El pensador francés, distinguido recientemente con el Doctorado Honoris Causa por el Sistema Universitario Jesuita, ha hecho, por medio de su trabajo con lo que ha llamado “pensamiento complejo”, algunas de las aportaciones más relevantes a la filosofía de las últimas décadas
“¿Cómo resucitar la esperanza? Es necesaria una nueva concepción de la vida, un pensamiento amplio que lleve a entender la realidad en todas sus dimensiones”. Es una de las ideas que, desde Montpellier, Francia, enunció el filósofo Edgar Morin durante la ceremonia en que el Sistema Universitario Jesuita (SUJ) le otorgó el Doctorado Honoris Causa el pasado 29 de octubre.
Morin (París, 1921) fue elegido para esta distinción “por su diagnóstico de la civilización contemporánea y señalar caminos para su revitalización; por favorecer procesos formativos para tomar conciencia y comprometerse en la acción transformadora de nuestra sociedad; por su vinculación entre la universidad, el conocimiento interdisciplinar y los grupos activos de ciudadanos que alientan nuevas posibilidades para vivir juntos; y por ser ejemplo de vida a favor de la justicia, la libertad, la paz y el cuidado del planeta”.
En la ceremonia estuvieron presentes representantes de los rectores de la Universidad Tecnológica del Valle de Chalco, de las Ibero León y Torreón, así como Catalina Morfín, directora general académica del ITESO; Luis Arriaga, SJ, Rector de la Universidad, y Sabah Morin, esposa del filósofo, quien recibió en su nombre el título y la medalla que acompañan el reconocimiento.
La presentación de Edgar Morin estuvo a cargo de Enrique Luengo, profesor del Centro Interdisciplinario para la Formación y Vinculación Social del iteso, quien comenzó señalando que “la mejor manera de honrar a un pensador es repensando su obra”. Por esta razón, añadió, es que se creó el Seminario Internacional “Universidad, Pensar y Actuar para la Humanidad. Homenaje a Edgar Morin”, así como la Red Internacional Edgar Morin, Obra Abierta para la Humanidad, proyectos que tienen por objetivo difundir, continuar y ampliar las líneas de pensamiento de quien es considerado uno de los filósofos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI.
Luengo destacó que “Edgar Morin ofrece en su obra ideas para cambiar referentes y repensar los referentes de la vida”, y señaló que “las universidades podemos colaborar para repensar y actuar en el mundo, para así ofrecer nuevas respuestas, generar redes de personas interesadas en actuar. El seminario internacional y la red no son ajenos a los objetivos de las universidades jesuitas”.
Foto: Ulf Andersen /Aurimages
Luis Arriaga, SJ, señaló que las personas que son elegidas para recibir un doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad y del suj “se destacan, no sólo por haber realizado importantes contribuciones a su respectivo campo de conocimiento, sino también por encarnar en sus obras y sus vidas estas orientaciones que perfilan la identidad del ITESO: búsqueda de la verdad, desafío a las fronteras, promoción de la justicia”. En ese sentido, añadió que al reconocer la obra de Edgar Morin “rendimos tributo a una de las más fecundas trayectorias intelectuales, y también expresamos nuestro anhelo, como institución, de acoger las ideas y los planteamientos con que el profesor ha renovado nuestro entendimiento sobre el lugar de la educación en las sociedades contemporáneas”.
El Rector del ITESO destacó el carácter transdisciplinar del pensamiento de Edgar Morin y dijo que éste se vuelve relevante “cuando, mediante el trabajo colectivo y la relativización de la propia mirada, se logra un genuino diálogo de saberes. Eso demanda trabajo en equipo y humildad, virtudes que, como sabemos, suelen escasear en las instituciones de educación superior”.
Para concluir la ceremonia y, al mismo tiempo, inaugurar los trabajos del seminario internacional organizado en su honor, Morin dictó una videoconferencia desde Montpellier, que fue proyectada en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ. El filósofo afirmó entonces que es muy fácil constatar “que nuestro planeta está en crisis. Las viejas barbaries de la historia están delante de nosotros de nuevo y hay una dominación del cálculo y del provecho sobre las demás cosas”. Hizo hincapié en el hecho de que, si bien la humanidad está atravesando múltiples conflictos, también hay cooperaciones que permiten avanzar. Hay una relación interproductiva entre el individuo, la especie humana y la sociedad, y estas tres esferas están en relación permanente, generando y dando forma a la complejidad humana.
“No podemos pensar la política y la historia pensando que el hombre es solamente bueno o malo. Hay toda una complejidad”, añadió. En ese sentido, señaló que en todos los hombres conviven Eros y Thanatos, el amor y la destrucción, y concluyó instando a que “en el conflicto de Eros contra Thanatos, tomemos partido siempre por Eros”.
Una vida a favor de la justicia y la paz
Como puede leerse en la postulación que se hizo para el otorgamiento del Doctorado Honoris Causa por parte del SUJ, “Edgar Morin nació y se desarrolló en el cruce de diversas herencias culturales e intelectuales, inconformista e innovador, generador y productor de una amplia obra que ha contribuido a múltiples ámbitos de las ciencias y las humanidades articulados en una estrategia de pensamiento que él bautiza como ‘pensamiento complejo’. Su obra es un compromiso con la búsqueda de un conocimiento vinculado, no mutilado ni aislado, que permite pensar y actuar sobre el mundo de una manera más amplia y profunda, que genera otras posibilidades para potenciar la vida.
”Su carrera académica comenzó en la Sorbona, donde realizó estudios de Geografía, Historia y Derecho hasta 1942. Se enlistó como combatiente voluntario de la resistencia clandestina francesa contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, iniciando así una comprometida trayectoria caracterizada por la adhesión a diversas causas justas y humanas del mundo.
”A lo largo de una vida de compromiso con la libertad, se opuso a los odios nacionalistas e interreligiosos, al juicio apresurado que condena sin entender; fue cofundador del comité contra la guerra colonial de Argelia, promotor de un diálogo pacifista ante la guerra entre Serbia y Bosnia, opositor de la ‘guetización’de los palestinos; asimismo, ha abogado por la hospitalidad con los migrantes desplazados por los conflictos y el hambre.
Foto: Ulf Andersen /Aurimages
”Entre sus muchas contribuciones están sus investigaciones en antropología y sociología contemporáneas, las exploraciones acerca de un método y una epistemología para afrontar los desafíos de la complejidad; la interrelación de la dimensión físico-biológica con la dimensión cultural en la concepción de la realidad humana; la apertura de las ciencias sociales al reconocimiento de la vida cotidiana y la subjetividad, la literatura y las artes, la filosofía y el misterio; y los diagnósticos de los problemas fundamentales de nuestro tiempo, así como sus propuestas de reformas de la ciencia, del pensamiento, de la educación, de lo político-social, de la economía y de la manera como los seres humanos nos relacionamos con los otros seres vivos que nos rodean.
”Cada vez que Edgar Morin aborda un problema es para traducir su complejidad en diversas dimensiones de análisis, sin perder de vista su estructuración, sus contradicciones o su interacción con otros sistemas o contextos, tanto los más amplios como los más pequeños. Su obra es muy amplia —más de 60 libros— y diversa, pues abarca temáticas como epistemología, educación, teorías de la organización y diálogo entre biología y cultura, así como análisis de nuestro tiempo, siempre con una conciencia de unidad basada en su propuesta de reorganizar el conocimiento para incidir, a su vez, en la reorganización de la sociedad. Entre sus libros destacan Religar los conocimientos. El desafío del siglo XXI, La vía para el futuro de la humanidad, La violencia en el mundo —en coautoría con Jean Baudrillard— y El camino de esperanza —en coautoría con Stéphane Hessel—. Ha sido distinguido con más de 30 doctorados Honoris Causa de universidades en todo el mundo, además de haber sido galardonado como Gran Oficial de la Legión de Honor (Francia, 2016), Oficial de la Orden del Mérito Español (España, 2004) y la Gran Cruz de la Orden de Santiago de la Espada (Portugal, 1995), entre una larga lista de reconocimientos”.