Emoción, riesgo y promesas en el viento

Emoción, riesgo y promesas en el viento

– Edición 507

¿Vale la pena apostar tus ahorros por la promesa de multiplicarlos? Las criptomonedas seducen con ganancias extraordinarias, pero testimonios revelan la otra cara: quiebras millonarias y pérdidas devastadoras. Expertos advierten sobre volatilidad extrema, estafas y ausencia de regulación. Su consejo: invertir solamente lo que uno esté dispuesto a perder

Hace unos 10 años, su tío vendió la empresa para dedicarse de lleno a invertir en bitcoins.

Había empezado hacía algún tiempo, pero hasta entonces combinaba sus labores como empresario con su reciente faceta de asesor financiero. Con una mezcla de curiosidad, temor, ganas de ayudar y deseos de multiplicar sus ganancias, familia y amigos comenzaron a confiarle cantidades más bien modestas.

“La verdad, no sabía ni qué eran las criptomonedas; entonces, mi tío me dijo: ‘Pues puedes empezar desde 100 pesos y yo soy tu asesor’”, cuenta uno de sus sobrinos, quien prefiere el anonimato para mantener atados los lazos familiares. “Prácticamente era como: ‘Tú dame dinero, yo te lo invierto y, en tantos meses, te lo regreso con un rendimiento de tanto por ciento’”.

Las cosas estuvieron muy bien por un tiempo y, precisamente, eso fue lo que le hizo desconfiar. “En algún punto tuve un sentimiento de que algo no iba a salir bien”, recuerda, “me estaba generando un rendimiento muy superior a lo que te daría cualquier lugar seguro, y eso fue lo que me hizo declinar”.

Con todo, el balance para él fue positivo: en apenas 10 meses, los cerca de 50 mil pesos que apostó obtuvieron un rendimiento de alrededor de 80 por ciento. Su tío, sin embargo, no puede decir lo mismo: el año pasado, “de la noche a la mañana”, se fue a la quiebra. “Tuvo una muy mala jugada, ya estamos hablando de millones de pesos. […] Ahorita se está intentando recuperar, pero ya completamente fuera del mundo de las criptos”, explica.

Otros se han lanzado a la aventura con más conocimiento de causa y sin necesitar a un intermediario. Es el caso de Arturo Alonso, estudiante de la Licenciatura en Finanzas en el ITESO y joven inversionista. Signo de los tiempos, Arturo escuchó de las criptomonedas desde los 14 años. Cuatro años después, ya en la universidad, hizo su primera compra de bitcoins, cuando su valor estaba entre 50 mil y 60 mil dólares.

Al inicio, obtenía la información de videos de YouTube y foros de Reddit. Con el tiempo, sus propios estudios y los consejos entre compañeros lo llevaron a tomar mejores decisiones.

“Un amigo, como en septiembre u octubre, me dijo que había que meterle más a Bitcoin porque en diciembre podía ‘explotar’, y así pasó. La verdad, creo que fue un golpe de suerte porque superó los 100 mil dólares, y a principios de año, también”, explica.

Entonces, vendió casi todo para diversificar su portafolio, es decir, apostar no sólo a los bitcoins, sino a otras criptomonedas. Se trata de una estrategia prudente: si una inversión baja, pero las otras se mantienen o ganan, la pérdida se reduce o hasta desaparece; es decir, sirve para disminuir el riesgo. Pero las cosas pueden salir mal: “Por ejemplo, le metí a una criptomoneda que decía que se iba a regular con inteligencia artificial. Y, la verdad, confié en esa moneda, pero fue con la que peor me fue”, dice.

Tras 12 meses, y a la espera de que sus inversiones se recuperen, prácticamente tiene la misma cantidad que invirtió originalmente. Pero el gusto por la adrenalina no se la quita nadie. De hecho, si algo tiene este mercado son emociones fuertes. Aunque no siempre placenteras.

Nayib Bukele, presidente de El Salvador, y el arquitecto mexicano Fernando Romero, frente a la maqueta de la ciudad circular que se levantaría en torno a Bitcoin como un desarrollo urbano de alta tecnología, con un aeropuerto, comercios, áreas verdes y un monumento a esa criptomoneda en su plaza central. Foto: @nayibbukele en X.

Cuestión de oferta y demanda

En realidad, el concepto no es tan difícil de entender: las criptomonedas son monedas digitales o virtuales. A diferencia del dinero que en este momento tienes en la bolsa o en la tarjeta de débito, las criptos no dependen de algún banco central. Esto es, no son emitidas, reguladas ni respaldadas por un gobierno, como sí ocurre con el peso, el dólar, el euro, el yen o cualquier otra divisa.

Y eso, que puede parecer una desventaja, es precisamente lo que las hace atractivas para
muchos.

“Básicamente, la razón principal de la existencia de las criptomonedas es que sus creadores querían encontrar alguna moneda que fuera libre de cualquier regulación, que fuera descentralizada, que no tuviera ningún control de ningún banco, de ningún país, de ningún gobierno”, puntualiza Pol Rodríguez, profesor del Departamento de Economía, Administración y Mercadología, en la Escuela de Negocios ITESO.

Como no hay nadie que las respalde, “su precio depende completamente de la oferta y la demanda”, agrega Antonio Ruiz Porras, director del Centro de Investigación de Teoría Económica y coordinador del Doctorado en Estudios Económicos del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Actualmente, las criptomonedas sirven lo mismo para hacer pagos que para enviar remesas, hacer donaciones o invertir en espera de obtener ganancias. Es complicado calcular cuántas existen, pues aparecen y desaparecen constantemente, pero se cuentan en decenas de miles.

“En México, el efecto que están teniendo las criptomonedas es que son un medio para transferir remesas. La ventaja de la transferencia de remesas a través de ellas es que es prácticamente inmediata, no tienes que ir a una sucursal o a un lugar físico para poder hacer un envío de dinero, y tampoco tienes que pagar tipo de cambio”, a diferencia del cambio de divisas, en el que hay un precio a la venta y uno menor a la compra, señala Norman Wolf del Valle, profesor titular de tiempo completo de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Federico Ast, doctor en Dirección de Empresas y profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, en Argentina, coincide en que las personas comunes se pueden beneficiar por la “facilidad para hacer transacciones internacionales y reducir costos por comisiones”. Sin embargo, el mayor interés parece ser el del uso de las criptomonedas como oportunidad de inversión. “Si alguien está interesado en las criptomonedas, es una muy buena opción de inversión, siempre y cuando sean conscientes del riesgo por la volatilidad”, advierte Pol Rodríguez, del ITESO.

En este sentido, es importante saber que hay de criptos a criptos. Aunque en todas hay un riesgo, no son lo mismo las pioneras, como Bitcoin y Ethereum, que las stablecoins, cuyo valor está vinculado a una moneda “real” como el dólar; mucho menos, las memecoins, que son creadas casi como broma y que están basadas en una tendencia viral en la red.

Mina Bit Patagonia, granja ubicada en Ushuaia, Argentina. Foto: cronista.com

¿Quién inventó esto?

En 2008 se publicó un documento de investigación, “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”, en el que se proponía un esquema alternativo para realizar pagos electrónicos de manera anónima apoyándose en principios matemáticos de criptografía. Con base en esa publicación se creó el primer activo virtual, Bitcoin, a principios de 2009.

El autor de la investigación y creador de Bitcoin es Satoshi Nakamoto. No se sabe a ciencia cierta si Nakamoto existe o si es un seudónimo de un sociólogo y economista finlandés, un estudiante irlandés de criptografía, un matemático japonés, un experto en seguridad informática en Texas o un ingeniero informático chino, entre muchas otras opciones plausibles. Hay también quien cree que el nombre oculta la identidad de un grupo de personas o, incluso, de alguna dependencia gubernamental.

Sea quien sea Nakamoto, en 2015, la revista The Economist le otorgó el Premio a la Innovación, en la categoría Sin Límites. Ese año, otras categorías las ganaron los directores generales de Spotify, Daniel Ek; de Uber, Travis Kalanick; y de Tesla, Elon Musk.

“Más de 2 mil comercios de todo el mundo, entre ellos Microsoft, Subway, Victoria’s Secret y Zappos, aceptan la moneda. El bitcoin podría alterar de forma radical el sistema financiero internacional si logra una aceptación universal. Eliminaría la necesidad de terceros de confianza, como los bancos centrales, para gestionar los flujos de dinero, podría reducir las comisiones de las tarjetas de crédito y otras transacciones y atraería a los defensores de la privacidad”, dijo The Economist para justificar el premio.

Blockchain y minería

Si un respaldo tienen las criptomonedas es el que les da la tecnología en la que están basadas: la cadena de bloques, o blockchain.

En términos sencillos, blockchain es como un libro de contabilidad digital que está abierto a todos y donde se registran todas las transacciones. Cada vez que se realiza una operación, se guarda en un “bloque” y se conecta al anterior, formando una cadena. Esta tecnología afirma garantizar que las transacciones son seguras, sin la necesidad de un intermediario.

“Es como cuando usted, en su computadora, se mete al navegador y el navegador guarda por ahí en la memoria qué sitios visitó, qué hizo. Esa es la función del blockchain, es un registro de movimientos: quién compró la criptomoneda, quién la vendió, quién la vio. Esencialmente, es un registro, es una lista de operaciones de compra y venta”, detalla Ruiz Porras.

Se supone que es inviolable porque tiene ciertos códigos numéricos que lo protegen de que cualquiera pueda verlos o que cualquiera pueda manipularlos. Estos códigos numéricos son ejemplos de la criptografía, la práctica de desarrollar y utilizar algoritmos codificados para proteger y ocultar la información, lo que explica el nombre de criptomonedas.

“Ahora bien, se supone que estas combinaciones de números que protegen la información son tan complejas que, en teoría, nadie puede verlas. Desafortunadamente, lo que pasa en el mundo real es que, muchas veces, los números o claves que usamos para proteger nuestra información pueden ser hackeados”, agrega el académico de la UdeG.

Por otra parte, “minar” criptomonedas es un proceso en el que se utilizan computadoras para resolver problemas matemáticos complejos y, como recompensa, los “mineros” reciben monedas.

“La computadora lo que va a hacer es correr un algoritmo que busca la solución a todo un problema matemático muy complicado de resolver, y la primera computadora que encuentra la solución a ese dilema matemático va a ganar una cantidad de bitcoins. Cuando termina ese proceso, cambia a otro acertijo matemático y empieza de nuevo”, explica Ast, quien, además de ser empresario en el sector del blockchain, imparte el curso “Cómo invertir en cripto”, que la Universidad Austral ofrece en la plataforma Coursera.

Aunque al principio casi cualquier persona podía “minar” criptos con un programa computacional, hoy día es costoso porque se requiere mucha energía y equipos especializados. Además, la dificultad de los problemas aumenta con el tiempo, lo que hace más difícil y caro el proceso.

Cotización de Bitcoin en la Bolsa de Valores de Corea del Sur.

¿Y son seguras las criptomonedas?

Esta es, tal vez, la pregunta planteada con mayor frecuencia. Pol Rodríguez, del ITESO, responde tajante: “Es sumamente riesgoso”.

“No estoy hablando de que sea malo. Pero, la verdad, es que sí es sumamente riesgoso porque la gente se mete solamente escuchando, a lo mejor, un rumor: ‘Ay, el bitcoin, o equis criptomoneda, va a llegar a no sé cuántos cientos de miles de dólares mañana, en diciembre, en un año’. Entonces se meten por la especulación, por el rumor, y ese es el riesgo”, detalla.

Norman Wolf del Valle, profesor titular de tiempo completo de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien también imparte el “Curso sobre criptomonedas” que esta institución educativa tiene en Coursera, se suma, como todos los demás entrevistados, a la advertencia.

“Generalmente, oímos del amigo, de un primo, de alguien, que invirtió en criptomonedas y ganó mucho. Pues sí, pero son momentos: porque pudo haber habido una elección presidencial en Estados Unidos, porque puede haber una guerra, por muchas cosas que lo van a afectar”, dice.

Cuando se habla de invertir en criptomonedas, una de las palabras más escuchadas es volatilidad. Se refiere a con qué rapidez y con qué intensidad sube o baja el valor de algo: una criptomoneda, una acción o cualquier otro activo.

“Las criptomonedas, por su misma naturaleza, son inherentemente volátiles, y cuando hablamos de volatilidades, estamos hablando de que en un par de días pueden perder 50 o 60 por ciento de su valor”, explica Ruiz Porras.

Lo bueno y lo malo de las criptomonedas es que democratizan el acceso a las finanzas para gente que no tiene nada de experiencia, dice Ast. “Y esto tiene la desventaja de que pueden generarle a la gente expectativas muy infladas de cuánto puede ganar y tomar demasiados riesgos en inversiones en cosas que no entiende muy bien y, en el fondo, eso para muchos termina muy mal”.

“Las memecoins, por ejemplo, son una forma de obtener un rendimiento que puede ser altísimo, de mil por ciento, en cuestión, a veces, de días, pero con un riesgo que es altísimo también de que termine valiendo cero. Para la mayoría de la gente termina valiendo cero. No hay atajos, no hay forma de hacerse rico en dos días sin correr un riesgo altísimo”, dice.

El académico argentino advierte que, como en cualquier industria que mueve dinero, hay mucha gente que buscará a quién estafar. “Hay mucha gente que ha creado realmente esquemas de marketing impresionantes para convencer a gente ingenua de darle su plata; entonces, a veces me pasa que estoy, por ejemplo, en un Uber y la persona tiene delante el teléfono y está chequeando los valores de las criptomonedas”, comenta.

“Es muy común que sea una estafa, que haya gente que crea una moneda y después la vende, prometiendo que va a subir el valor y después lo que resulta es que es una especie de esquema piramidal”.

De hecho, en el mundo de las criptos hay un nombre para esto: rug pull, una estafa que sucede cuando los creadores de uno de estos proyectos, después de haberse ganado la confianza de los inversionistas, se retiran con las ganancias dejando a todos con un activo sin valor. Es posible que hayas escuchado del proyecto $LIBRA en Argentina; pues eso es lo que ocurrió.

Aún más: debido a que el gobierno no emite estas monedas, no se hará responsable de las pérdidas que pudieran tener los inversionistas, explica Óscar Rosado Jiménez, presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

“Podrá ser muy atractivo, podrá especularse que tendrán altos rendimientos, pero, finalmente, no tienen la seguridad debida. Entonces, si surgiese un problema, pues simple y sencillamente nosotros no podríamos intervenir. Además, representan un riesgo en materia de prevención de lavado de dinero”, señala. “Asuntos que tienen que ver con criptoactivos, criptomonedas, nosotros decimos ‘Eso no está regulado en el país. Si te hicieron víctima de un fraude, ve a la fiscalía que te corresponda’”.

La Comisión Nacional Bancaria y de Valores, órgano desconcentrado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que regula y sanciona al sistema financiero en México, de plano prefiere no dar entrevistas acerca del asunto “debido a que es una figura que no está bajo regulación actual”.

De hecho, remite al detallado posicionamiento del Banco de México como la única postura oficial y esta no deja lugar a dudas: los criptoactivos no están prohibidos, pero “se considera que se debe mantener una sana distancia entre los activos virtuales y el sistema financiero”.

Consejos para invertir

A pesar de todo esto, la promesa de ganancias enormes en poco tiempo, la emoción de un mercado volátil o, incluso, la ingenuidad, atraerán a muchas personas. Por ello, es importante plantear algunas recomendaciones para inversionistas primerizos.

Primero, Pol Rodríguez es muy claro: hay que invertir sólo el dinero que se está dispuesto a perder. “Si vas a entrar a criptomonedas, hazlo con confianza, está bien. Pero mete solamente el dinero que es como ‘¡Híjole, se me cayó la cartera! Traía cien pesos, traía mil pesos… Bueno, está bien’. No es que estés regalando el dinero, pero no te va a quitar el sueño”, dice.

“Porque sí me he enterado de muchas historias de terror de personas que vendieron su carro, que hipotecaron su casa, y vino un desplome; entonces se quedan con nada”.

Además, no todo el mundo tiene el mismo gusto por el riesgo, por lo que Wolf del Valle aconseja reflexionar, no sólo acerca de cuánto se quiere ganar, sino también respecto a cuánto se puede perder.

El académico de la unam, además, recomienda diversificar las inversiones: “No poner todos los huevos en una canasta, sino que la canasta debe tener huevos, manzanas, peras; o tener dos canastas y, entre más diversificados estemos, mejor podemos controlar o minimizar ese riesgo”.

Los inversionistas primerizos harían bien en limitarse a las monedas más importantes y reconocidas, así como tener cuidado con los consejos de youtubers y tiktokers.

“Seguramente hay algunos que son de confianza. Yo no no me animaría a recomendar a ninguno, pues uno nunca sabe qué interés hay detrás de esa moneda que están recomendando: si la recomiendan porque realmente hicieron el análisis o porque del proyecto le dieron monedas para que la recomiende”, considera.

Una vez que se haya conseguido una cantidad más o menos respetable (algo así como 50 mil o 100 mil pesos), es importante contratar una wallet: una billetera digital que resguarda las claves necesarias para hacer operaciones con criptos; de otra forma, esos fondos no están seguros, destaca Pol Rodríguez.

Por su parte, el estudiante de Finanzas Arturo Alonso recomienda aprender mucho, no entrar a ciegas a este mercado, usar el sentido común para evaluar ofertas y desconfiar de quienes prometen enormes ganancias a corto plazo.

Pero no todos son tan intrépidos: el autor del testimonio anónimo con el que comenzamos parece haber cambiado de opinión respecto a estas inversiones.

“Me gustaría decir que recomendaría entrar con poquito, aunque sea para experimentar y, tal vez al principio, ganar. Pero, en mi experiencia, esto yo lo vi como jugar a la ruleta. Aunque al menos en la ruleta sabes lo que estás haciendo”, dice. “Yo recomendaría más bien invertir en un negocio tangible, tradicional y realizable”.

Para saber más
:: Sobre los activos virtuales, los riesgos relevantes y el posicionamiento del Banco de México.
:: ¿Qué tanto sabes de las criptomonedas? (Condusef).
:: Curso “Criptomonedas” (UNAM).
:: Curso “Cómo invertir en cripto” (Universidad Austral).
:: Diplomado en Educación Financiera (Condusef).

1 comentario

  1. Es un gusto poder leer este artículo, considero que se requiere más información para poder hacer inversiones y dar el salto a una mejor forma de generar ganancias. Un gusto leer su artículo.

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