Folcloristas de todas generaciones
Enrique Blanc – Edición 421
En el contexto estadunidense, el término folk tiene una acepción muy particular: refiere al movimiento musical que consistió en el rescate que una serie de juglares urbanos hicieron de las canciones que trajeron a Norteamérica los migrantes
El término folk alude a la tradición, al folclor propio de tal o cual región. Pero en el contexto estadunidense tiene una acepción muy particular: refiere al movimiento musical que floreció entre las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta, y que consistió en el rescate que una serie de juglares urbanos hicieron de las canciones que trajeron a Norteamérica los migrantes.
Se dice que el primer hecho folkie fue la publicación de Canciones de esclavos en Estados Unidos, por el trío integrado por Allen, Ware y Garrison en 1867. Nombres como los de Woody Guthrie y Pete Seeger se convirtieron en referentes de esta música que rescataba los sonidos de instrumentos como el banjo, el violín, la mandolina y el acordeón. Joan Baez, The Kingston Trio, el trío Peter, Paul & Mary, e incluso Bob Dylan, hicieron que el género tuviera un importante renacimiento, hasta el revolucionario día en que Dylan decidió electrificarse.
En la actualidad, una serie de agrupaciones ha vuelto a inspirarse en la sonoridad más clásica del género y lo han renovado. Destacan los estadunidenses Fleet Foxes, a la par de los ingleses Mumford & Sons. m
Mermaid Avenue
Billy Bragg & Wilco
(Elektra, 1998)
El cantautor británico Billy Bragg recibió un regalo histórico: una serie de canciones inéditas del venerado Woody Guthrie, de manos de su hija Nora. Para legitimar su proyecto, Bragg invitó a Wilco y juntos las musicalizaron. El legado de Guthrie adquirió entonces un sonido contemporáneo, aunque también está presente en estas colaboraciones la intención de retener el espíritu de la época en la que Guthrie se afianzó como el referente más importante del folk estadunidense.
We Shall Overcome (The Seeger Sessions)
Bruce Springsteen
(Columbia, 2006)
Icono del rock urbano estadunidense, Springsteen se inventó una interesante aventura: recuperar una serie de canciones emblemáticas del folk. Acto seguido, agrupó a una docena de instrumentistas y se retiró a una granja para recapturar en sus interpretaciones el espíritu bucólico de canciones tradicionales como “Shenandoah”, “Jesse James” y “Jacob’s Ladder”, entre otras, haciéndolo con total respeto y fidelidad a las versiones originales.
Raising Sand
Robert Plant & Alison Krauss
(Rounder Records, 2007)
Salpicado de blues y acentos de la música country, el disco que hicieron en colaboración el legendario vocalista inglés y la cantante estadunidense está anclado en el espíritu de rescate que caracterizó al movimiento folk. Producido por T-Bone Burnett, folclorista de nuestros días y responsable del célebre soundtrack de la cinta O Brother, Where Art Thou?, el disco cuenta con la presencia del inclasificable guitarrista Marc Ribot. Y, por si esto no fuese suficiente, está publicado por la etiqueta de la música folk por excelencia.
Fleet Foxes
Fleet Foxes
(Sub Pop Records, 2008)
Una progresión al género realizada ya en el nuevo siglo es lo que el quinteto que encabeza el virtuoso cantante Robin Pecknold hizo en su primer álbum, uno de los más celebrados en el año de su llegada. Un disco de refinado aire acústico a ratos y eléctrico en otros, y voces que parecen brotar de la neblina más temprana en la montaña, le dieron al grupo originario de Seattle prestigio internacional.
Sigh No More
Mumford & Sons
(Glassnote, 2010)
Su actuación en la ceremonia de entrega de los Grammy este año lo puso todo en claro: lo suyo es folk con todas las letras, y una actitud que evoca la vehemencia que caracterizó al apasionado movimiento punk. Son, en cierta medida, la respuesta británica a la aparición de los Foxes; un cuarteto que parte de la tradición y el folclor que surgió en el Reino Unido para luego embarcarse rumbo a Norteamérica y, desde una perspectiva contemporánea, hacer una música netamente original y renovadora.