Las aficiones revelan deseos
Luis Orlando Pérez Jiménez – Edición 464
¿Cómo distinguir un deseo de una afición? En aquél fluirán tus acciones con naturalidad, los problemas de la vida no te frenarán, experimentarás miedo pero sabrás trascenderlo, le darás valor a lo realmente importante y fluirá tu capacidad creativa.
Ayer nos visitaron en casa mis primos de Ciudad de México para ver la final de futbol. Entre bebidas y botanas gritábamos cada vez que nuestro equipo realizaba una jugada cercana al gol. También nos lamentábamos cuando íbamos perdiendo y, a ratos, había un silencio de suspenso, una tensión en el ambiente. El cariño de familia se tornaba en rencilla porque no todos apoyábamos al mismo equipo, y ésta aumentaba más por las bromas que hacíamos sobre las malas jugadas de la escuadra rival.
En cierto momento del partido conseguí separarme un poco de nuestra dinámica competitiva y comencé a captar que a los hermanos, primos y amigos ahí sentados, algo nos hacía participar de una historia, de un proyecto y de unas búsquedas. Ser aficionados del futbol y competir en la final nos llevaba a hacer aflorar sentimientos como miedo, adrenalina, frustración y relajación.
¿Qué hay detrás de los sentimientos que afloran frente a la afición del futbol? Podemos decir que en la afición se asoman ciertos deseos. Detrás de los gritos, del silencio y de la rabia, o de la alegría generada por un gol, existen deseos de unidad y de amistad, de entrega y de aceptación. Asimismo, puede haber miedo al fracaso y al rechazo. La afición no es deseo, estrictamente hablando, pues éste apunta a algo mucho mayor.
Para desarrollar una espiritualidad sana, es fundamental reconocer lo que deseamos. Nuestros deseos son flechas que marcan rumbos de acción. Brotes de fuego de lo más profundo de nuestro interior. Para encontrar la claridad que necesitamos para afinar nuestra puntería interior que orienta nuestras acciones más fundamentales, puede ayudarnos reconocer cuáles son nuestras aficiones y preguntarnos por qué me apasiono tanto por tal o cual equipo.
Aquí puede ayudarte hacer una lista de cada una de tus aficiones. Luego ordénalas de mayor a menor importancia. Una vez que has hecho lo anterior, coloca delante de cada afición un deseo que satisface tu vida.
¿Cómo distinguir un deseo de una afición? En aquél fluirán tus acciones con naturalidad, los problemas de la vida no te frenarán, experimentarás miedo pero sabrás trascenderlo con calma, le darás valor a lo realmente importante y fluirá tu capacidad creativa. Dejarás de compararte con los demás, te sentirás cercano al amor y te harás prójimo de quien te necesite. En otras palabras, cuando sigas tus deseos profundos, vivirás con gracia.
Desde la espiritualidad de Ignacio de Loyola decimos que hacer historia nuestros deseos más profundos nos lleva a un proceso de realización humana. Ganamos claridad frente a los movimientos en nuestro espíritu y así somos más libres para tomar decisiones. Y libres, sencillamente, para ser felices. Con opciones claras hay opciones para elegir camino.
El deseo es más que la afición porque marca un proyecto de vida y te capacita para ir a buscar aquello que quieres en verdad: el sentido de tu vida. Sentirás, también, que vives tu deseo porque te identificarás con los ideales del amor, la verdad, la justicia y la paz. m.