¿La madurez ya está en la semilla?

Alonso Ruizpalacios es director de «Güeros» y «Museo». Foto: wikipedia.org

¿La madurez ya está en la semilla?

– Edición 473

Los festivales de cine son tierra fértil para revisar el “semillero”. Ahí se descubren las semillas, germinan obras y se celebran cosechas. El paisaje actual es prometedor

¿En la opera prima está ya el germen de la filmografía que vendrá? ¿En las primeras películas que realiza es posible anticipar al cineasta que será? En la ruta puede haber —y normalmente hay— cambios relevantes, pero a menudo la respuesta a estas preguntas es afirmativa. Si bien es cierto que hay promesas que no se concretan —como ocurrió con Mathieu Kassovitz, quien no refrendó lo que anunciaba la maravillosa El odio (La haine, 1995)—, abundan los casos en los que es posible constatar que el fruto maduro ya estaba en el germen de las películas tempranas. Así, en El perro andaluz (1929) hay atisbos del Buñuel por venir; Sin aliento prefigura de buena manera al gran Godard; en Los 400 golpes se perfila el Truffaut futuro; desde Following (1998) se pueden seguir las obsesiones de Nolan. Las filmografías crecen y se transforman, pero como dice la animadora israelí Tal Kantor, “de alguna manera siempre se rehace una y otra vez la misma película”. En el mismo sentido, Jim Jarmusch nos recuerda que “Godard dice que sólo ha hecho una película con múltiples variaciones de la misma fuente”.

Los festivales de cine son tierra fértil para revisar el “semillero”. Ahí se descubren las semillas (Berlín y Cannes premian la mejor primera película; otros proponen talent campus para desarrollar proyectos; Sundance convoca a los jóvenes cineastas independientes), germinan obras y se celebran cosechas. El paisaje actual es prometedor. Estos realizadores, entre otros, ofrecen razones para ser optimistas y esperar que los frutos futuros sean tan provechosos como prometen:

 

Alonso Ruizpalacios (México, 1978)

Güeros (2014) tuvo un feliz paso por Berlín, donde ganó el premio a la mejor opera prima. Desde la perspectiva de un chamaco y con un nostálgico blanco y negro, Ruizpalacios entrega una contrastante crónica chilanga, que luce auténtica pero también pretenciosa. Más redondo resulta Museo (2018), su segundo largo, que regresa al célebre robo que en 1985 sufrió el Museo de Antropología. En ambas hay una valiosa reflexión acerca del desencanto nacional. En germen está en su siguiente película, que es “de policías” y exhibe la impunidad.

 

Alice Rohrwacher (Italia, 1982)

Rohrwacher ha estado presente en Cannes con sus tres largometrajes de ficción. El primero, Cuerpo celeste (2011), sigue los problemas de adaptación de una chica; el segundo, Las maravillas (2014), las contrariedades de una familia de apicultores; el tercero, Lázaro feliz (2018), las vicisitudes de un joven campesino. En todas hay un afán de exhibir los sinsabores de la modernidad y las contradicciones entre la vida rural y la urbana. La reflexión pasa por la moral, y la cineasta tiende un puente estimulante entre ética y estética.

 

Damien Chazelle (Estados Unidos, 1985)

Whiplash (2014) fue un verdadero detonante en la carrera de Chazelle. En ella muestra su amor por el jazz, pero también el rigor y el dolor que caben en el aprendizaje artístico. En La La Land (2016) entrega un musical agridulce que también vibra con la síncopa. Luego se lanzó a la aventura con Neil Armstrong en El primer hombre en la luna (2018). En todas exhibe cómo las expectativas de los otros perturban la paz emocional; cómo el ser humano se mueve, pero invariablemente termina incompleto.

 

Xavier Dolan (Canadá, 1989)

Dolan es el enfant terrible del nuevo siglo. Hace diez años estrenó en
Cannes su primer largometraje, Yo maté a mi madre (2009). Éste provocó reacciones intensas y pronto se convirtió en una película de culto. Siete largos después —todos presentes en la justa francesa— ha deslumbrado a jóvenes cinéfilos de todo el mundo. Irreverente e iconoclasta, el cineasta quebequense ha propuesto historias que incomodan a las buenas conciencias y desafían la modorra de lo políticamente correcto. En Dolan cabe esperar a un sólido autor.

 

Lukas Dhont (Bélgica, 1991)

En su primer cortometraje, Cuerpo perdido (2012), Dhont sigue a un solitario bailarín. En su primer largometraje, Girl (2018), acompaña a una joven “que nació en el cuerpo de un chico”. Ella quiere ser bailarina y enfrenta la hostilidad de propios y extraños. La fuerza de la historia y la solidez de la reflexión —que va más allá de la identidad de género— alcanzaron en Cannes para obtener el premio de la crítica de la sección “Una cierta mirada” y la Cámara de Oro, el reconocimiento a la mejor opera prima en competencia.

MAGIS, año LX, No. 502, noviembre-diciembre 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de noviembre de 2024.

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