La reinvención del consumo
Karina Osorno – Edición 418
Muchas revoluciones han postulado que el mundo se cambia transformando los sistemas de producción. Algunos movimientos postulan que la revolución debe comenzar al revés: por aquello que consumimos
Desde los años finales del siglo pasado hemos sido testigos del nacimiento y la proliferación de iniciativas relacionadas con el consumo responsable y el comercio justo. Una nueva manera de comprar e intercambiar, consciente y colaborativa, entre productores, comerciantes y consumidores que generan sustentabilidad. Los revolucionarios son las agrupaciones que, al margen de la observancia del gobierno, han seducido a miles de consumidores para que, por medio de su elección, mantengan e incrementen el mercado “verde”.
Los consumidores hoy prefieren comprar al productor y no al intermediario, e integrar en su mesa productos orgánicos, verdes y con cadenas de distribución directas. Para Jaime Morales, doctor en agroecología e investigador del ITESO “estamos frente a un fenómeno llamado ‘la reinvención de la tradición’, pues dejamos de ver la tradición como algo que nos impide avanzar, para tomarla como un punto de partida de una modernidad distinta que respeta las tradiciones y la naturaleza”.
Un ejemplo es la Red de Agroecología Ecovida de Brasil, organización descentralizada que en 170 municipios del país ofrece servicios de intercambio de información, certificación y compraventa de productos. Reúne aproximadamente a 200 grupos de agricultores, 20 organizaciones no gubernamentales y diez cooperativas de consumo. Ecovida centra sus esfuerzos en desarrollar y multiplicar las iniciativas en la agroecología, promueve el trabajo voluntario en la producción y el consumo de productos ecológicos, incentiva la solidaridad entre agricultores y consumidores, y estimula el intercambio, el rescate y la valoración de la sabiduría popular.
Ecovida Brasil practica un sistema de certificación de credibilidad para los productos ecológicos, denominada certificación participativa. Este sistema fomenta la cooperación efectiva entre agricultores y consumidores, quienes analizan y verifican que el producto cumpla las normas de producción ecológica. Existe además un consejo de ética que valida y “sella” un producto ecológico a partir del intercambio de experiencias entre quienes producen y quienes lo consumen. Por si fuera poco, este sistema fomenta el respeto y el aprecio de la cultura local. m.