En marzo pasado se cumplió un año de que la dinámica de la universidad cambió radicalmente. Este cambio ha implicado la colaboración de toda la comunidad universitaria no sólo para retomar la actividad en el campus, sino para ayudar a la sociedad a vivir mejor en un contexto de pandemia.
Por Judith Morán y Montserrat Muñoz
Primero se trasladaron las clases presenciales a la modalidad en línea; después fue el trabajo del personal de la universidad el que comenzó a hacerse a distancia. En menos de una semana, el campus del iteso se vació prácticamente por completo. De eso hace ya un año. Además de cambiar nuestra forma de estar en el mundo —cubrebocas, alcohol en gel y termómetros se volvieron parte de la cotidianidad—, la pandemia de covid-19 trajo también pérdidas personales inconmensurables, el fallecimiento de familiares y amigos, la falta de empleo.
Ha sido un año de distancia física que demandó que se reforzaran los vínculos existentes y que se tejieran nuevos lazos de colaboración entre la comunidad universitaria para ir resolviendo los desafíos sobre la marcha, así como prepararse para los posibles escenarios futuros.
Del aula a la pantalla
El primer reto por resolver fue el de la formación a distancia. Esto implicó, para estudiantes y profesores, trasladar 3 mil cursos presenciales a la modalidad en línea. Aunque era una apuesta que ya se venía trabajando en el iteso, la pandemia aceleró la mudanza: cada programa de licenciatura, coordinación, departamento, centro y oficina de la universidad se abocó a encontrar soluciones para los distintos retos que se presentaron.
En principio, el equipo que desde hace años acompaña a las y los profesores puso material de consulta y tutoriales en un sitio de innovación académica (innovacionacademica.iteso.mx/contingencia), de modo que los profesores fueran, de manera autogestiva, apropiándose de las herramientas con las que cuenta el ITESO para las clases en línea.
Se analizaron las mejores prácticas en otras organizaciones, además de abrir nuevos canales de asesorías en persona o vía telefónica; se crearon grupos de apoyo entre profesores para asesorías puntuales sobre el uso de herramientas como Canvas o Webex. Cientos de profesoras y profesores participaron en la ruta de formación para diseñar asignaturas en línea y conformaron una gran comunidad de aprendizaje en la que se comparten las mejores experiencias.
Las circunstancias le dieron impulso al programa de tutoría entre estudiantes en dos ámbitos: la adaptación a la vida universitaria y las asesorías en asignaturas específicas. En el semestre de Otoño 2020 había tres materias sobre las que se daba tutoría. Para el periodo Primavera 2021 ya son 15 diferentes, de áreas como Cálculo diferencial, Mecánica de fluidos, Análisis financiero, Algoritmos y programación, entre otras.
Se equiparon 48 aulas en el campus para permitir las clases en modalidad mixta (una parte de los estudiantes presenciales y la otra en línea), además de que se encuentran disponibles paquetes portátiles para realizar transmisiones e interacción a distancia con estudiantes desde cualquier laboratorio o aula del ITESO.
Nuevas prácticas de acompañamiento
También fue necesario reinventar el modo de hacer las cosas para mantener una formación integral. En este rubro, experimentar es la palabra clave para conseguir que las actividades deportivas, espirituales y culturales se realicen a distancia.
El acompañamiento que regularmente se hacía de forma presencial, la atención psicológica, los talleres de autoconocimiento, las clases de deportes y la ruta ignaciana, todo se trasladó a la virtualidad. Además se abrieron espacios para temas como el manejo de emociones en el encierro y organización del trabajo, es decir, todo aquello que pueda dar herramientas a la comunidad para su vida bajo las condiciones actuales.
Aunque se tuvo una bienvenida a los estudiantes de primer ingreso vía internet, también se estableció contacto telefónico para abrir más canales de comunicación y poco a poco se abrieron modalidades de visita al campus.
En el tema del acompañamiento, a lo largo del año se ha buscado mantener informada a la comunidad universitaria sobre cómo sería la operación de la universidad a distancia, los recursos disponibles, las actividades que se han reanudado en el campus, los protocolos de ingreso, las medidas de prevención dentro del campus, etcétera. Además de los canales habituales para dar a conocer las novedades (correo electrónico, redes sociales) se crearon los sitios iteso.mx/covid-19 e iteso.mx/regresoalcampus para concentrar toda la información y ponerla al alcance tanto de estudiantes como de profesores y el personal administrativo.
Entre los estudiantes de la universidad hay a quienes se les está dando un seguimiento todavía más cercano. A partir de la emergencia por covid-19 se hizo un diagnóstico de la situación de los estudiantes del iteso provenientes de pueblos indígenas para conocer si estaban en sus comunidades, si tenían conectividad y si continuaban trabajando. Con los resultados del diagnóstico se armó una estrategia de apoyo tanto económico como psicoafectivo y académico.
El esperado regreso al campus…
El ITESO fue la primera universidad de la región en realizar actividades presenciales con los más estrictos protocolos para el cuidado de las personas. Este semestre, más de 2 mil 800 estudiantes asisten a laboratorios y talleres. Con el avance de la vacunación y la mejora en el estado de salud pública en la entidad, muy pronto todas y todos podremos regresar al campus.
Adaptar las instalaciones universitarias a las necesidades que demanda la emergencia sanitaria por covid-19 requirió de las habilidades propias de una universidad: investigación, levantamiento de necesidades, diseño de propuesta, validación, implementación y seguimiento.
Conforme pasaban las semanas y se tenía más información del virus, un equipo interdisciplinar fue ajustando el plan con la especialización de distintas áreas del iteso y la revisión de las mejores prácticas internacionales en instituciones de diversos países que tenían más semanas de vivir la pandemia. Todo se hizo teniendo presentes las disposiciones de las autoridades federales y estatales.
Alrededor de la universidad se instalaron cinco filtros sanitarios para facilitar el flujo de personas que llegan al campus sin producir aglomeraciones. Dichas estaciones están equipadas con cámaras termográficas que miden la temperatura e identifican que las personas que ingresan y salen del ITESO están usando cubrebocas.
Además, se desarrolló una aplicación para generar códigos QR para estudiantes, profesores y personal cuya presencia en el campus es indispensable, de modo que se cumplan los requerimientos actuales de las autoridades en cuanto al aforo de personas que están en campus. Ambos sistemas, el de cámaras y los códigos qr, agilizan el ingreso de personas y están diseñadas para agilizar los flujos cuando más integrantes de la comunidad universitaria regresen a las instalaciones.
Teniendo como prioridad el cuidado de las personas, se actualizaron los protocolos de aseo para lograr los estándares de sanitización que demanda la pandemia. Para este fin, el personal de la universidad a cargo de los procesos de limpieza en el campus y de las unidades del transporte universitario fue capacitado y acreditado por una empresa especializada en seguridad industrial.
Se realizaron ajustes en espacios académicos, oficinas y unidades de transporte para mantener el distanciamiento entre personas. En algunos casos se retiró mobiliario, en otros, se solucionó con acrílicos o mamparas. Habrá otros lugares en los que se proporcionará una careta a los colaboradores cuando éstos regresen.
Uno de los factores que facilitan el contagio de covid es la recirculación del aire, por lo que en los espacios en los que se cuentan con aire acondicionado se instalaron lámparas ultravioleta de alta intensidad que desactivan el virus. Hay espacios en los que no es necesario implementar estas lámparas, como el auditorio Pedro Arrupe, sj, porque aquí el aire siempre es fresco, no recircula.
En cada uno de los planes que se han trazado hay medidas que se van a ir implementando conforme aumente el flujo de personas. Por ejemplo, se elaboraron protocolos de operación para los servicios de las cafeterías y los concesionarios recibieron capacitación y los insumos necesarios para el manejo adecuado de su local, además de que se hicieron modificaciones en los espacios para que al comer se mantenga la distancia entre los usuarios.
Quienes vayan regresando al campus se darán cuenta de que también se pensó en ordenar el tránsito de personas con el balizamiento de pasillos y de acceso al campus.
Los proyectos, ajustes y cambios que se han hecho han sido acompañados por un equipo legal que va aclarando los requisitos que se deben cumplir según los lineamientos federal y estatal para que, por ejemplo, fuera posible el regreso al trabajo en laboratorios y talleres según las disposiciones gubernamentales. Esto permitió que este semestre se incrementara el número de asignaturas y estudiantes que pueden asistir al campus.
A quienes acuden con frecuencia al campus (personal, estudiantado y profesorado) se les realiza seguimiento en caso de que se lleguen a enfermar de covid. Para ello se generó una aplicación electrónica a través de la cual se brinda orientación desde que tienen sospecha de contagio hasta que entran en la etapa de rehabilitación y alta médica. Además, se aplican pruebas aleatorias de covid.
La pandemia sacudió procesos y nos llevó a formas distintas de hacer las cosas. Si se hiciera un listado de todo lo que se ha adaptado o modificado y las instancias que han intervenido para que la vida universitaria encuentre nuevos caminos, este relato sería muy extenso; quizá baste saber que el trabajo se ha realizado de manera conjunta, de forma profesional y cuidando a todas las personas.
La respuesta del ITESO, hacia afuera
El trabajo desarrollado a lo largo de este año no se limita sólo a resolver los temas relacionados con las labores de enseñanza o administrativas. Como universidad confiada a la Compañía de Jesús, el ITESO está llamado a ofrecer soluciones y alternativas para y con la sociedad. Así, la pandemia vino a reforzar el compromiso social que caracteriza a la universidad, tal y como se manifiesta en sus Orientaciones Fundamentales.
Desde que comenzó la contingencia sanitaria por la covid-19, la comunidad universitaria —compuesta por estudiantes, egresados, académicos, investigadores y demás colaboradores— ha enfocado sus esfuerzos y volcado sus conocimientos teóricos, metodológicos y técnicos para crear soluciones que den respuesta a los retos derivados de la pandemia, en forma de propuestas de innovación social y tecnológica, así como de programas e iniciativas de asesoría, difusión y acompañamiento a los sectores más vulnerables. Más de 90 proyectos de investigación aplicada y más de 60 conferencias, mesas de diálogo, foros y conversatorios son muestra de ello.
Como ya se venía haciendo con los proyectos de investigación, las iniciativas desarrolladas a lo largo del año se agruparon según las temáticas en torno a las cuales se fundamentan sus intereses: Sustentabilidad y tecnología; Identidades, inclusión social y salud; Economía solidaria y trabajo digno; y Justicia y democracia. Cabe mencionar que estos proyectos e investigaciones han ido modificándose a lo largo de los meses, en afán de adaptarse a las cambiantes circunstancias del entorno.
PAP
Los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) son sello de la universidad y parte esencial de la formación integral de los estudiantes de todas las licenciaturas e ingenierías del iteso. De ahí la importancia de trasladarlos también a la esfera virtual —la mayoría de los cuales son desarrollados en escenarios distintos al campus—, con el reto de que esta modalidad no significara una disrupción negativa para la calidad de la enseñanza, el impacto social ni el rendimiento académico.
Más de 60 por ciento de los proyectos propuestos por el ITESO ante la pandemia por covid-19 son PAP. Esto es reflejo del compromiso social estudiantil, pues durante los periodos de Verano 2020, Otoño 2020 y Primavera 2021 más de 750 alumnos y alumnas eligieron participar en PAP cuyos objetos de estudio o intervención estuvieron relacionados con la pandemia.
Desde distintas dependencias universitarias se empezaron a idear los esquemas bajo los cuales los estudiantes continuarían trabajando en los PAP vigentes al momento en que la pandemia obligó la suspensión de la presencialidad. Una de las apuestas más importantes, sin embargo, fue la de crear nuevos escenarios de PAP que respondieran a las necesidades más inmediatas de la sociedad tanto a nivel local como nacional, así como virar los enfoques de otros proyectos para adaptarlos a las necesidades del contexto actual.
Desde el Centro Interdisciplinario para la Formación y la Vinculación Social (Cifovis) se buscó la manera de articular los PAP desde una lógica de nodos que juntara varias iniciativas según los espacios temáticos de confluencia. La intención era dar una respuesta contundente para lograr el impacto deseado ante la coyuntura, desde la complejidad y alejados de los esfuerzos atomizados.
Este sistema de nodos significó un hito en el esquema de los PAP, que gracias a la pandemia dio un paso importante hacia un modelo transdisciplinario.
La estrategia funcionó así: para Otoño de 2020, los PAP fueron agrupados en cuatro macroproblemas: Alternativas justas al mercado y redistribución material; Salud, dignidad y cuidado de la persona; Captura del estado y la construcción de lo público; Deterioro del medio ambiente. Cada uno de estos grupos trabajó diferentes ejes temáticos, que a su vez eran atendidos desde los pap. Cabe resaltar que esta clasificación promovía la comunicación y colaboración entre los diferentes proyectos. Por ejemplo, en el caso del macroproblema “Deterioro del medio ambiente” se trabajaron tres ejes temáticos: construcción social del hábitat, restauración ecológica y tecnologías para la vida. En este último nodo trabajaron siete PAP, uno de ellos titulado “Diseño e ingeniería de objetos para la mitigación y combate de desastres y contingencias”.
Derivado de este PAP surgió uno de los proyectos más emblemáticos del iteso: el cubrebocas transparente Brankia, desarrollado en Verano 2020. El dispositivo fue resultado del trabajo de cinco estudiantes de las carreras de Ingeniería Industrial, Ingeniería Mecánica y Licenciatura en Diseño.
El cubrebocas fue diseñado en PVC flexible para ser lavable, fácil de colocar y apto para la ergonomía del promedio mexicano. Si bien el cubrebocas tiene como objetivo limitar la propagación del virus Sars-CoV-2 a través de su uso —cuenta con dos filtros intercambiables que retienen hasta el 95 por ciento de las partículas aéreas—, también cubre la necesidad comunicativa para personas con discapacidades auditivas que se apoyan en la lectura de labios.
En tanto, la producción y comercialización local también apuesta por la reactivación económica de la región, así como a la reducción de la huella de carbono del producto. Al momento, Brankia ya está a la venta y cuenta con registro de diseño industrial, modelo de utilidad y marca ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Colaboración y multidisciplina, la clave
La colaboración con organizaciones civiles, centros de investigación, dependencias gubernamentales, empresas y otras instituciones educativas ha sido pilar de los proyectos itesianos desde siempre. Y durante la contingencia sanitaria, incluso más. Lejos del esfuerzo individual, la propuesta del ITESO se centra en trabajar en conjunto para hallar soluciones que contribuyan al bien común y prioricen el bienestar de los sectores más vulnerables, en el que la colaboración científica y académica multidisciplinar sea el medio para superar las dificultades creadas por la pandemia.
La iniciativa “Quererte en casa”, encabezada por el gobierno estatal, es ejemplo de ello. Como parte de este proyecto, académicos del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) del ITESO colaboraron en el diseño y puesta en marcha de esta estrategia, enfocada en el cuidado de la salud mental de la ciudadanía en general y, en específico, del personal médico durante el periodo de confinamiento.
Entre julio y diciembre de 2020, Danielle Strickland, académica del DPES, participó en la investigación “Experiencias y prácticas de seguridad en la gestión, monitoreo, control y contención de la covid-19 y sus consecuencias sociales”, en la que se conoció la opinión de jóvenes ante asuntos de políticas públicas, violencia intrafamiliar e innovación tecnológica, todo en el marco de la contingencia sanitaria. Este proyecto fue financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) e involucró a especialistas de El Colegio de Jalisco (Coljal), El Colegio de la Frontera Norte (Colef) y la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Otros ejemplos de colaboración sobrepasan las fronteras mexicanas. De abril a junio de 2020 el ITESO participó, a través de los posgrados de sustentabilidad, en el ciclo internacional de conversatorios virtuales “Reflexiones sobre el futuro del hábitat y la sustentabilidad urbana y arquitectónica postcovid-19” junto con académicos, investigadores y empresarios de Colombia, España, Italia y México.
También se trabajó, desde los PAP, en la elaboración de un respirador artificial para el apoyo ventilatorio de pacientes con covid-19, basado en un modelo de código abierto liberado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).
Proyectos de investigación
En 2021, son más de 180 académicos del ITESO los que cuentan con un encargo formal de investigación. Desde la Dirección de Investigación y Posgrado (DIP) se plantea afrontar la pandemia con proyectos enfocados a ello, además proponiendo la consolidación de grupos interdisciplinarios que enfoquen sus esfuerzos a la atención de problemas que vayan más allá de la coyuntura.
Desde el Centro para la Gestión de la Innovación y la Tecnología (Cegint), por ejemplo, se emprendió un proyecto de reconversión digital de la industria manufacturera para promover la reactivación económica tras la contingencia por covid-19. Apoyada con fondos del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología (Coecytjal) y la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (SICYT), la iniciativa involucró a estudiantes de licenciatura y consultores del Cegint con empresas para incorporar herramientas tecnológicas que faciliten un incremento en las transacciones comerciales de las mismas.
Mientras que algunos proyectos son financiados con fondos gubernamentales federales o estatales, también existen aquellos que son apoyados directamente por la universidad a través del Fondo de Apoyo a la Investigación del ITESO. Tal es el caso del proyecto “Movilidad humana por la ruta Centro-Norte del occidente de México: vulnerabilidades, alternativas y políticas públicas”, liderado por académicas del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos (DSOJ) y de la Coordinación de Programas de Incidencia Social (Coincide).
Espacio de encuentro para el análisis
El ITESO ha sido también punto de encuentro —virtual— para el análisis y la reflexión sobre la covid-19 y los impactos que ha tenido en la sociedad a nivel local, nacional e internacional. La primera conferencia sobre el coronavirus se alcanzó a impartir de manera presencial en el auditorio D1 de la universidad, una semana antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia y se suspendieran actividades presenciales.
Parte importante de la respuesta del ITESO ante la covid-19 se ha dado en forma de talleres, seminarios y webinars enfocados a la supervivencia de micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), liderados por instancias como el Centro Universidad Empresa (CUE), la Escuela de Negocios y el Cegint. Estos programas exploran la incorporación de herramientas tecnológicas a los procesos de las empresas, así como esquemas que voltean hacia la innovación estratégica y a figuras de la economía social, como cooperativas y mutuales, entre otros temas.
Los webinars “Cómo lograr solvencia financiera en tiempos de crisis”, “Redes sociales para incrementar las ventas” y “El impacto en las relaciones laborales de la declaratoria de emergencia sanitaria en México”, así como las mentorías de Banregio, a través de las cuales se acompañó a más de 100 empresas a nivel nacional, son algunas de las iniciativas encaminadas al acompañamiento de empresas y emprendimientos en la reconfiguración de sus procesos internos para conservar y promover la creación de empleos en el contexto de la pandemia.
A pesar del camino andado a lo largo de un año, la pandemia está lejos de terminar. En distintas partes del mundo se siguen viviendo repuntes en el número de contagios, a pesar del esfuerzo internacional por reducir la propagación del virus mediante la vacunación masiva. Sin embargo, en la esperanza de que pronto podamos volver a encontrarnos en persona, sabemos que el ITESO continuará trabajando en la producción de saberes, en el acompañamiento a todas las personas que integran su comunidad y en el servicio a la sociedad.
Nuevas maneras para una nueva cotidianidad
A lo largo de este año, además de preparar el regreso al campus, se hicieron ajustes a distintas actividades de la vida universitaria para que pudieran seguir llevándose a cabo en las nuevas realidades que se viven derivadas de la pandemia:
Examen de admisión. Se diseñó una prueba en línea que podría replicarse en otras instituciones del Sistema Universitario Jesuita. También se realizaron exámenes presenciales.
Ceremonias de terminación de estudios. Las primeras pruebas de los filtros sanitarios de ingreso al campus fueron las graduaciones a finales de 2020. Se planearon protocolos de sanitización y se instalaron distintas estaciones a lo largo del campus para que las y los recién egresados pudieran disfrutar de su acto académico acompañados, vía transmisiones en vivo, de sus familiares.
Préstamo de material de Biblioteca. Casi mil personas de la comunidad, incluyendo estudiantes, egresados y personal, han recibido en su casa libros y material audiovisual. En total se han realizado 5 mil 400 préstamos de 4 mil 833 títulos distintos.
Equipo y material para las clases. Hay laboratorios y talleres que preparan material para las prácticas que las y los estudiantes necesitan realizar en casa, como equipo de videograbación, aerógrafos, tarjetas electrónicas y hasta duela con una barra para las clases de danza.