Jóvenes Construyendo el Futuro, ante el desafío de la precariedad laboral
Andrés Gallegos – Edición 468
En un panorama desfavorable para la inserción de los jóvenes en el mercado laboral en México, el programa lanzado por el gobierno federal tiene retos considerables que enfrentar si realmente busca brindar mejores oportunidades a ese sector de la población
Como un programa interesante que busca reducir la precariedad laboral y el desempleo en los jóvenes de Jalisco, pero con muchas dudas acerca de los mecanismos de operación y de la perdurabilidad de los resultados que podría tener para sus beneficiarios, es como especialistas e integrantes del sector empresarial jalisciense contemplan el programa federal Jóvenes Construyendo el Futuro.
Esta nueva iniciativa, encabezada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pretende apoyar con 3 mil 600 pesos mensuales a 2.3 millones de jóvenes, a fin de que se capaciten como aprendices en un puesto de trabajo, con un tutor en una empresa.
También se pretende becar con 2 mil 400 pesos mensuales a 300 mil jóvenes con bachillerato concluido que quieran estudiar una carrera profesional, pero que no lo puedan hacer por falta de recursos económicos.
En Jalisco, se estima que la beca alcanzará a 406 mil jóvenes. Sin embargo, hasta inicios de enero de este año, únicamente había 111 mil 468 inscritos, 27.5 por ciento del total, además de que se habían detectado algunos problemas técnicos en el registro en línea a través de la página web del programa (jovenesconstruyendoelfuturo.stps.gob.mx).
“Con este programa se podría generar una incidencia en el joven, no sólo en el adiestramiento en actividades productivas, sino en comportamientos vitales, esto es, inducir a los jóvenes al trabajo y no a actividades de tipo antisocial”, considera Luis Ignacio Román Morales, profesor del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del ITESO.
“Es conveniente hacer algo para este sector. En el papel no luce mal”, señala Israel Macías, economista de la Universidad Panamericana. “Es bueno el programa, ya que la mayor deserción de jóvenes en los estudios se da entre secundaria y preparatoria, y hay una baja tremenda de jóvenes que ya no continúan estudiando en esta etapa y se van a trabajar, sobre todo, en la informalidad”.
La bolsa destinada para este programa en 2019 ascenderá a 44 mil 300 millones de pesos. López Obrador ha insistido en que no se trata de una medida “clientelar” ni “asistencialista“, y en que se tiene que aprovechar el bono demográfico de los jóvenes para aumentar el desarrollo en el país: “Éste es un esfuerzo para que toda persona joven que quiera capacitarse lo pueda hacer; tenemos la posibilidad de cambiarle la vida a millones de jóvenes para que comencemos a caminar juntos. Si pudiera describir con una palabra este programa, sería inclusión. Incluir a los jóvenes para que no caigan en el ciclo de la violencia”, expresó.
Por su parte, Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS), anunció que se dará seguimiento a los jóvenes al final del año de capacitación para incorporarlos al mercado laboral, con el objetivo de que sean contratados por el centro de trabajo que los preparó o por otra compañía: “El impacto que eso tendrá es que permitirá restablecer los lazos desde las comunidades y generar oportunidades de desarrollo a quienes hasta ahora se les han negado”.
Un entorno adverso
La falta de empleos atractivos y suficientemente remunerados, la reticencia de algunas empresas a emplear a jóvenes por su falta de experiencia —que no han podido adquirir dado que son recién egresados de una carrera— y el auge del outsourcing (o subcontratación) para eludir el cumplimiento de derechos laborales por parte del sector patronal, son algunas de las dificultades que enfrentan los jóvenes de Jalisco.
Actualmente, dos terceras partes de la población jalisciense ocupada de entre 20 y 29 años de edad reciben un salario igual o inferior a tres salarios mínimos diarios, es decir, 7 mil 952 pesos mensuales o menos, con el salario mínimo vigente hasta 2018 —88.36 pesos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), actualizada al tercer trimestre del año pasado—.
La situación empeora con los jóvenes de entre 15 y 19 años, ya que ocho de cada diez perciben tres salarios mínimos o menos. Además, 30 mil personas en esta franja de edad no reciben salario alguno por su trabajo (27.7 por ciento más jóvenes respecto a los que había en el tercer trimestre de 2017).
“Los jóvenes padecen la falta de fuentes de trabajo confiables con salarios dignos, porque sí hay empleos, pero no están bien pagados”, considera Mario Gerardo Cervantes, académico de la Universidad de Guadalajara y coordinador del Proyecto Cátedra UNESCO de la Juventud.
Trabajar en la formalidad no garantiza a los jóvenes tener todas las prestaciones de ley, incluida la cotización ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para contar con asistencia médica y la posibilidad de una pensión. Cuatro de cada diez trabajadores de entre 20 y 29 años de edad no tienen acceso a instituciones de salud ni tampoco cuentan con un contrato firmado por escrito, a pesar de tener una relación obrero-patronal en alguna de las 350 mil unidades de negocio que hay en Jalisco.
Los patrones han contribuido a esta situación debido, en gran medida, a que delegan en empresas especializadas la responsabilidad de cubrir los gastos en derechos laborales por medio del outsourcing.
“Ofrecen trabajo por un año o seis meses a un sector de fácil contratación; esto va ocasionando que los jóvenes no generen antigüedad ni cotizaciones al Seguro Social, y con ello no puedan acceder a una pensión o a un crédito de vivienda”, señala Hugo Mendoza, abogado de Procesos Educativos del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal).
La situación es peor entre las personas de 15 a 19 años de edad, ya que prácticamente ocho de cada diez no poseen acceso a Seguridad Social ni un contrato escrito.
A pesar de ser la tercera entidad con mayor número de profesionistas (698 mil 836, sólo por detrás de la Ciudad de México y del Estado de México), Jalisco ocupa el decimoctavo lugar en salarios, al pagar un promedio de 10 mil 890 pesos mensuales, de acuerdo con datos del Observatorio Laboral. Los jóvenes recién egresados de una carrera universitaria, en el rango de edad que va de los 20 a los 26 años, perciben un sueldo promedio de 8 mil 675 pesos, según la estimación de esta fuente perteneciente al Servicio Nacional del Empleo, que depende de la STPS.
La población joven que debuta en el mercado laboral arranca con condiciones laborales y salariales inferiores a las del resto de la población. De las 29 carreras analizadas por el Observatorio Laboral, únicamente seis ofrecen sueldos superiores a los 10 mil pesos mensuales a sus recién egresados de entre 20 y 26 años (Ingeniería Química, Tecnologías de la Información y la Comunicación, Construcción e Ingeniería Civil, Ingeniería Mecánica, Ingeniería Industrial, Mecánica y Electrónica y Producción Agrícola y Ganadera). Carreras como Medicina, Enfermería o Mercadotecnia ofrecen en Jalisco salarios inferiores a los 7 mil pesos mensuales a sus elementos más noveles.
Entre la deserción y la inactividad
Jalisco es el tercer estado con mayor número de jóvenes que no estudian ni trabajan, con 224 mil personas de entre 15 y 24 años que viven en tal situación, según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados.
La ENOE arrojó también que los jóvenes de 15 a 29 años son los que más sufren la desocupación laboral. De los 116 mil jaliscienses que no tienen empleo, pero están en búsqueda de alguno, 70 mil son jóvenes, es decir, seis de cada diez personas sin trabajo en Jalisco.
Además de cumplir con lo estipulado en cuanto a las prestaciones de ley, las empresas deberán comprender la mentalidad de las nuevas generaciones y (millennials) y z (centennials, o nacidos después del año 2000), para no sólo abrirles espacios, sino aprovechar sus talentos.
“Las empresas tienen que innovar, porque las generaciones y y z tienen un chip muy diferente, no les gusta estar metidos en un cuarto, oficina o taller, con un horario preestablecido, les gusta estar más libres. Hay que ver las características de las nuevas generaciones para generar innovación en empresas y que éstas sean atractivas para los chicos”, afirma Mario Gerardo Cervantes. “También es una aberración pedirle al joven experiencia cuando no la puede adquirir, y negarle esa experiencia es ponerle un obstáculo”.
De acuerdo con el reporte “Panorama de la Sociedad”, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México tiene el primer lugar en deserción escolar entre jóvenes en las etapas de educación secundaria y preparatoria, pues apenas tres de cada 10 logran ingresar a una universidad. Nuestro país ocupa el quinto lugar, entre los 34 países miembros del organismo, en cuanto al porcentaje de jóvenes que no estudian ni trabajan, con 22.1 por ciento del total de la población juvenil, y el segundo lugar con más jóvenes inactivos, es decir, que no están buscando activamente empleo o estudio: 15.5 por ciento. Según el organismo, se calcula que este sector de la población cuesta a los países de la OCDE entre 360 mil y 605 mil millones de dólares.
Aunque López Obrador estima que 2.3 millones de jóvenes están en esta situación en México, la ocde y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) calculan que la cifra asciende a entre 7 y 7.5 millones.
Una oportunidad para los empresarios
Alrededor de doscientas empresas de Jalisco ya han mostrado interés en vincularse al programa Jóvenes Construyendo el Futuro, ya que consideran que representa una buena oportunidad para encontrar talento en áreas como ventas, choferes, auxiliares administrativos y de almacén.
“No tenemos el cálculo todavía, pero sí podríamos hablar de varios miles de jóvenes que entrarían en el esquema”, afirma Daniel Curiel Rodríguez, coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ). “Si se hace de manera adecuada y correcta, es una buena oportunidad para que los jóvenes tengan capacitación y puedan tener la oportunidad de desarrollarse profesionalmente”.
Alrededor de mil empresas grandes contarían con la capacidad de recibir a los jóvenes aprendices, estima el ccij. No obstante, la iniciativa privada de Jalisco pide mayor claridad en la regulación y la operación del programa, así como en los mecanismos de evaluación para entregar el recurso económico a las personas beneficiadas.
“Fuimos muy claros en nuestras peticiones a Luisa María Alcalde, secretaria de Trabajo. Entendemos la necesidad y es importante que los jóvenes puedan incorporarse al mercado laboral, es una buena oportunidad”, declaró Mauro Garza Marín, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex). “Las empresas pondremos el espacio, los tutores y la apertura a nuestras estrategias de negocio y nuestros clientes. Precisamente para que haya un correcto programa de tutoría y una corresponsabilidad de la empresa y del joven a quien vamos a recibir; todo debe apegarse a las políticas de las empresas”, manifestó Xavier Orendáin, titular de la Cámara de Comercio de Guadalajara.
Reducción de derechos laborales y afectación a otros grupos
El principal riesgo al que se enfrentarán los jóvenes aprendices será que las empresas no respeten sus derechos laborales, con independencia de que el dinero que recibirán los becados procederá del gobierno federal, considera Daniela Jiménez, directora del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal).
“Por definición, no es un empleo pleno; si se les van a dar las mismas responsabilidades que a cualquier trabajador, y no hay una obligación patronal hacia ellos, podrían precarizarse sus derechos laborales”, advierte. “Tampoco está del todo claro el tipo de capacitación que recibirán, o cómo la recibirán; habrá mecanismos muy variados según cada empresa, y ¿qué entienden las empresas por capacitación? El tutor es el patrón, y el aprendiz es el trabajador, aunque se cambien los nombres”.
Tener jóvenes becarios en la empresa también puede repercutir en una mayor precarización laboral para los trabajadores mayores de 40 años o para los empleados con más antigüedad. Debido al ahorro económico que supondrá contar con los aprendices, podría prescindirse de empleados competentes, pero más caros para el patrón.
“Esperamos que esto no vaya en detrimento de otros sectores de la población, ya sean los de mayor edad, gente con menor escolaridad, con discapacidad, o por la composición étnica o cualquier otra circunstancia”, manifiesta Luis Ignacio Román. “Además, la beca sigue siendo un sueldo bajo, pagado por el Estado y no por la empresa”.
Gerardo Cervantes, fundador de la Cátedra UNESCO de la Juventud, considera que el programa tendría mayor éxito si se instrumentara desde una secretaría federal especializada en jóvenes, en vez de depender de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
“Podemos correr el riesgo de que suceda lo mismo que con el Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, que fue una amarga experiencia de millones de pesos tirados a la basura; era una buena idea para integrar a jóvenes con problemas a la actividad productiva, pero no se invirtió como debía”, alerta. “Se requiere algo más que un programa asistencial. El programa parece ambicioso, pero habrá que ver cómo operará, y realmente motivar a los chicos para que tengan la voluntad de capacitarse”.
Hugo Mendoza, abogado del Cereal, asegura que si las empresas cumplieran con sus obligaciones para capacitar a sus empleados, enmarcadas en la Ley Federal del Trabajo, no sería necesario optar por programas como Jóvenes Construyendo el Futuro.
“No habría necesidad de programas de capacitación al sector productivo, sino que habría que hacer valer la Ley Federal del Trabajo. Aquí se indica que es obligación del sector productivo capacitar a cualquiera que solicite el trabajo, y darle capacitación permanente para producir lo que se solicita desde la empresa”.
Universidades en marcha
El Rector del ITESO, Luis Arriaga, SJ, respaldó el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, en la presentación del mismo, el pasado mes de octubre.
“A los jóvenes en México se les estigmatiza, a los jóvenes en México se les desaparece. Por ello, celebramos los esfuerzos que impliquen restaurar los derechos y oportunidades para la juventud mexicana”, manifestó. “Vemos con esperanza el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, como política pública que reconoce la situación estructural de vulnerabilidad en la que viven millones de jóvenes en nuestro país”.
Luis Arriaga, sj, dijo que será necesaria la certificación de competencias, para así ampliar la inserción de los jóvenes en diversas organizaciones, así sean distintas a las que se ofrecieron en la tutoría inicial.
El Rector recomendó que el programa se enfoque a regiones donde los jóvenes tienen escasas oportunidades de trabajo, y que se garantice que no se despida o desplace a otros trabajadores debido a la llegada de los becarios.
“Los universitarios nos ponemos en marcha para ese gran desafío, formando a jóvenes competentes, creativos y comprometidos con su país. El presente es con ellos, el futuro es con ellos”.
Trabajar de cerca con los jóvenes
Con un trabajo intensivo de capacitación y asesoría que ha alcanzado a más de 500 jóvenes tapatíos, el colectivo Órale Guadalajara ha logrado vincular a siete de cada 10 chicos de entre 16 y 28 años desde el inicio de sus operaciones, en 2016.
Órale ya logró formar a doce generaciones de jóvenes por medio de diversos talleres, cursos y capacitaciones en los que han aprendido habilidades de computación y han recibido ayuda para explorar y ejercer sus talentos, así como apoyo al analizar las vacantes del actual mercado laboral en Jalisco y al solicitar trabajo.
Cada generación se gradúa en cuatro meses, luego de tomar clases cuatro horas diarias durante cinco días a la semana. Los graduados reciben un certificado otorgado por la Fundación Internacional de la Juventud y el iteso.
“Nos habíamos puesto la meta de que al menos 65 por ciento de los chicos que pasaran por el taller lograra estar en alguna opción educativa o laboral en esos cuatro meses de seguimiento. Ha sido grata la sorpresa de que, a punto de empezar la décima generación, nuestro porcentaje global de derivación está en 73 por ciento”, asegura la excoordinadora de Órale, Judith Hermosillo.
El principal objetivo que buscan cumplir los mentores que colaboran en Órale es, además de que los jóvenes encuentren empleo o retomen sus estudios, motivarlos para que encuentren su verdadera vocación.
“Tenemos jóvenes que han pasado por circunstancias muy adversas y que, cuando les preguntas en qué quieren trabajar o para qué son buenos, no saben responder, porque no han identificado habilidades en sí mismos”, señala Hermosillo.
De acuerdo con la experiencia de Órale, las empresas de la Zona Metropolitana de Guadalajara necesitan de los jóvenes pero no apuestan por ellos, ya que deciden no contratar a madres solteras o a chicos que estén estudiando y quieran trabajar al mismo tiempo. Esto provoca que la juventud opte por emplearse en el mercado informal, o, de plano, abandonar sus estudios para trabajar ocho horas diarias en una empresa de producción o de seguridad con bajos salarios. .