La ciencia del arte: Tomás Saraceno
Dolores Garnica – Edición 441
En la delicadeza de la tela de una araña y en la majestuosidad de un globo volando, los intentos de Saraceno por alcanzar el cielo desde la Tierra son muchos: desde el dibujo y el estudio científico para crear una pieza de arte, hasta meros intentos registrados en fotografía.
Hoy que estamos frente a un argentino podemos jugar con los versos de su paisano, Girondo, hasta transformarlos en un principio contemporáneo: y en eso hay que ser irreductibles: no hay que perdonar a ningún artista, por ningún pretexto, que no sepa volar. Tomás Saraceno sabe volar. Nació en Tucumán, Argentina, en 1973; de niño voló hasta Italia, después regresó a Argentina, viajó a Fráncfort y ahora revolotea sobre Berlín; voló de sus estudios de arquitectura a un curso en la nasa para después aterrizar en la libertad del arte contemporáneo. Vuela de la vista a la arquitectura y planea sobre la ingeniería, la física, la química, la sociología, la entomología y la aeronáutica. Como Luisa, la voladora de Girondo, Saraceno realiza sus quehaceres volando, y aunque casi nadie sabe si sus extremidades son de palmípedo, sí es comprobable que sabe de arañas, nubes, globos y oxígeno, y que sus críticos sí lo miran con pronóstico reservado.
Saraceno sabe que arriba todo es más ligero y que, aunque suene cursi, “el límite es el cielo”. En 2013, en Düsseldorf, presentó In Orbit, la monumental pieza que lo posicionó como uno de los artistas más espectaculares y atractivos del momento: tres niveles de redes de acero suspendidas a 24 metros del piso, bajo una cúpula de cristal; 2 mil 500 metros de estructura y seis esferas de 8.50 metros de diámetro llenas de aire: esferas y redes por las que los visitantes podían pasear libremente. Esta vez Saraceno hizo volar, caer, flotar y quedar atrapados entre sus tejidos a los espectadores. La red proviene de sus estudios de las telas arácnidas; las esferas, de sus experimentos con aire comprimido, y las alturas de su obsesión por el cielo.
En 2013, en una galería de Berlín, consiguió crear un poema con tejidos de arañas, fibra óptica y de carbón, iluminación y más de 20 especies diferentes de arácnidos, ayudado por astrofísicos, biólogos, ingenieros, radiólogos y entomólogos, sus compañeros de trabajo desde entonces. En 2012, para otra galería en Milán, había creado On Space Time Foam, una especie de colchón de plástico lleno con aire para que los visitantes pudieran sentir que flotaban sobre la galería, y fue a principios de ese año, en el met de Nueva York, donde causó conmoción con su Cloud City en la azotea del enorme museo: una estructura de metal forrada de celdas solares y formas orgánicas que recordaba a sus otras ciudades-nubes, instalaciones en diferentes materiales y tamaños que había realizado durante años para formalizar su utopía futura, también en las alturas: Air-Port-City, una biosfera flotante y autosuficiente que desea construir justo encima de las Islas Malvinas. Saraceno, como científico, sabe bien qué hipótesis quiere demostrar, y como artista sabe bien el poema que recita: sabe volar.
En la delicadeza milimétrica de la tela de una araña y en la majestuosidad de un enorme globo volando, los intentos de Saraceno por alcanzar el cielo desde la Tierra son muchos: desde el dibujo y el estudio científico para crear una pieza de arte, o el cálculo y la lenta construcción de enormes y complicadísimas instalaciones, hasta meros intentos registrados en fotografía: el artista capturando las nubes reflejadas en las tranquilas aguas de un lago, nubes duras y estáticas sobre el hielo o suaves y ligeras reflejadas en un pequeño globo transparente relleno de helio. Mediante las arañas, el argentino compara la perfección técnica de su tejido con un sentimiento humano a través de un sencillo procedimiento: un título: Social… Quasi social… Solitary… Spiders… On Hybrid Cosmic Webs.
Tomás Saraceno nos baja el cielo o nos sube a él, y, al repetir el poema de Girondo en voz alta, soltamos puritito dióxido de carbono. m
Para leer más
En la web
:: Sitio oficial.
En video
:: In Orbit.
:: Entrevista sobre Cloud Cities.
Para leer
:: Tomás Saraceno: Cloud Cities, de Juliane von Herz (Kerber, Alemania, 2011, en alemán e inglés).