A través de su iniciativa Grand Challenges in Global Health, la fundación Gates hizo un llamado para cambiar la manera de producir los preservativos y acabar con los prejuicios que existen en torno a su uso.
Aun cuando el siglo XXI ya está bastante avanzado, los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual (ETS) siguen siendo un importante problema de salud pública. Y si bien el problema es viejo, el método más accesible para prevenirlo tampoco es nuevo. Es, de hecho, muy antiguo: en 2000, el Museo Británico de Londres realizó una exposición con los preservativos más antiguos y que datan de hace 450 años, aunque hay evidencia de que se usaban mucho tiempo atrás. Sin embargo, a pesar de la larga historia, su desarrollo parece estancado en los últimos 50 años. Eso es lo que piensan en la Fundación Bill & Melinda Gates, liderada por el fundador de Microsoft y que acaba de lanzar un nuevo reto a los innovadores del mundo: revolucionar el preservativo.
A través de su iniciativa Grand Challenges in Global Health, la fundación Gates hizo un llamado para cambiar la manera de producir los preservativos y acabar con los prejuicios que existen en torno a su uso —el más extendido, ya se sabe, es aquel de que “con preservativo no se siente lo mismo”—. Así pues, desde Grand Challenges se hacen dos preguntas: “¿Es posible el desarrollo de un producto sin este estigma, o mejor aún, uno que permita aumentar el placer? Si es así, ¿dicho producto traería beneficios sustanciales para la salud mundial, tanto en términos de la reducción de embarazos no planificados como en la prevención de contagio de vih u otras enfermedades de transmisión sexual?”. Ellos creen que sí.
¿Qué pide la fundación a los innovadores que quieran tomar el reto? Un preservativo de nueva generación que conserve o aumente sus ventajas, que tenga un mejor empaque o un diseño que facilite más su uso. Y tal vez el reto mayor: abordar y superar las barreras culturales. ¿Quiénes están descartados de antemano? Las propuestas sin una hipótesis o un plan para demostrar que el producto resuelve los problemas planteados, los proyectos que sean muy caros para ajustarse a países en vías de desarrollo o prototipos que sacrifiquen la función del preservativo como herramienta para la prevención del embarazo no planeado o la transmisión de ETS.
Las propuestas no se han hecho esperar: el sitio de noticias FayerWayer reportó que la Fundación Gates entregó, a mediados de 2013, 100 mil dólares a científicos del Instituto del Grafeno, en la Universidad de Manchester, para el desarrollo de un preservativo de este material. Y en las primeras semanas de 2014 entregaron otro tanto a la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston y el Centro Médico de Boston, que comenzarán un proyecto de nanotecnología aplicada en los preservativos. La fundación podrá entregar hasta un millón de dólares para encontrar lo que están buscando.
Ésta no es la primera vez que la Fundación Gates llama a revolucionar algo: en 2012 lanzó el reto de revolucionar los excusados, con el objetivo de combatir el gran problema de salud pública que representa la falta de estos en países pobres. m
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