Imposición espectacular

Imposición espectacular

– Edición 403

Los anuncios espectaculares presentes en el paisaje urbanorepresenta un problema para la calidad de vida de los ciudadanos por los grandes espacios que ocupan y las nociones de apropiación e identidad de nuestro entorno.

En las últimas décadas, nuestra ciudad se ha visto invadida por una forma de publicidad que lesiona la calidad de vida de sus habitantes. La presencia de anuncios espectaculares en el paisaje urbano representa un problema para los ciudadanos desde el punto de vista de la espacialidad y de las nociones de apropiación e identidad de nuestro entorno. No se trata en este caso de hacer señalamientos desde la perspectiva romántica que intentaría visualizar una imagen urbana desde su perfil tradicional, sino desde la condición que impone al ciudadano el consumo de imágenes comerciales de las que no puede abstraerse, y que lo convierten en su consumidor forzoso.


A diferencia de otros medios de comunicación donde el usuario tiene la posibilidad de aceptar o rechazar la publicidad comercial al cambiar de canal, apagar el aparato o cerrar la página —lo que lo hace en un actor activo en el consumo de imágenes comerciales—, en los anuncios espectaculares se impone la información a los ciudadanos sin la posibilidad de que éstos puedan interactuar: no sólo se trata, en consecuencia, de una sobreposición de barreras visuales ante el paisaje natural o urbano, sino de una directa imposición visual con su persuasivo contenido, que deja en el imaginario colectivo la idea de rendición o impotencia al verse impedida cualquier persona de rechazar, modificar, evadir o incluso escapar del entorno publicitario en el que no desea participar. Prácticamente —a decir de Jorge Villagómez— nadie puede escapar a la omnipresencia de las imágenes en la actualidad, están presentes en todos los nichos de la vida cotidiana, ya sea que se trate de sitios privados o públicos, y a todo lo largo y ancho de nuestra vida. Este problema ha sido estudiado por teóricos de la psicología ambiental, que nos refieren que estas condiciones ambientales generan la sensación colectiva de descontento pasivo que niega una adecuada identidad en torno al espacio urbano, y una incomprensible y confusa pérdida de escala humana debido a las descomunales dimensiones de los mensajes.


En nuestro medio, la autoridad no sólo ha sido negligente sobre este tema, sino cómplice de la alteración y el deterioro de la calidad espacial de nuestra ciudad mediante el otorgamiento de permisos que favorecen y fomentan este atentado. Por ejemplo, hay municipios en la zona metropolitana de Guadalajara que rentan la infraestructura (que es de todos) para colocar descomunales anuncios comerciales con el objeto de obtener un beneficio económico que finalmente favorece los intereses personales de los políticos antes que los de la sociedad: los bonos para funcionarios públicos o aumentos desmedidos de sus emolumentos son dos ejemplos de ello.


En otros países (como es el caso de Canadá), aunque existe este tipo de instrumentos publicitarios, la reglamentación subordina el afán comercializador que deteriora el ambiente y el entorno, en favor del bienestar colectivo. Se establece para ello el derecho al disfrute del paisaje, tanto natural como urbano, y se pondera el derecho a la ciudad. En Guadalajara esta lucha, si no me falla la memoria, empezó en la década de los años setenta con el retiro de un anuncio luminoso espectacular instalado por la fábrica de calzado Canadá sobre la fachada de uno de los más relevantes edificios de estilo ecléctico afrancesado del siglo XX aún en pie en el centro histórico —obra del arquitecto Luis Prieto Souza—, debido a los esfuerzos de la sociedad civil organizada encabezada por la entonces naciente asociación Prohábitat.


A partir de aquella histórica ocasión, poco se ha hecho de manera seria al respecto de este agravio cotidiano que hoy invade y envuelve de manera cada vez más abrumadora a la ciudad. Es tiempo de que nuestros legisladores se pongan a trabajar en torno a este tema y de que la sociedad civil lo retome con argumentos, perseverancia y firmeza. m.

MAGIS, año LX, No. 498, marzo-abril 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de marzo de 2024.

El contenido es responsabilidad de los autores. Se permite la reproducción previa autorización del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO).

Notice: This translation is automatically generated by Google.