Para nadie es un secreto que en YouTube hay tutoriales para casi todo: para hacer desde complicadas ejecuciones de guitarra hasta el nudo de la corbata. Y también para resolver complejas ecuaciones algebraicas o aprender los rudimentos de la física
La voz del docente dicta las instrucciones. Guía a los alumnos en los rudimentos de la adición. Para empezar, comienza con una sencilla: 1+1. El resultado, ya se sabe, será 2. Para llegar a eso, el maestro en cuestión utiliza piedras. Mejor dicho, utiliza dibujos. Los alumnos permanecen concentrados en dos cosas: la voz del profesor y los dibujos que aparecen ante sus ojos. Nada más. No le pueden ver la cara al susodicho porque no hay tal: la voz sale por las bocinas del ordenador, y los dibujos en una pantallita de YouTube. Los alumnos ni siquiera comparten aula: están en cualquier lugar con conexión a internet y hacen uso del proyecto Khan Academy, iniciativa que, en palabras de la revista Wired, está cambiando las reglas de la enseñanza en Estados Unidos.
Para nadie es un secreto que en YouTube hay tutoriales para casi todo: para hacer desde complicadas ejecuciones de guitarra hasta el nudo de la corbata. Y también para resolver complejas ecuaciones algebraicas o aprender los rudimentos de la física. La cosa es sencilla: basta entrar al canal de Khan Academy —también disponible en español— y elegir lo que se quiere aprender. Como quien desmenuza un pedazo de carne, los maestros van poniendo ejemplos cada vez más complicados. En el canal en español, las guías incluyen química, física, aritmética, álgebra, geometría y trigonometría. Todo en videos que no duran más de 15 minutos; mucho menos que una sesión en el aula de clases.
Las reacciones no se han hecho esperar: en estos tiempos de polarización, hay quienes optan por donar 1.5 millones de dólares, como la fundación encabezada por Bill Gates, o quienes prefieren criticar a Khan y tachan sus videos de poco creativos y repetitivos, además de hacer hincapié en la falta de interacción profesor-alumno.
Eso a Khan Academy le tiene sin cuidado: en su sitio web presume de haber impartido ya 72 millones 493,383 lecciones en 2,400 videos. Y es que, para zanjar la polémica, Salman Khan, el creador de la academia, ha dejado claro que él no es más que un nerd que buscó una manera diferente de enseñarle cosas a la gente. Y, según documenta Wired, lo está logrando.
… y robotizados
La iniciativa de la Khan Academy no es la única que está cambiando la manera de impartir las clases. Y, como es tradición, la novedad viene del Lejano Oriente: en Corea han comenzado a dotar las aulas de profesores robot para impartir clases de inglés en los primeros años de la educación básica.
En otros tiempos, la dinámica consistía en llevar a Corea cualquier cantidad de profesores extranjeros para cubrir el déficit de docentes. Ahora, la idea de dotar de robots las aulas tiene por objetivo que sean éstos los encargados de enseñar la lengua extranjera a los pequeños. Por ahora, los robots no son del todo independientes: son operados por profesores a distancia y las lecciones son tan básicas que se limitan a la repetición de ejercicios. No obstante, el objetivo es equipar los aparatos con sensores que permitan corregir la pronunciación a los alumnos. m
Para aprender en la pantalla
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