La galería mexicana: Kurimanzutto
Dolores Garnica – Edición 443
Quizá Kurimanzutto no fue la primera galería de arte contemporáneo en México, pero sí la más audaz, una de las más propositivas, sobre todo si se piensa que una galería debe ser un negocio productivo y redituable
Kurimanzutto es una palabra, ya de uso común entre los asiduos al arte, que puede chocar por el puro sonido de su k o su z, de posible sabor amargo o rasposo. Palabra difícil de recordar, pero, eso sí, desde hace unos veinte años casi indispensable para orientar en México la mirada de quienes gustan del arte contemporáneo, o de aquellos a quienes no les gusta pero leen su historia, los que lo compran, se burlan de él, lo venden, o incluso quienes lo critican. Kurimanzutto les puede resultar agridulce a muchos y a otros empalogoso; lo cierto es que posee un sabor poderoso y que sin estas doce letras no podríamos entender el boom del arte contemporáneo nacional en el circuito mundial.
Kurimanzutto es la combinación de José Kuri y Mónica Manzutto. Su historia es mucho más larga que el matrimonio de ambos: el joven Gabriel Orozco regresó de sus estudios en Madrid a finales de los ochenta e invitó a noveles artistas a su casa para discutir, producir e intercambiar información. Así se formó El Taller de los Viernes, donde participaron activamente Abraham Cruzvillegas, Damián Ortega, Jerónimo López (Doctor Lakra), los hermanos Gabriel y José Kuri y muchos otros. De esos viernes resultó un maravilloso semillero de artistas y producciones, como la exposición In Situ montada en el centro de la ciudad de México —antes de su renacimiento— y años después la fundación de la galería-colectivo Temístocles 44 en Polanco, donde ya figuraban artistas como Eduardo Abaroa, Daniel Guzmán, Luis Felipe Ortega, Sofía Táboas y Pablo Vargas-Lugo, entre otros.
José y Mónica vivían en Nueva York. Kuri cursaba Políticas Públicas y Manzutto, después de terminar Estudios Culturales, trabajaba en la prestigiosa galería Marian Goodman. Se dice que, en julio de 1999, Gabriel Orozco les propuso la apertura de una galería en forma, pensando en los jóvenes a quienes les hacía falta un espacio de producción y difusión adecuado para su creación; de ahí nació el 21 de agosto Kurimanzutto, galería itinerante manejada desde un pequeño despacho en la colonia Roma —antes del hipster-boom al que ellos también contribuyeron—.
Pieza de Adrián Villar Rojas
Quizá Kurimanzutto no fue la primera galería de arte contemporáneo en México, pero sí la más audaz, una de las más propositivas, sobre todo si se piensa que una galería debe ser un negocio, la más productiva y redituable: pronto logró colocar a sus artistas en el circuito internacional, propició el nacimiento de jóvenes coleccionistas, alentó la participación de creadores mexicanos contemporáneos en los más destacados festivales, bienales, galerías y museos dentro y fuera del país e, incluso, supo cómo encauzar las malas críticas a su favor. Rápidamente, Kurimanzutto se convirtió en un modelo con muchísimas reproducciones.
José Kuri y Mónica Manzutto picaron piedra en un ambiente donde el único reconocido era Gabriel Orozco y contribuyeron a convertir el arte contemporáneo mexicano en un fenómeno del que todavía se habla, para bien o para mal; fomentaron, entre la elite, la moda de gustar del arte, extraña cualidad por la que al contemporáneo se le ha tachado de institucional y pretensioso. No obstante, hoy mantienen una selecta cartera de artistas mexicanos e internacionales como Anri Sala, Carlos Amorales, Fernando Ortega, Minerva Cuevas o Sarah Lucas y manejan, desde 2008, una de las galerías más hermosamente diseñadas del planeta en la colonia San Miguel Chapultepec, proyectada para ellos por Alberto Kalach. Kurimanzutto (¿ya memorizó la palabra?) casi cumple sus veinte años, pero permanece entre lo amargo y lo dulce en la punta de la lengua, de la pluma o de la espada, como ha sido desde su nacimiento. m.
Para ver
:: Sitio oficial.
:: Entrevista a José Kuri y Mónica Manzutto.
Para leer
:: La era de la discrepancia, arte y cultura en México 1968-1997, editado por Olivier Debroise y Cuauhtémoc Medina (UNAM/Turner, 2014).
:: Crónicas del paraíso. Arte contemporáneo y sistema del arte en México, editado por Issa María Benítez Dueñas (Ephemera).
:: Sin límites. Arte contemporáneo en la ciudad de México 2000–2010, editado por Alejandro Hernández e Inbal Miller (RM/Cubo Blanco/Conaculta, 2014).