Entrevista con Goéry Delacôte. Empoderar a los ciudadanos en los museos de ciencia

Goéry Delacôte

Entrevista con Goéry Delacôte. Empoderar a los ciudadanos en los museos de ciencia

– Edición 397

Goéry Delacôte

La educación es la base del desarrollo humano, por lo que fomentar el aprendizaje de la ciencia es fundamental para las sociedades modernas. Conscientes de ello, desde los años ochenta prestigiosos científicos se han involucrado en la creación de museos de ciencia como espacios privilegiados para la divulgación científica y el aprendizaje. Entrevistado durante una visita al ITESO, el científico y educador Goéry Delacôte nos comparte su odisea en la creación de museos interactivos de ciencia.

Es probable que usted recuerde que un día, cuando cursaba la secundaria, su profesor en turno sacó un pedazo de gis del bolsillo de su camisa a cuadros y escribió en el pizarrón: “Un átomo es la porción más pequeña e indivisible de la materia”. Luego añadió con tranquilidad: “y sus partes son electrón, protón y neutrón”. Quizá no fue sino hasta mucho tiempo después que usted se preguntó cómo era posible que algo indivisible tuviera partes.


O tal vez recuerde aquella frase tan repetida en la primaria: “Los estados de la materia son sólido, líquido y gaseoso”, o que en la clase de biología le dijeron que los tres grandes reinos se llaman mineral, vegetal y animal. No le tomará mucho darse cuenta de que la diferencia cuantitativa y cualitativa que existe entre lo aprendido en las aulas y el desarrollo científico y tecnológico que ocurre mientras usted sigue con vida, difieren exponencialmente. Basta una ojeada a publicaciones recientes o a documentales para toparse con que los estados de la materia son cinco e incluyen palabras como plasma y condensado Bosé-Einstein, o hallará los reinos monera, fungi, protista, plantae y animalia, e, inevitablemente, dará con los fotones, quarks, fermiones… Puede ser que haya escuchado la frase “divulgación de la ciencia” y con suerte se habrá preguntado: ¿cómo?, ¿para qué?


La divulgación de la ciencia busca complementar las experiencias del periodo escolarizado, motivar hacia el conocimiento científico, mostrar la ciencia como una actividad placentera y gozosa, ayudar a apuntalar un sistema educativo raquítico y poner al alcance de la ciudadanía los descubrimientos contemporáneos. Es decir, combatir la indiferencia y el desdén hacia el conocimiento y forjar un concepto de cultura que rebase la limitada noción tradicional, esperando que la mayoría de las personas incorpore elementos como el pensamiento crítico, la experimentación y el razonamiento a sus hábitos, costumbres y tradiciones.


Para ello los divulgadores organizan museos, conferencias, revistas, audiovisuales, caricaturas y programas de radio y televisión. En México destacan las actividades desarrolladas por la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (Somedicyt), que en septiembre de 2006 celebró su VX Congreso Nacional en el ITESO. Entre los tópicos ahí abordados destacó el de los museos de ciencia, gracias a la presencia de una de las figuras emblemáticas de este tipo de instituciones, el doctor Goéry Delacôte.


Y es que los museos de ciencia son una de las trincheras más sólidas en la divulgación de la ciencia. Actualmente reciben a casi 20 millones de visitantes en el mundo cada año. Sólo en México atienden al año a más del equivalente de la población de Jalisco. Ignorarlos tal vez signifique desperdiciar una oportunidad valiosa para aprender.



Para entender la relevancia de Delacôte en el ámbito museístico hay que recordar que aunque se conocen museos desde el siglo III A.C., esas primeras casas de las musas distan de nuestros museos actuales: en su mayoría se trataba de colecciones privadas destinadas a la contemplación por unos cuantos. Había algunos, como el del Vaticano, que abrían sus puertas una vez al año. A partir del siglo XVII varios de estos espacios fueron denominados patrimonio nacional, lo que marcó el inicio de los grandes museos: el British Museum, en Londres (1753), la Galería de Kassel, abierta al público en 1760 y el Louvre, en 1798.


Fue hasta el siglo XIX que las colecciones más importantes se fueron haciendo públicas y surgieron espacios como National Gallery y Tate Gallery, en Londres, Kunsthistorisches Museum en Viena, la Pinacoteca de Munich, la Galería Nacional de Praga, Museo del Ermitage en Leningrado, Gli Uffizi de Florencia, Museo del Prado en Madrid o el Metropolitan Museum of Art en Nueva York, y comenzó a reconocerse la función de los museos con un sentido pedagógico. Así surgieron los museos de Historia Natural —como instrumentos de educación—, herederos de aquellos gabinetes de curiosidades y especímenes, así como de las cámaras de maravillas del siglo XV.


A principios del siglo XX se consolidaron iniciativas para conformar los nuevos museos de ciencia, encabezados por el de Munich y el de París. En 1969 inició una de las revoluciones más determinantes dentro de los museos de ciencia, en San Francisco, California. Aquel gran bodegón que sirvió para la Panama Pacific International Exposition es entonces ocupado por múltiples y variados artefactos diseñados para que los visitantes del nuevo museo que ahí se instalará “sientan que entienden el mundo que los rodea, incluso tengan la convicción de que podrían entenderlo si quisieran. Entonces, y sólo entonces, serán capaces de sentir que pueden hacer una diferencia mediante sus decisiones y acciones. Sin esta convicción las personas viven con el sentimiento de ser eternamente empujadas por fuerzas y eventos ajenos a ellas”, de acuerdo con su fundador, el connotado científico Frank Oppenheimer. Exploratorium, el emblemático —para bien y para mal— museo interactivo, había nacido. Y pronto sería punto de referencia mundial para la mayoría de los museos que aparecieron durante el siglo XX. Buena parte de esto es responsabilidad de Goéry Delacôte, quien fue su director ejecutivo durante más de doce años y que justo en este momento revisa un ejemplar de la revista mexicana de divulgación ¿Cómo ves? que le ha entregado Sergio de Régules, coordinador científico de esta publicación.


Delacôte, cuya mirada oscila por las hojas, pregunta cuál es el tiraje, quién lo paga, cómo se distribuye, cuánta gente la lee… y felicita. Esa actitud curiosa, inquisitiva y, sobre todo, generosa, es constante en él, además del equilibrado y suave timbre de su voz, que expresa un inglés pulcro que tiene mucho de británico, pero también reminiscencias de francés y de su antigua vida californiana.


USTED HA HABLADO DEL EMPODERAMIENTO DEL CIUDADANO POR MEDIO DE MUSEOS DE CIENCIA. ¿A QUÉ SE REFIERE?
Los museos de ciencia influyen sobre su comunidad, puede ser en lo personal, social, político o económico. Pueden fomentar el turismo regional, nacional e internacional, con una repercusión directa en la economía de su localidad. Con empoderamiento ciudadano quiero decir que los museos tienen la posibilidad de buscar recursos para distribuir el conocimiento de forma equilibrada y completa. Estos espacios pueden influir en el diseño de políticas que coloquen las necesidades educativas de la población como la prioridad de los gobiernos. Así podemos diseñar verdaderos ambientes de aprendizaje ubicuos, que vayan más allá de las instalaciones y del instante de visita al museo, extendiéndolo en cuanto a espacio y tiempo para vincular las actividades de los museos a las rutinas y a los lugares donde se desarrollan las personas. Un museo que coloca la educación científica como una de sus prioridades, forma individuos solidarios y participativos, activos y cooperativos, con sentido crítico y universal, y los empodera para reforzar los valores necesarios en la construcción de sociedades democráticas.



EL DOCTOR JULIÁN BETANCOURT SEÑALÓ QUE SEGÚN EL BANCO INTERAMERICANO DE FOMENTO, LA ESCOLARIDAD PROMEDIO DE LOS LATINOAMERICANOS ES DE 8.3 AÑOS. PARECE QUE NUESTROS PAÍSES SON IDEALES PARA DESARROLLAR INICIATIVAS DE EDUCACIÓN INFORMAL ¿PODRÍA HABLARNOS DEL PROYECTO LA MAIN À LA PÀTE, QUE HA TENIDO GRAN REPERCUSIÓN EN LA SOCIEDAD FRANCESA?
La main à la pâte (Manos a la obra) empezó en 1996, cuando Georges Charpak (Premio Nobel de Física, 1992) notó la falta de repercusión de la ciencia y la tecnología en la sociedad, sobre todo en los niveles educativos elementales. Charpak conocía el trabajo de Leon Lederman (Premio Nobel de Física, 1988) llamado Hands On, que fomentaba la alfabetización científica de grupos en condiciones de pobreza de Chicago, mediante actividades experimentales. Al ver los resultados positivos de esta experiencia, Charpak buscó hacer algo similar en Francia, y se asoció con Yves Quéré y Pierre Léna, ambos excelentes físicos. Se plantearon enseñar ciencia a niños de cinco a doce años y se enfocaron en los primeros niveles de educación. Para un proyecto así es necesario el apoyo del Ministerio de Educación, profesores competentes y un diseño de imagen preciso para llevarlo a diferentes sitios. La participación de Charpak fue coyuntural porque en Francia no hay muchos premios Nobel en Ciencia, y él ha estado involucrado en la educación; y si eres un premio Nobel no pueden decirte “no queremos verte”, y eso permitió que estudiantes y graduados en Ciencia colaboraran con La main à la pâte. Con las buenas ideas pueden ocurrir dos cosas: que despierten oposición o que todo el mundo hable de ellas, pero no suceda nada. La main… creció mucho, recibió el apoyo de la Grande École de Nantes para crear un grupo de científicos de apoyo y elaborar programas de actividades. Con la colaboración de personas comprometidas y activas, esto se convirtió en una especie de epidemia.


¿ES POSIBLE INSTITUCIONALIZAR UN PROYECTO DE ESTE TIPO, PARA TRANSFORMARLO EN UNA ESTRTEGIA PERMANENTE?
Ésa es una pregunta clave. Tal vez el éxito de La main à la pâte (manos a la obra) se deba a que no es un proyecto contra las instituciones. Trabaja al margen de las instituciones, pero involucra a miembros de éstas, como estudiantes y profesores, une a la gente. Y es un proyecto amplio y colectivo, no depende de una sola persona. Si Charpak muriera, el proyecto seguiría adelante sin problemas. Para llegar a esto es fundamental que el proyecto sea adoptado por las personas y aceptado por las instituciones. Ése es el mayor reto. Las buenas noticias son que el proyecto ha causado un fuerte impacto en los estudiantes, y eso puede desencadenar un gran cambio. El nombre es muy inteligente porque viene de la cocina.


¿CUÁLES SON LOS IMPEDIMENTOS?
Lo delicado es que para modificar la enseñanza de la ciencia debemos proveer apoyos constantes a los maestros, insumos para investigación sobre la enseñanza y el aprendizaje, unir profesores con los museos de ciencia y crear redes. La creación de redes es una de las ideas básicas. Si yo estuviera en el Ministerio de Educación buscaría unirlos para establecer verdaderos sistemas para la educación. Los museos de ciencia pueden aportar mucho a la renovación de la educación porque son estables, están en la periferia de la educación —y a veces es difícil ver el problema desde adentro. Los museos pueden ayudar a encontrar los programas necesarios y a hacer transformaciones institucionales.



CONVOCAR A LOS INVOLUCRADOS EN LA EDUCACIÓN ES CLAVE, PERO ES DIFÍCIL QUE LOS MUSEOS; COLEGAS DE MUSEOS MEXICANOS CON FRECUENCIA ESCUCHAN A MAESTOS DECIR QUE NO VAN MUSEOS PORQUE PIERDEN TIEMPO DE CLASES.
Este tema me hace sentir orgulloso de mi experiencia en Exploratorium. A veces los profesores quieren involucrarse pero hace falta darles elementos suficientes. Para nosotros fue vital la creación del Centro para la Educación Informal en el museo, para cumplir con las tareas de complementariedad educativa; enseñar ciencia tiene que ver con la experiencia, con experienciar aquello que quieres enseñar, es un proceso fundamental, te lleva a crear tus propias relaciones con las ideas, y para esto tenemos los equipamientos interactivos del museo.


¿QUÉ OTRAS HERRAMIENTAS COMPLEMENTAN LA EXPRIENCIA?
La experiencia directa no siempre basta, así que fomentamos la conversación, ya sea entre personas o entre una persona y un texto, pero que podamos englobar en lo que llamo media and communication. Por ello creé el Media and Communication Center, un lugar para profesores, educadores y científicos, donde abordamos cuestiones como: ¿cuáles son las mejores prácticas para enseñar ciencia?, ¿de qué manera ayudan los museos de ciencia a la educación, vinculándose a las escuelas y a los docentes? Es fundamental que un museo haga investigación y este proyecto nos permite revisar qué funciona y qué no, y cómo podemos organizarnos mejor. De esta experiencia han surgido procesos que repercutieron de forma positiva y democrática en la Academia de las Ciencias, como el establecer estándares nacionales para la educación científica. Yo no estoy interesado en museos, lo que deseo es cambiar la educación, y los museos pueden hacer mucho por interesar a las personas en la ciencia.


¿CÓMO SE RELACIONÓ EXPLORATORIUM CON LA EDUCACIÓN?
Llegué a Exploratorium en 1991, cuando internet comenzaba, lo que nos ayudó a que vinieran maestros de otros lugares. Se creó el Instituto para la Enseñanza y el Aprendizaje, donde hacíamos talleres con profesores para dotarlos con herramientas para mejorar su enseñanza y apoyar su profesionalización. Exploratorium nació con un objetivo educativo, primordialmente. Frank Oppenheimer era como yo: no venía del mundo de los museos. Era un científico y también un educador. Lo que quiso hacer con Exploratorium fue un nuevo ambiente educativo, una renovada herramienta educativa que tomó el formato de un museo, pero sus raíces están muy ligadas a la educación; no se trata de transformar las escuelas en pequeños exploratoriums ni el Exploratorium en una escuela, sino de crear una agenda sobre lo que hacemos, esperamos y deseamos acerca del aprendizaje de la ciencia, de nuestras prácticas de enseñanza, de la manera en que construimos nuestro conocimiento.


USTED LLEVÓ A EXPLORARIUM MÁS ALLÁ DE SUS FRONTERAS FÍSICAS CON PROPUESTA COMO IRON SCIENCE TEACHER (COMPETENCIA DE HABILIDADES ENTRE PROFESORES), INSTITUTE OF INQUIRY, LAS ACTIVIDADES EXPERIMENTALES LLAMADAS SCIENCE SNACKS Y LAS PUBLICACIONES QUE GENERA…
Se trata de invitar a los maestros a aprender cómo enseñar ciencia de manera experimental, poniéndose en los zapatos de los alumnos para darse cuenta de qué tan agradable puede ser aprender ciencia con otros métodos. Hacemos una selección de los maestros de cada distrito para ver qué tan bien funcionan nuestros programas y evaluarlos… eso nos permite hacer descubrimientos muy interesantes, notar que la mayor parte de los maestros puede tener gran miedo a exponerse… puedes ver los resultados de este entrenamiento cuando los maestros van con sus grupos al museo. Mi éxito fue convencer a las instancias correspondientes de otorgar dinero para estas iniciativas, porque nosotros somos responsables de crear un ambiente propicio para maestros, que no los abandone, sino que los tome en cuenta para que hagan mejor su trabajo. Es la única manera en que pueden crearse políticas de impacto nacional.


EN MÉXICO HAY UNA EUFORIA POR CREAR MUSEOS DE CIENCIA. SIN EMBARGO, MUCHOS PROYECTOS CARECEN DE UNA POLÍTICA EDUCATIVA DE FONDO. A VECES SE PROYECTAN MUSEOS DESDE LA CAPITAL DEL PAÍS, AJENOS A LAS REALIDADES LOCALES Y A UN SISTEMA EDUCATIVO. ¿CÓMO ES ESTA SITUACIÓN EN OTROS PAÍSES?
Esta situación no es exclusiva de México, tiene que ver con la naturaleza misma de los museos. La gente quiere a los museos de ciencia, tienen una buena imagen de ellos, dicen: “sí muy bien, hagamos uno”. Sin embargo, los museos de ciencia no son entendidos desde una panorámica amplia para empoderar a los ciudadanos; son vistos como lugares agradables para pasar los fines de semana, para entretenerse. Pocas veces representan un agente estratégico para los procesos de enseñanza. Los museos son un agente de cambio para la educación; están abiertos para todos, cualquiera puede venir a conocer sobre ciencia y tecnología; pueden ayudar a los maestros a la docencia: un buen maestro de ciencia debe conocer el punto de vista experimental; hagamos lugares donde la experimentación pueda realizarse, y podamos entender cómo utilizar la tecnología para educar… ¿cuáles serían estos lugares? Los museos de ciencia. 



MENCIONABA LA IMPORTANCA DE TEJER REDES PARA QUE LOS PROYECTOS DE EDUCACIÓN FORMAL, COMO SON LOS MUSEOS DE CIENCIA, CRISTALICEN Y TRASCIENDAN. ¿CÓMO IMAGINA ESAS REDES?
Me refiero a trabajar los museos con las escuelas, desarrollar proyectos colectivos entre museos de ciencia del norte, del sur, del este y del oeste, intercambiar equipamientos interactivos, etc. Estoy diseñando el nuevo At-Bristol, que tendrá una sección de equipamientos interactivos básicos, pero debemos tener otros artefactos; todavía hay un gran reto por alcanzar en el diseño de equipamientos interactivos. Intento tener 150 equipos en piso y 200 con otros socios para crear una gran red y cambiar de exhibiciones periódicamente. Ésta es una ventaja enorme si los visitantes esperan calidad e inspiración, quieren aprender algo de tu museo, pero también quieren cambios. Si queremos ofrecerles cosas novedosas, la única posibilidad son redes en las que cada integrante tiene exhibiciones que podamos prestarnos y que enriquezcan las que ya tiene previamente. Esta metodología no es una exhibición itinerante, que viaja y permanece durante algún tiempo. Con el intercambio se mantiene un ambiente de aprendizaje, sólo los temas cambian. Así los visitantes encontrarán el museo que reconocen y al mismo tiempo su museo renovado. Los museos que no cambian, mueren.


¿CÓMO DEFINIR LOS CONTENIDOS DE UN MUSEO DE CIENCI: LA INVESTIGACIÓN DE FRONTERA, LOS DESCUBRIMIENTOS CONTEMPORÁNEOS, LOS CONCEPTOS BÁSICOS?
Desperdiciamos mucho tiempo en ver nuestros espacios como espacios aislados, y no los vemos como parte de una red. De esta manera debemos visualizar los contenidos de los museos; si consideramos sólo la ciencia del siglo XVIII y XIX, o si sólo consideramos la ciencia contemporánea, cometeremos un gran error. Difícilmente puedes comprender la ciencia actual si no conoces la ciencia de base. La investigación científica está en constante movimiento y hay que mostrárselo al público por medio de los formatos más propicios para cada contenido, como debates o charlas de análisis. Lo importante para el museo es mantener un balance entre la ciencia de las nuevas ideas y la ciencia de base.


UN DEBATE RECIENTE TIENE QUE VER CON EL BALANCE. ALGUNOS CRITICAN QUE EN LAS LOCALIDADES MARGINADAS SE EDIFIQUEN MUSEOS DE CIENCIA QUE ABORDAN TEMÁTICAS APARENTEMENTE ALEJADAS DE LA COMUNIDAD, COMO LA NANOTECNOLOGÍA. OTROS ADUCEN LA UNIVERSIDAD DE LA CIENCIA PARA JUSTIFICAR ESTOS HECHOS.
Es fácil desarrollar equipos interactivos que aborden la física clásica, por ejemplo. Dinámica, cinemática, electromagnetismo… todo eso es relativamente sencillo. Pero cuando hablamos de ciencia contemporánea, como supersimetría o antipartículas, creo que no todos los museos deben involucrarse en esto, sino aquellos que tienen la infraestructura adecuada, como un número considerable de científicos en su personal. No debe sorprendernos que muchos de los museos de ciencia no cuenten con científicos entre su personal. Y no es porque el científico sea el único capaz de desarrollar artefactos para educar sobre ciencia, sino por que para quien no está involucrado en la investigación científica resulta muy difícil relacionarse con la ciencia de frontera.


¿CÓMO INFLUYE EL DINERO PÚBLICO EN LA DEFINICIÓN DE ESTOS PROYECTOS?
Si el gobierno te dice: “haz un museo de ciencia con nanotecnología”, no desperdicies el tiempo: toma el dinero y corre. Necesitas dinero público para crear un museo de ciencia, así que ve por él. Nanotecnología… ¿quieres que haya eso? Di que sí y luego haz tu trabajo de manera correcta: diseñas el ambiente de aprendizaje que encaje con las necesidades de tu localidad. ¿Por qué a alguien que le hace falta comer y no tiene casa habría que platicarle de nanopartículas? Nunca sabes, tal vez ese primer acercamiento con la ciencia contemporánea haga la diferencia en ese sujeto. Hay muchas maneras de acercarse a la nanotecnología, por ejemplo, mostrando algunos pequeños aspectos de procesos químicos básicos. Y si el gobierno dice que debes poner algo sobre nanotecnología, tú dices sí. El gobierno no va a entender de todas maneras. Tomas el dinero y les muestras algunos aspectos de lo que llaman nanotecnología. Haz bien tu trabajo. m.

MAGIS, año LX, No. 502, noviembre-diciembre 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de noviembre de 2024.

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