En algunos lugares del mundo, el internet se ha convertido en un elemento público gracias a los puntos Wi-Fi o de internet inalámbrica. En México, esto se está convirtiendo en una realidad gracias a la empresa china ZTE.

Hay una escena recurrente: personas con una computadora portátil acuden a cafés, librerías, restaurantes y otros establecimientos a conectarse a la internet por medio de una conexión inalámbrica (Wi-Fi). Estos lugares, conocidos como hot-spots (en español: puntos calientes), ofrecen diferentes condiciones de conexión, dependiendo de los tratos que tengan con los proveedores de acceso a la red. ¿Qué pasaría si los gobiernos ofrecieran un servicio de red inalámbrica metropolitana o municipal, y todos los ciudadanos pudiéramos conectarnos desde cualquier punto de la ciudad?

Esta situación empieza a desarrollarse en algunas ciudades. En París hay una serie de hot-spots metropolitanos que sufraga el gobierno municipal; en Estados Unidos las ciudades de San Francisco y Filadelfia ya han desarrollado algunas iniciativas de cobertura. En India, la compañía Cnet Asia informó en 2007 que BSNL y MTNL, dos firmas de telecomunicaciones que pertenecen al gobierno, planean ofrecer acceso inalámbrico a la internet de manera gratuita en el país. De acuerdo con su sitio web, se contempla que empiece a funcionar en 2009.

En nuestro país ya hay algunas experiencias seminales. Monterrey tiene varios hot-spots en la Macroplaza y en los parques de la ciudad; en abril de 2007, el gobierno del Distrito Federal firmó un convenio con la empresa china ZTE para instalar la infraestructura que permita que la ciudad de México sea una “ciudad wireless” (y de paso para soportar una red de cuatro mil videocámaras de seguridad inalámbricas).

De acuerdo con Óscar Fernández, coordinador de la carrera de Ingeniería en Redes y Telecomunicaciones del ITESO, las redes metropolitanas o municipales pueden ofrecer “una ciudad más limpia. Esto implica la existencia de un transporte público más eficiente, y que al tratarse de una red inalámbrica que cubra toda la ciudad permita a la gente trabajar en el autobús o en el tren. Parte de la idea es ésa”.

Aún no se determina cuál esquema de inversión es el más adecuado. Fernández señala que hay dos muy notorios: aquel en el que todo el costo lo absorbe el municipio o aquel en el que el municipio pone infraestructura y da licencias de acceso a los proveedores, con la condición de que los precios públicos sean bajos. En su opinión, este segundo esquema es el más viable, como lo demuestra el caso de Estocolmo: “El ayuntamiento hizo la inversión, puso la fibra en la ciudad y llegaron compañías a usar esa infraestructura con ciertas condiciones que puso la ciudad (precios preferenciales). Es una red metropolitana, pero no gratuita”.

Las redes inalámbricas ofrecen ventajas de conexión, explica Fernández, ya que “es más sencillo y barato, pues no es necesario abrir calles”. Este experto vaticina que esta tendencia no se dará por medio de la tecnología Wi-Fi, sino de la tecnología de Interoperabilidad Mundial para Acceso por Microondas (WiMAX, su acrónimo en inglés), que cubre áreas de varios kilómetros a la redonda, por lo que será necesario colocar torres y antenas similares a las usadas en telefonía celular.m.