La ciencia, el café y la Casa Clavigero
Carlos Enrique Orozco – Edición 414
Desde hace cinco años, 53 científicos han conversado sobre su especialidad en el Café Scientifique, un ejercicio intelectual fresco y riguroso
Un fantasma recorre el mundo. No se trata del espectro anunciado por Marx y Engels a mediados del siglo XIX y que hizo que todas las potencias se unieran en una santa alianza para detenerlo. Se trata del fantasma de la ciencia (con perdón por el oxímoron) que se manifiesta todos los martes primeros de cada mes en la Casa ITESO Clavigero y que lleva el nombre de Café Scientifique. La ciencia, o mejor dicho, el conocimiento científico, se aparece en forma de plática informal para todo público, alrededor de un buen café y en el patio de una hermosa casa de Luis Barragán como escenario.
La idea de conversar sobre la ciencia como charla de café es tan antigua como la ciencia misma, pero el uso de los salones de café como foros informales para la discusión se inició en Leeds, Inglaterra, en 1998 y desde esa ciudad se ha esparcido por todo el mundo. No hay cifras de cuántos cafés científicos existen en la actualidad porque cada uno es independiente, pero es probable que en las principales ciudades de Europa, Estados Unidos, Australia y Canadá haya uno, o varios de ellos, que siguen algunos criterios básicos: un foro no académico (ni auditorio ni salones de clase), dirigido a todo tipo de personas, un científico que quiera charlar de su trabajo sin apoyos audiovisuales y un grupo de entusiastas curiosos que escuchan una presentación breve y luego hacen preguntas.
La iniciativa de hacer un Café Scientifique en Guadalajara fue del matemático Omar Rojas y poco después el proyecto fue adoptado por Promoción Cultural del ITESO; desde septiembre de 2004, los martes primeros de cada mes se congrega un grupo de interesados, de entre 50 y 130 personas, para escuchar y preguntar sobre su trabajo al científico invitado de cada mes.
Los temas de la ciencia que han aparecido en la Casa Clavigero son muy variados: los pentacuarks, la vida en el Universo, las fuentes renovables de energía, la evolución, nanotecnología, las rocas, los miedos sociales, la energía solar, los tsunamis y hasta los secretos químicos del tequila. Científicos provenientes de distintas disciplinas, como Guillermo Contreras, Antonio Lazcano, José María Cantú, Luis Javier Plata, Ruy Pérez Tamayo, Luis Orozco, José de la Herrán, Jorge Ibáñez, Rossana Reguillo, Arturo González, Marcelino Cereijido, Federico Solórzano y un extenso etcétera, han respondido preguntas y conversado con los asistentes al café.
Para este año, los organizadores, encabezados por Maya Viesca Lobatón, tienen preparado un buen menú de temas, que van desde los virus hasta las tendencias recientes de la biotecnología, para hacer realidad este “espacio de ocio para pensar y platicar la ciencia”, que es el tema del Café Scientifique de Guadalajara. m.
Un libro sobre la curiosidad
Con una selección de las preguntas más interesantes que han hecho los asistentes al Café Scientifique de Guadalajara y las respuestas que dieron los científicos invitados, Promoción Cultural del ITESO preparó un libro singular que recoge seis años de charlas. Lleva el título La curiosidad formulada. 60 preguntas a científicos mexicanos. Como escribe Maya Viesca, coordinadora del programa Comunicación de la Ciencia y la Cultura del Centro de Promoción Cultural del ITESO, en la presentación del volumen: “Este libro trata sobre muchos temas y está escrito por muchas personas muy diferentes entre sí: no tiene ni pies ni cabeza. Pero en cambio tiene un gran corazón, que es la ciencia. Buscar ilustrar la forma como se hace este maravilloso invento humano”. El libro se pondrá en circulación en abril de 2010.
Próxima sesión
2 de marzo, 19:30 horas
Rayo Morfín y Eduardo Rodríguez Noriega: “Virus, diminutas amenazas”
Casa ITESO Clavigero: José Guadalupe Zuno 2083, colonia Americana, en Guadalajara. Teléfono: (33)3615-8347
www.casaclavigero.iteso.mx