El poema forma parte del libro La vida espiritual de las hormigas (Medusa Editores, 2021). Su autor es un destacado traductor y promotor cultural chihuahuense

Una mañana apenas esbozada,
un sol renuente, envuelto en su pereza,
el aire inmenso, los insectos
y el rocío.

Esto queda.
Deslizar las cortinas y ver por la ventana,
Otra vez, como siempre, el mismo árbol,
y verte ya hacia adentro,
ya por primera vez en el recuerdo,
y no evidente, cálida y dormida,
en la quieta parcela de la cama.
Queda aún esa sombra que se alarga
y cruza con demora la avenida:
el mismo árbol,
que hoy, por primera vez, es el primero.

En el límite inquieto de sus hojas,
definido y sin final,
infinito y con cuantía,
queda aún el temblor
de un tañido de campanas,
el aire inmenso, los insectos
y el rocío.

*     *     *

Claridad, sencillez expresiva, son las principales características que se advierten en la primera lectura de este poema. Sin embargo, al leerlo nuevamente, las frases que lo componen parecieran revelar algo que está más allá de las palabras y las cosas, tan cotidianas, que en él aparecen; como si estos elementos —sol, aire, insectos, rocío— fuesen sólo las señales de un camino hacia ese lugar de privilegio: una habitación donde alguien duerme y alguien más mira por la ventana. Tal vez ella, la durmiente, se ha convertido ya en un recuerdo que contrasta vivamente con ese árbol visto tantas veces, pero visto ahora en plenitud, como si fuese la primera vez. Todo adquiere entonces una nueva dimensión en la que es posible adivinar la naturaleza a la vez contundente y fugaz de cada cosa. El poema forma parte del libro La vida espiritual de las hormigas (Medusa Editores, 2021). Su autor, Édgar Trevizo, es un destacado traductor y promotor cultural chihuahuense, compilador de varias antologías de poesía, entre ellas un homenaje colectivo a William Carlos Williams titulado Hay algo urgente que te tengo que decir, también publicado por Medusa, editorial de la que es director. Obtuvo el Premio Chihuahua de Literatura en 2004.