Más de tres mil árboles y 22 hectáreas de pasto convierten el campus en un “jardín botánico ejemplar” y en la universidad con mayor diversidad biológica en el occidente del país. Pero toda esta riqueza natural no siempre estuvo ahí: en un inicio, el campus era algo similar a un espacio baldío, por lo que se buscó realizar un proceso de forestación con especies accesibles.
Por Natalia Barragán y Claudia Alzaga
El impacto y los alcances que tiene el iteso van más allá de su faceta como institución educativa. Sus más de tres mil árboles, de alrededor de 280 diversas especies —muchas de ellas raras, endémicas o en peligro de extinción— y sus 22 hectáreas de pasto convierten el campus en el “jardín botánico ejemplar” y en la universidad con mayor diversidad biológica en el occidente del país.
Magdalena Ruiz Mejía, bióloga y actual Secretaría de Medio Ambiente y Ecología del Ayuntamiento de Guadalajara, calificó toda la riqueza natural y la diversidad biológica del iteso como “invaluables”: “Es, desde mi punto de vista, la universidad con un jardín botánico in situ como no lo tiene todo el occidente de México […] El ITESO posee lo que cualquier instituto de investigación en florística desearía tener”.
Como ejemplo de toda esta riqueza, explica, están los arboretum —plantación de árboles destinada a fines científicos— que se encuentran entre el Edificio w y el Domo Deportivo, así como atrás de la Biblioteca y el edificio q. En el primero, que en opinión de la especialista es “único”, se tiene una colección de árboles vivos representativos de uno de los ecosistemas en peligro de extinción en el ámbito internacional, las selvas o los bosques caducifolios. Se trata de especies representativas de la barranca de Huentitán y algunas de las costas de Jalisco; además, se tienen pinos y las especies Magnolia Iltisiana y la Magnolia Pugana, que son también endémicas y representativas del bosque de México.
Este arboretum fue donado por Óscar Valencia, egresado de Ingeniería Civil, y en junio de 2005 fue reconocido por Pro Hábit ac. “Los cuidamos como oro, ésos son árboles que son recolectados de diferentes lugares y a los que el exceso de agua les hace daño”, comparte Rodolfo Chávez, supervisor de jardinería de la Oficina de Servicios Generales, quien además asegura que ya se han obtenido semillas de ellos mismos para reproducirlos y sustituirlos.
Para el profesor de Jardinería y Paisajismo del ITESO, Sergio Nuño, los jardines del campus constituyen uno de los bosques urbanos más importantes de Guadalajara, en especial por las condiciones climáticas que brindan. “No solamente mejoran la calidad de aire y mitigan los ruidos, además en esta zona del iteso podemos apreciar de 1.5 a dos grados menos con respecto a la temperatura ambiente [que hay] en la ciudad”.
La contribución de los árboles también tiene que ver con su variedad y el manejo de especies exóticas y endémicas. El iteso cuenta con alrededor de 280 especies, la mayoría son eucaliptos, fresnos, casuarinas y jacarandas, aunque actualmente se tienen muchas especies ornamentales, como la lluvia de oro, la ceiba orquídea (de Brasil), la ceiba mexicana, el pochote, la primavera y la rosa morada.
El campus de 42 hectáreas con más de tres mil árboles supera la proporción de nueve metros cuadrados de áreas verdes por habitante, medida recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Estoy seguro de que el iteso no solamente lo cumple, sino que lo rebasa de acuerdo con la población universitaria, respecto a la cantidad y la calidad de biomasa que genera su arbolado”, comenta Sergio Nuño.
Toda esta riqueza natural que se observa en el ITESO no siempre estuvo ahí; hace poco más de 50 años el campus era algo similar a un espacio baldío, razón por la que se buscó realizar un proceso de forestación con especies accesibles y que dieran prontos resultados.
Un gran complemento
La enumeración del patrimonio natural del ITESO no podría estar completa si no se menciona la gran variedad de aves que también coexisten en él. Según Magdalena Ruiz, se debe a la ubicación privilegiada de esta casa de estudios, entre el bosque La Primavera y Cerro Viejo de Tlajomulco.
Incluso, en una temporada de lluvias muy fuerte, la cancha principal quedó totalmente inundada y llegaron a visitarla unos patos canadienses, recuerda Rodolfo. “A las cinco de la mañana estaban ahí cantando, quisimos tomarles fotos pero no pudimos porque se retiraban nerviosos […] Era increíble verlos cantando y gritando ahí, felices; empezó a amanecer, empezaron a ver gente y se fueron”.
Así como los patos, muchas aves y otros animales van y vienen. También hay otras especies migrantes, como pericos loros y golondrinas; otras más constantes son —según sus nombres vulgares— los agraristas, cardenales, cenzontles, gorriones, mosqueteros, carpinteros, zopilotes, colibríes, zanates, mirlas, gavilancillos, tecolotes, algunos búhos y murciélagos. La lista podría seguir pero aún es necesario identificar muchas especies más; sin embargo, determinar un número exacto es difícil porque se requeriría un monitoreo constante a lo largo del año.
Los mamíferos también habitan en la Universidad: pueden verse conejos, ardillas, tlacuaches y zorrillos, mientras que las liebres y los coyotes han dejado de acercarse al campus conforme se ha ido urbanizando la zona.
Queda abierta así la invitación para conocer la riqueza natural que tiene la universidad y para disfrutar del campus que se tiene, gracias al trabajo de muchas generaciones de personal, académicos, estudiantes y egresados. m
Árboles y calles
Por sus beneficios al medio ambiente, el valor de un árbol equivaldría a 18 mil dólares, según estudios hechos por universidades de Estados Unidos.
La oms recomienda tener 9 m2 de áreas verdes por habitante. El área conurbada de Guadalajara posee entre 2.5 y 3.2 metros cuadrados.
Sólo el municipio de Guadalajara necesitaría un poco más de 14.8 millones de metros cuadrados de áreas verdes para alcanzar los estándares internacionales.
De los 187.9 km2 de Guadalajara, sólo 9.5 son áreas verdes. Hay un déficit de 500 mil árboles.
6 comentarios
“Pero toda esta riqueza
“Pero toda esta riqueza natural no siempre estuvo ahí”…. -ni tampoco lo estará…. “En un inicio, el campus era algo similar a un espacio baldío”… y pronto volverá a serlo, un espacio lleno de edificios y automóviles; con pequeñas áreas verdes intermedias, pero nada que puedan presumir.
Qué lástima que estén terminando con todo, en unos pocos años las áreas verdes serán minúsculas; unas pequeñas maquetas o simples adornos, nada en lo que uno se pueda adentrar, perder y sumergir; las áreas verdes serán unas reliquias. Risa y coraje las barbaridades que cometen. Ojalá actuaran según los principios que promulgan. Ni hablar!, $igan a$$í!!
Estimado Alejandro López:
Me
Estimado Alejandro López:
Me parece injusto el comentario que haces. El crecimiento en el ITESO es planificado con mucha seriedad; hay zonas de reserva que no se tocarán jamás y cuando es necesario crear un edificio nuevo (seguimos siendo una universidad, no sólo un jardín botánico) se hace procurando ser lo más respetuosos del medio; por ejemplo, en la construcción del edificio Q5, las palmeras no se derribaron, se reubicaron, y el área del edificio sigue siendo de recarga.
La universidad enfrenta retos complejos para dar servicios a los casi 10 mil estudiantes, por lo que la crítica constructiva y las ideas son bien recibidas.
Faltaría dar crédito a la
Faltaría dar crédito a la visión del Padre Francisco Xavier Scheifler Amézaga, SJ, quien contribuyó de forma importante a lograr el jardín botánico que se disfruta en al Campus del ITESO
Felicidades a todos los que
Felicidades a todos los que cuidan toda la flora y fauna del ITESO, porque sí están hermosos sus jardínes.
Tengo a mi disposición algo
Tengo a mi disposición algo así como 2 hectáreas de terreno, el cual pienso que sería propicio para algunas de las especies que mencionan, y aunque tiene algunos árboles, todavía posee buenos espacios vacíos. Que mejor que aprovechar y sembrar algunas de estas especies amenazadas. Me pongo a sus ordenes.
Me da gusto saber que mi alma
Me da gusto saber que mi alma mater sigue promoviendo el crecimiento y cuidado de sus zonas verdes, recuerdo haber ayudando a transplantar un NISPERO por la Escuela de Arquitectura. Asi como los dias que esparcian estiercol sobre el cesped para mejorar el suelo.
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