“El reto está con los egresados”
José Miguel Tomasena – Edición 406
Héctor Acuña, rector del ITESO, dejará su cargo, pero cree que la universidad va por buen camino con proyectos como los PAP. Ahora, dice que el reto es de los egresados, pues debe haber más participación de su parte en la institución.
Lejos de la oficina del rector, donde los teléfonos no dejan de sonar, Héctor Acuña se arremanga la camisa azul y se sienta bajo la sombra de uno de los árboles emblemáticos de la Universidad. Se olvida de la grabadora que reposa en otra silla. Habla de los lugares en los que ha trabajado, de su paso por el ITESO, de su futuro (aún no sabe a dónde será enviado, pero tomará unos cursos de teología y espiritualidad en Manresa, España, durante unos meses).
Cuando el provincial de los jesuitas le comunicó que sería rector del ITESO, Acuña sintió que se enfrentaba a un monstruo: una universidad con más de siete mil alumnos (contra los dos mil 300 de la Ibero de Torreón, donde era rector), con académicos y recursos fuertes para la investigación y una presencia pública muy importante por medio de sus programas de intervención social. “Era otro rollo”, reconoce hoy, siete años después. “Un monstruo”.
A punto de dejar el cargo, Héctor Acuña se siente agradecido al ver que el “monstruo” se ha movido: ha pasado por un proceso de revisión curricular, por ajustes administrativos derivados de la dura competencia de otras universidades, ha crecido en número de alumnos (a más de nueve mil) y ha consolidado su presencia pública. Lo mejor es “ver cómo ha ido caminando la universidad, se han hecho muchas cosas, ver que la gente ha colaborado”.
Recuerda que cuando llegó, encontró una universidad con una presencia social muy importante.
—¿En qué nota esa distinción?
—En todo el trabajo que se ha hecho a través del CIFS (Centro de Investigación y Formación Social). Es trabajo fuera de la ciudad, de vinculación, que se ha desarrollado mucho, lleva muchos años trabajando en el sur de Jalisco, hay mucha presencia allá a través de cooperativas, de organización, y eso la gente lo sabe aquí en Jalisco. Aparte aquí hay muy buenos académicos; se hace investigación, hay recursos para ello, cosa que las [universidades] chiquitas no tienen, y bueno, la presencia es grande y hay mucha gente que viene y reconoce eso.
Acuña asegura que uno de los procesos más interesantes que ha vivido, que más esfuerzo han costado, es el de la revisión curricular que culminó en el diseño de los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP). Se trata de que, durante los últimos semestres de la carrera, los alumnos integren los conocimientos adquiridos en un proyecto concreto. “En lugar de rollo teórico, mejor te metes a la realidad directa”, dice, y pone como ejemplo a los grupos que han ido a Chiapas o a la sierra Tarahumara. “Se impactan muchísimo pues es una realidad que la puedes ver en la televisión, pero todo es verde y bonito. Ya sé que es verde y bonito, pero la pobreza se oculta, y ya que te metes, ves cómo están jodidos, marginados del sistema, en educación, en recursos, en todo”.
Este tipo de proyectos, además de la aplicación de conocimientos, implica una reflexión sobre lo aprendido: “Está integrado el servicio social, está integrada la tesis, está integrada una aplicación de los conocimientos, un trabajo directo sobre lo que ha aprendido el chavo”. Héctor Acuña anticipa el trabajo que vendrá: “El año que viene van a ser dos mil alumnos, se van a necesitar tutores. El proyecto es precioso, pero ya operarlo… a ver qué impacto tenemos en ese sentido”.
Uno de los retos más importantes que tendrá que enfrentar su sucesor, Juan Luis Orozco, SJ, es el cambio de concepción de la educación universitaria que se registra con la llegada de nuevas universidades. “Para ellas la educación es un negocio, educar vale un cuerno, es lana. No tienen nómina, no tienen laboratorios […] Nuestras universidades son muy pesadas, y por eso son muy caras; tienen muchas cosas”.
Este escenario marcó su rectorado. El balance es bueno: a pesar de los problemas, no se recortó la nómina y las inscripciones, en lugar de caer, crecieron. “Seguimos siendo la universidad con mayor número de estudiantes de primer ingreso, a pesar de la crisis de hace cuatro años, cuando llegaron las nuevas universidades […] Ahorita tenemos más de nueve mil alumnos”.
Respecto a los egresados, tiene la impresión de que no se ha conseguido construir un modelo, al estilo de algunas universidades estadunidenses, en el que participen más en la Universidad. “Cuando hay reuniones de egresados, es un grupo muy pequeño. Han egresado 19 mil o más. Se trata de participar, y como que no, todo se atora ahí: nos reunimos, hay una misa, nos damos la dirección y esas cosas. No hay una cohesión de grupo clara para ellos”.
—¿Cómo verá en un futuro los años que ha pasado en el ITESO?
—Yo creo que agradecido, porque donde he estado me ha ido muy bien […] Ha sido bastante grato, por las relaciones que he hecho, los amigos que voy dejando en todos los lados. Eso llena. m.