Guerrilla Girls: el futuro
Dolores Garnica – Edición 469
Las Guerrilla Girls son eso: guerrilleras que utilizan como arma nada más que la verdad descrita en una cifra, una estadística, una lista o un dato comprobable, herramientas que evidencian cómo, pese a algunos logros, la exhibición del trabajo de artistas mujeres todavía no resulta proporcionalmente significativa
Durante 2018, el Metropolitan Museum of Art expuso de forma individual el trabajo de solamente una mujer. El Museum of Modern Art también el de sólo una. El Guggenheim, en todas sus sedes, expuso el de tres y el Whitney Museum of American Art, el de cuatro. Las cifras vienen a cuento porque uno de los primeros carteles de las Guerrilla Girls, pegados por las calles de Manhattan en 1985, mostraba sus números: el MET, cero; el MOMA, una; el Guggenheim NY, cero, y el Whitney también cero. En 2015, el colectivo anónimo neoyorquino de creadoras activistas feministas e itinerantes, que portan máscaras de gorilas para proteger su identidad, recontó: el Guggenheim, una; el MET, una; el MOMA, dos; y el Whitney, una. Con estos números y sólo en Nueva York (icono de libertad creativa para muchas personas) podemos darnos cuenta de por qué este grupo —“la conciencia del mundo del arte”, como firma en sus carteles— sigue trabajando de modo incansable para hacer visible la injusta representación del trabajo artístico de las mujeres, no únicamente en exhibiciones individuales y colectivas, sino también en todos los estratos del mundo del arte: curadoras, críticas, galeristas, directoras, coleccionistas…
Las Guerrilla Girls son eso: guerrilleras que utilizan como arma nada más que la verdad descrita en una cifra, una estadística, una lista o un dato comprobable, herramientas que evidencian cómo, pese a algunos logros, la exhibición del trabajo de artistas mujeres todavía no resulta proporcionalmente significativa en los espacios de mayor influencia en el mundo del arte. En su sitio web, las artistas puntualizan: “Socavamos la idea de una narrativa dominante al revelar lo que crece bajo la superficie, el subtexto, lo pasado por alto y lo totalmente injusto”, con el fin de “exponer las injusticias de género, las étnicas y la corrupción en la política, el arte y la cultura pop”. En 1984 se exhibió en el moma de forma colectiva la muestra International Survey of Recent Painting and Sculpture (Visión general de la pintura y la escultura recientes). Fue esta exposición la que las empujó a movilizarse vestidas de gorilas (en un guiño a la similitud de pronunciación entre el nombre de este animal y la palabra guerrilla en inglés) para salvaguardar sus rostros y su trabajo. Y es que sólo 14 de los 169 artistas que, se suponía, representaban el arte de su presente eran mujeres.
¿Deben las mujeres desnudarse para entrar al Metropolitan Museum en Nueva York? Para este ejercicio se hizo una comparación de las mujeres que han expuesto en el lugar contra el número de desnudos que se exhiben en el recinto.
Cientos de carteles, acciones de protesta, exposiciones, curadurías, libros, conferencias, seminarios. En la calle, en museos o en galerías. Antes en Nueva York y ahora por todo el planeta (en México, con un cartel alusivo a la falta de oportunidades para las directoras de cine). En la Tate Gallery de Londres descubrieron que en Europa la situación era peor, y entonces abrieron un espacio para quejas creativas, acción que luego fue replicada en otros países. Antes, provistas de datos y estadísticas producto de la investigación; ahora, armadas también con humor y reflexión acerca de lo que sigue después de la denuncia. Y es que sostienen que, como se grita en las marchas, el futuro será feminista o no será.
Entre sus gritos de batalla se ha oído: “Podríamos ser cualquiera y estamos en todas partes”, y también: “¿Qué sigue?: ¡¡Más quejas creativas!! ¡¡Más intervenciones!! ¡¡Más resistencia!!”. En 1989 se leía en un cartel, quizás el más famoso del colectivo: “¿Las mujeres tienen que desnudarse para acceder a los muros del MET? Menos del 5 por ciento de los artistas expuestos en la sección de arte moderno son mujeres, pero 85 por ciento de los desnudos son femeninos”. En los noventa apareció una lista de hits: los nombres de quienes estaban trabajando para mejorar la situación de las artistas mujeres. Últimamente se enfocan en la denuncia de la poca representación no sólo de mujeres blancas, sino también de las mujeres y los hombres negros.
En la década del 2000-2010 las Guerrilla Girls “expusieron” sus identidades en un cartel con más de 500 nombres, como símbolo de voces infinitas detrás de ellas. Sí. Ellas somos todas, estamos en todos lados y nuestra justicia es el futuro. .