Los aliados legales de ciudadanos que buscan justicia
Enrique González – Edición 447
Consolidado como un bufete jurídico que desde hace 17 años asesora, guía y resuelve problemas legales sin cobrar un peso, el Centro Ignacio Ellacuría combina los conocimientos de experimentadas abogadas, con el ímpetu de alumnos del ITESO
Desde la puerta del Centro Ignacio Ellacuría del ITESO se ve la Inmolación de Quetzalcóatl, la escultura que desde los años setenta es un icono de la Plaza Tapatía y a la que muchos conocen como “El Sacacorchos”. Paula, quien rebasa los 60 años, cruza la puerta del centro y, con un montón de papeles en la mano, estrecha las de un par de asesores que le esclarecieron cuál era el camino que debía seguir para resolver su caso.
El 18 de mayo de 2014 enviudó cuando su esposo cayó desde un andamio mientras trabajaba como albañil. El patrón no quiso responder. Paula, sin hijos y con todos sus familiares en Guerrero, tuvo que empezar a vender dulces en la calle para sobrevivir y costear los trámites legales para obtener una justa indemnización. Esto porque, primero, el patrón se desentendió; ella pedía 50 mil pesos y el patrón llegó a ofrecer 10 mil. Ella consideró aceptarlos hasta que el bufete jurídico del iteso la ayudó a armar mejor su caso y, con la Ley Federal del Trabajo por delante, le hizo ver que podía aspirar a, por lo menos, 300 mil pesos.
Viuda, migrante, en la tercera edad, sin hijos, sin familiares en la ciudad, en pobreza extrema. El de Paula es uno de esos casos que el centro toma sí o sí. “Le vamos a entrar a este caso porque la Ley Federal del Trabajo, en su artículo 519, dice que el interesado, como beneficiario, tiene dos años, a partir de la muerte del trabajador, para presentar una solicitud de indemnización ante la Junta de Conciliación y Arbitraje”, explica Herman García, egresado de dos carreras del ITESO (Relaciones Internacionales y Derecho) y que entró a colaborar en el centro en enero de 2015, como estudiante del Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) Bufete Jurídico Gratuito en Guadalajara.
“Elaboramos la demanda y ya la tenemos lista. Hablamos con el abogado de la parte demandada para llegar a un acuerdo y no ocurrió nada”, añade, y dice que para esto existe el Centro Ignacio Ellacuría, inaugurado en abril de 1998 y cuyos objetivos son: Generar mejores y consistentes condiciones de justicia social y equidad, así como alentar la formación de una sociedad poseedora de una nueva cultura política donde se respete la ley, se promueva la participación y tengan vigencia las libertades y los derechos.
Experiencia, juventud y compromiso al servicio de la justicia alternativa
Nomen est omen. Nombre es destino, dicen.
Bautizar con el nombre de Ignacio Ellacuría, SJ, a este bufete jurídico, que atiende a ciudadanos con escasos o nulos recursos, implica un fuerte compromiso con el trabajo que realizan. En promedio atienden diariamente a quince personas, es decir, entre mil 500 y dos mil casos al año. Algunos los toman, otros no, pero todos reciben asesoría.
El centro, fundado el 20 de abril de 1998 por los profesores de Derecho del ITESO, Eutiquio Dueñas y Basilio Martínez, brinda orientación en materias familiar, fiscal, civil, laboral y mercantil. No entran en materia de derecho penal debido a que “son asuntos muy delicados y los alumnos no pueden trasladarse a Puente Grande. Es una política de la Universidad”, explica Claudia Estrada. Ella, junto con la académica Linda Bonilla, le da solidez y experiencia al proyecto: litigan cuando se necesita, guían paso a paso a los alumnos para investigar cada caso, revisar expedientes, interpretar la ley o redactar una demanda, hablan directamente con los ciudadanos para asesorarlos y responder sus dudas. “Estamos convencidas de que la justicia alternativa es un nuevo paradigma y queremos que el Centro Ignacio Ellacuría se convierta en un centro de mediación”.
¿De qué se trata este nuevo paradigma? “Se trata de agotar todas las vías posibles antes de acudir a instancias judiciales, es decir, recurrir a métodos alternos para promover una cultura de la paz, donde ambas partes salgan satisfechas”, explica Estrada. Los alumnos de Derecho del ITESO que participan en el bufete jurídico aprenden, de la mano de Bonilla y Estrada, esta manera de resolver los casos. “Queremos que los alumnos vean qué es una mediación, para que se alleguen todas las herramientas y habilidades del mediador y vean que con este nuevo paradigma estamos promoviendo la cultura de la paz, para que ambas partes salgan satisfechas”.
Al Ignacio Ellacuría acuden personas de todas las edades, enviadas muchas veces por el propio Instituto de Justicia Alternativa, el Instituto de la Mujer o el Instituto del Adulto Mayor —40 por ciento de las personas que atienden son adultos mayores—, instituciones gubernamentales que describen el Centro como diligente y confiable, y hacen que la gente lo busque.
Si no es para todos, no es justicia
Construido con un lenguaje y unas formas rebuscadas y opacas, desmenuzadas brillantemente en El Proceso, de Franz Kafka —de ahí el término kafkiano, absurdo, complicado—, el universo de las leyes y la justicia es la arena en la que se desenvuelve el Centro Ignacio Ellacuría, con la mira puesta en anteponer siempre a la persona y sus necesidades. Y es que en un país donde la mitad de la población vive en la pobreza o la pobreza extrema, “de nada serviría que la Universidad creara profesionales técnicamente competentes que no tuvieran un acercamiento al dolor ajeno y ganas de transformar al país”, enfatiza Herman Garcí, citando las Orientaciones Fundamentales del ITESO.
Para conseguirlo se apoyan no sólo en la Constitución o en las leyes estatales, sino también en tratados y convenciones internacionales que ha firmado México y que son vinculantes, por ejemplo, en materia de derechos humanos. m.
¿Cómo contactar al Centro Ignacio Ellacuría?
:: Llame al teléfono 3613 6405
:: Mande correo electrónico a cie@iteso.mx
:: En sus oficinas en Plaza Tapatía: Paseo Degollado 52, esquina Paseo de los Jugueteros, unos cuantos metros detrás del Teatro Degollado.