Diseñar el diálogo: Krzysztof Wodiczko
Dolores Garnica – Edición 473
Si diseñar un aparato es difícil, entonces crear pensando en lo que sucederá alrededor del objeto, fuera de él, antes, durante y después de su existencia, y calcular sus las consecuencias sociales y políticas, resulta aún más complicado
Por las calles de París, a mediados de los años noventa, pasea un señor de piel negra. Lleva en su mano un báculo que hace ruido, proyecta imágenes y muestra varias fotografías de la familia que dejó en África. Una mujer lo detiene. Le pregunta qué es eso. Él le pide que observe las imágenes en la pantalla, en la punta del objeto, y así ella se entera de la triste historia de su exilio, del duro viaje para llegar a París y de la falta de oportunidades en su nueva ciudad. Ella le pregunta por su familia. Él le dice que pronto irá por ella. Ella sonríe. Alien Staff (1992-93), del artista polaco Krzysztof Wodiczko, se ha llevado a cabo: detonó el diálogo entre una parisina y un inmigrante.
En 2009, en la galería de la Bienal de Venecia, se observan sombras humanas a través de la pieza de Wodiczko, el diseñador industrial que dejó su natal Varsovia para trabajar en Canadá y después en Estados Unidos. Los lienzos blancos que las sombras limpian son las ventanas opacadas por el artista, y detrás de ellas se perciben las siluetas de los trabajadores que mantienen las instalaciones de la bienal más importante del planeta —la mayoría inmigrantes—, ahora dentro de una de las obras exhibidas (Guests), ahora lejos de su cotidiana invisibilidad y convertidos en protagonistas.
Homeless Projection 2, Memorial de los Soldados y los Marinos de la Guerra Civil.
Es de noche en 2005 y un grupo de personas observa la enorme esfera arquitectónica del Centro Cultural Tijuana: allí exhibirá algo Krzysztof Wodiczko, el diseñador que se decidió por el arte cuando descubrió que detrás de cada objeto hay un punto de reflexión política, cultural y social, que con el diseño también se puede denunciar (Tijuana Projection). La proyección se realiza en vivo: entre la gente, varios trabajadores tijuanenses ataviados con cámara y altavoz (fusionados como un objeto extraño) narran sus tristes situaciones laborales. Cuando terminan de contar comienza en el diálogo entre los espectadores. Justo allí, entre palabras intercambiadas se realiza la pieza del artista empecinado en diseñar para “crear diálogos, para tomar perspectiva, para incentivar la comunicación”, como explicó durante una conferencia para el Contemporary Art Forum Kitchener en Ontario, Canadá.
Antes, en 1985, durante una lluviosa noche londinense, Wodiczko, el actual director del Grupo de Diseño Interrogativo y del Centro de Arte, Cultura y Tecnología del mit, proyectó sobre la fachada de la embajada de Sudáfrica una esvástica, una de sus piezas más polémicas, en referencia al Apartheid que estuvo en vigor hasta 1992. Incluso allí, o en la proyección en 1999 sobre el Museo de Hiroshima, donde proyectó testimonios de las consecuencias de la bomba a través de imágenes de las manos de los sobrevivientes, el diálogo era el objetivo. Una conversación entre el espacio público, el monumento, la iconografía y la opinión pública, que rompen el acartonamiento y la intransigencia del monólogo de la historia, que también puede ser interrogada y discutida: “Y si la conversación cara a cara no funciona, entonces diseñé un aparato para hablar de espaldas”, explicó acerca de su proyecto diseñado en Japón, una cámara que muestra los ojos y la boca del hablante en sus espaldas, mediante un altavoz y unas pantallas —eso por si acaso el diálogo es pudoroso o difícil—: Dis-Armor Project, (1999-hoy).
Cuarto Premio de Arte de Hiroshima, Museo de Arte Contemporáneo de Hiroshima.
Si diseñar un aparato es difícil, entonces crear pensando en lo que sucederá alrededor del objeto, fuera de él, antes, durante y después de su existencia, y calcular sus las consecuencias sociales y políticas, resulta aún más complicado, resulta también arte. En 1988, Wodiczko presentó su primer “dispositivo”, como él los nombra. Homeless Vehicle toma como base un carrito de supermercado que puede extenderse para volverse cama, asiento y repositorio de objetos. El vehículo, que ha pasado por varias iniciativas, no ha podido fabricarse y repartirse a personas sin hogar como es su propósito, pero, eso sí, ha funcionado para volverse diálogo, comunicación y discusión sobre un tema acerca del que, como sociedad, intentamos no conversar. Homeless Vehicle, su pieza lograda, es quizá su obra más reconocida. .