de Fernando Jiménez y después dando un giro: se comenzaron a publicar relatos escritos por mujeres. Así, se integró un listado de autoras de toda índole: con trayectorias consolidadas, nóveles, mexicanas que escriben en el extranjero, extranjeras que escriben en México, con premios ya en su trayectoria o que poco después de publicar en MAGIS han obtenido notoriedad, afianzando así la apuesta editorial que se hizo al hacerles la invitación. La nueva etapa de Ludus Cuento congregó en sus páginas textos de Cristina Rivera Garza, Odette Alonso, Carla Faesler, Brenda Navarro, María Fernanda Ampuero, Abril Posas, Laura Baeza, Ave Barrera, Raquel Castro, Jazmina Barrera y Gabriela Damián, por nombrar apenas a unas cuantas de las cerca de 30 escritoras cuya propuesta narrativa fue posible poner al alcance del público de la revista.
El camino recorrido cobra más relevancia cuando sirve para mirar el camino por recorrer. Previo a este número 500, Ludus abrió sus páginas a una nueva forma de interpretar la realidad: Ludus Crónica es la nueva apuesta con la que, así como ha ocurrido con las versiones Ilustración, Cuento y Cómic, MAGIS se propone ampliar los horizontes y ofrecer a las y los lectores una ventana cada vez más amplia, diversa e incluyente por donde asomarse al vasto paisaje de la imaginación.