Recientemente se hizo oficial la creación de Cerpaz, una coordinación que tiene como misión impulsar procesos de reconciliación en la comunidad

El asesinato en Chihuahua de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, junto con el guía de turistas Pedro Palma, provocó una pregunta en la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús y en las universidades del Sistema Universitario Jesuita (SUJ): ¿qué hacer? Desde entonces se han realizado foros, encuentros y jornadas, y se articuló el Laboratorio por la Paz y la Reconciliación del SUJ. En el ITESO, la búsqueda llevó a la creación de la Coordinación de Reconciliación para una Cultura de Paz (Cerpaz), que ya ha comenzado a trabajar con el objetivo de “impulsar procesos de reconciliación en la comunidad a través del acompañamiento y la resignificación del conflicto para fomentar una cultura de paz”.

Paulina Quintero Toscano, coordinadora de la Cerpaz y quien trabajará junto con Adriana Cristina Vaca Muro, cuenta que la nueva instancia universitaria trabajará dos programas: Cultura de Paz y Reconciliaciones, Violencias y Conflictos. Las labores estarán articuladas con las cuatro líneas de trabajo que se están impulsando desde el Laboratorio por la Paz y la Reconciliación: Investigación Aplicada, Educación para la Cultura de Paz, Articulación y Creación de Redes, Difusión y Divulgación.

“Un proyecto muy fuerte del laboratorio que se articula con la coordinación es el diseño de procesos formativos para construcción de paz dirigido a colaboradores”, explica Paulina Quintero, quien también es la encargada de la línea Educación para la Cultura de Paz en el laboratorio del SUJ. “Ahorita, el trabajo central de la coordinación es terminar de definir estos procesos para comenzar a implementarlos en el periodo Primavera 2024 y tener un grupo, aunque sea pequeño, e ir transversalizando el tema de la construcción de paz”.

Uno de los propósitos de la nueva coordinación es empujar procesos que despierten reflexiones para resignificar el conflicto y verlo como una oportunidad, más que como un problema. La apuesta inicial de la Cerpaz es trabajar con colaboradores
—personal docente y administrativo—. La razón, dice la coordinadora, se encuentra en que se busca iniciar “procesos de reflexión sobre su propia práctica docente y así impulsar la transversalización de los procesos de construcción de paz”. También comenta que esta búsqueda no es nueva para el ITESO ni para la Compañía de Jesús, que tienen “una historia larguísima en este tipo de procesos. Lo que buscamos desde la coordinación es recuperar la historia que ha tenido la Universidad en los procesos de construcción de paz y, a partir de eso, ver por dónde podemos hacer el planteamiento”.

El primer proyecto de la Cerpaz es el curso titulado “Un camino hacia la construcción de paz”, que se lanzará durante el periodo Primavera 2024, será en línea, autogestivo y está dirigido a las y los colaboradores de la Universidad. “Está pensado para que lo tome cualquier persona, incluso aquellas para quienes el tema de la construcción de paz pueda resultar ajeno, pero también aquellas que ya tengan ciertos elementos”, explica Paulina Quintero.

El primer paso, concluye, es “la toma de conciencia, que cada quien se dé cuenta de cómo es constructor de paz, o no; la reflexión de cómo se entiende la violencia, en qué violencias participo, cuáles me interpelan. La paz se puede construir desde el momento en que cada quien va tomando conciencia de las violencias que le interpelan, las que ejerce, y a partir de eso comienza a moverse de una manera distinta”.