El problema del desperdicio de alimentos es tal, que la Unión Europea designó 2014 como el Año Europeo contra el Desperdicio de Alimentos. Pero Intermarché, la tercera cadena de supermercados más importante en Francia, decidió llevar las cosas más allá.
Una vieja sentencia popular afirma que “de la vista nace el amor”. Y este dicho, sabio como todos los dichos populares, parece ser el que rige los departamentos de frutas y verduras en los supermercados: manzanas rojas y jugosas comparten espacios con espléndidas naranjas, mientras zanahorias y papas esperan a ser elegidas por los compradores. ¿Pero qué pasa si la fruta es, por decirlo de alguna manera, “fea”? ¿Si la zanahoria tiene dos puntas y la papa tantas protuberancias que es imposible encontrarle forma? Sencillo: frutas y vegetales van a parar a la basura: según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), cada año se desperdician 1.3 millones de toneladas de los alimentos producidos para el consumo humano, ya sea por cuestiones de mercado (sobreproducción, fluctuación de oferta y demanda, etcétera), o porque simple y sencillamente no cumplen con los estándares de calidad.
El problema del desperdicio de alimentos es tal, que la Unión Europea designó 2014 como el Año Europeo contra el Desperdicio de Alimentos. Y aunque nombrar años de cualquier cosa es importante para tratar de crear conciencia sobre algunos temas, la gente de Intermarché, la tercera cadena de supermercados más importante en Francia, decidió llevar las cosas más allá: creó la campaña Inglorious Fruits & Vegetables, que consiste en poner a disposición de sus clientes frutas y verduras “feas”.
Conscientes de que las personas están acostumbradas a comprar frutas “bonitas”, la gente de Intermarché aplicó a los productos un atractivo 30 por ciento de descuento. Y, para terminar de convencer a los escépticos, ofreció “sopa de zanahorias feas” y “jugo de naranjas feas” para que la gente probara que, sin importar cuál fuera su aspecto, todos los productos eran de buena calidad. ¿Resultado? Un todos ganan: ganaron los agricultores, que pudieron acomodar el producto que generalmente va a parar al basurero; los consumidores, que pudieron llenar su carrito para cumplir con la ración de cinco porciones de frutas y vegetales que recomiendan los expertos y, por supuesto, ganó Intermarché, que aumentó sus ventas en 24 por ciento.
Pero no todos están convencidos de llenar sus pasillos con frutas y verduras feas. El sitio Fresh Plaza documenta que Harald Kristiansen, de la cadena Coop, se ha manifestado en contra de replicar la iniciativa en Noruega. “Me temo que la introducción de productos feos sólo incrementará la cantidad de desperdicios, ya que no los comprarán. La demanda del consumidor crece de forma estable y está relacionada con la mejora de los estándares de nuestros productos”, ha dicho Kristiansen, en un país donde cada año se desperdician cerca de 250 mil toneladas de alimentos, sobre todo pan, frutas y hortalizas. m.
Para leer
:: El documento de la FAO sobre el desperdicio de alimentos.