Diseñadores verdes: los detalles hacen la diferencia
Verónica Díaz Favela – Edición 412
Gorila Project y Diseño Neko, dos despachos de diseño de la ciudad de México, caminan contra la tendencia de lo desechable, exigen a sus proveedores insumos biodegradables y convencen a sus clientes de las ventajas de productos sustentables.
A estas alturas, las grandes automotrices ya saben que los autos del futuro serán de materiales reciclables, baratos, muy ligeros y que eliminarán las emisiones de dióxido de carbono. Pero ¿alguien sabe cómo será un folleto del futuro? ¿De qué papel estará hecho? ¿Se usarán tintas biodegradables? ¿Cuánta energía se consumirá en producirlo y transportarlo? ¿Cuáles serán las condiciones laborales de quienes lo impriman?
Aunque incipientes, en México ya hay algunos despachos de diseño que han decidido andar el camino de la sustentabilidad sin esperar a que las leyes lo exijan. Hoy, Gorila Project y Diseño Neko producen el folleto del futuro.
La sede de Gorila Project es una oficina de dos pisos ubicada en la colonia Lomas de Virreyes, en la ciudad de México. Tiene cuatro años, da empleo a ocho personas y se dedica a hacer identidad corporativa, diseño editorial y páginas web.
Su director, José Juan Mercado Zesatti, explica que hace más de un año él y sus dos socios decidieron autonombrarse verdes: “La idea nació a partir del programa Going Green, una marca registrada de nosotros, y es parte del proceso de transformación de ser una empresa medianamente responsable a tomar una conciencia del medio ambiente más seria”.
Eso significa que cuando tienen un cliente nuevo hacen la primera presentación impresa, pero a partir de ahí manejan las modificaciones en archivos PDF y JPG. También reutilizan las impresiones, evitan trabajar con plásticos que no se puedan reciclar, procuran que los folletos sean de papel reciclado y usan tintas biodegradables. Además, exigen a los proveedores que tengan materiales verdes disponibles e intentan convencer a los clientes de que paguen un poco más por utilizarlos para estimular su producción: “Estos procesos son muy caros y en algunos casos sacrificamos un poco el porcentaje que ganamos de comisión con tal de convencerlos”, reconoce Mercado.
Algunos clientes ya comparten sus ideas: “Antes el portapólizas de Seguros Monterrey era un fólder grande; ahora nos pidieron que lo rediseñáramos para no usar tanto material”.
Gorila Project rechaza trabajos como los de las inmobiliarias que se empeñan en usar gallardetes de plástico no reciclable para anunciar la venta de propiedades: “Trato, al máximo, de no agarrar ese tipo de proyectos, porque me sacan ronchas, me parece un desperdicio brutal”. Gorila Project también contribuye al cuidado de dos gorilas en Ruanda, “una mamá y un bebé”. En una pared del despacho cuelga un certificado con sus nombres: Bukima e Ihumure. El año pasado aportaron cien dólares a la Fundación Dian Fossey, que patrulla la zona para que no los cacen.
¿Qué tiene que ver la supervivencia de gorilas en Ruanda con que un despacho de diseño sea sustentable en México? “La sustentabilidad la vemos con tres ejes: el económico, el ambiental y el social”, explica Alonso Ortiz Galán, de la aceleradora de empresas verdes New Ventures.
El económico significa tener finanzas sanas; el ambiental, menor daño, y el social, respetar las leyes laborales e involucrarse con causas sociales por medio de la filantropía. Eso explica la adopción de los gorilas y la intención de buscar más asociaciones civiles que apoyar. Tienen un orfanato en la mira.
Diseño Neko: cero desperdicio
En el año 2007, el despacho de diseño industrial y arquitectura Diseño Neko ganó el tercer lugar del Premio Quórum por su brazalete Orbit, que tiene efecto visual: parece que flota alrededor de la muñeca. El brazalete ganó por su diseño, pero sus creadores saben que tiene un plus: es ecológico.
Es de aluminio reciclado, un material que a su vez es cien por ciento reciclable. “No pierde características, es un mineral, si lo tiras no contaminas, es como tirar una piedra. El plástico, en cambio, va liberando toxinas”, explica Hiroshi Ikenaga Melgoza, socio de Diseño Neko. Además, el elástico es de silicio en lugar de ser de plástico, y la empresa que pintó el brazalete (Oxal) controla su manejo de sustancias peligrosas.
Con estas prácticas, Diseño Neko busca distanciarse de los lugares comunes y, en particular, del Green Washing, la estrategia publicitaria que disfraza de verde un negocio o producto: “Un ejemplo es una lámpara hecha de dos coladores amarrados; la venden como si fuera reciclada, pero la ves y dices: ‘¡los coladores son nuevos!’ [risas] Nuestra idea es alejarnos de esas prácticas”, asegura Alice Pegman, socia de Diseño Neko.
El despacho fue fundado por cuatro socios menores de 30 años hace cuatros años, se ubica en la colonia Condesa, en la ciudad de México, y trabaja conforme los principios del diseño ecológico detallados en la rueda de Lids (Life Design Strategy, el enlace lleva a PPT para descarga), un modelo que considera ocho aspectos en la creación de un producto: desarrollo de un nuevo concepto, uso de materiales de bajo impacto, reducción de materiales, mejores técnicas de producción, distribución eficiente, reducción del daño durante su uso, optimización de la vida útil y optimización al final.
En el catálogo de productos de Diseño Neko, por ejemplo, hay una bolsa de fieltro cuyos tamaño y forma están hechos de acuerdo con el tamaño del material para que todos los cortes sean exactos y no haya desperdicio de material. También hay un portallaves con diseño floral: de la lámina de la que se saca el corte se hace una lámpara. De nuevo, cero desperdicio. Sus diseños (joyería, bolsas, lámparas, portaclips, etcétera) son distribuidos en museos y boutiques de varios países.
También diseñan mobiliario urbano. Ellos se encargaron de los señalamientos del bosque de Chapultepec y ahora trabajan en los del bosque de San Juan de Aragón, ambos en la ciudad de México, así como en detalles de la nueva sede del Poder Legislativo en la ciudad de Guanajuato. Entre los principios no escritos de los cuatro socios de Diseño Neko está el hecho de que, ante todo, son diseñadores: “Incorporamos el ecodiseño como parte de nuestro quehacer. No llegamos y decimos ‘Esto es ecológico y por eso te debe gustar’. Decimos: ‘Mira, ¿te gusta? Pues, ¿qué crees? Es ecológico’”, dice Hiroshi.
Tampoco creen que lo verde debe ser más caro: “Para nosotros es importante que sea asequible y que se le pague bien a las personas que lo van a trabajar”. Para eso, explica Hiroshi, “hacemos una pequeña gestión, vamos a la planta a ver si los trabajadores están encadenados [risas] Estoy exagerando, pero sí vamos y vemos cómo los tratan, que tengan seguro”.
Cada decisión es sopesada. En el caso del mobiliario urbano, es importante que tenga una vida estética y útil larga; de lo contrario, afirma Hiroshi, sería irresponsable: “No queremos que lo tiren porque ya no sirve aunque les guste, o porque ya no les gusta aunque todavía sirve”. Por eso prefieren la placa de acero: “Es casi irrompible e invandalizable [a prueba de vándalos]”, dice Daniel Olvera Álvarez, también socio de Diseño Neko.
Otra de sus acciones es exigir a sus proveedores los certificados de que el material en verdad es reciclado. Todo importa para Diseño Neko: “Queremos incluir peso, transporte, que esté hecho en México, reducir empaques”, explica Alice Pegman. Si a una caja le quitas un centímetro, comenta Hiroshi, “ya caben mil productos más y necesitas un camión menos, lo que evita toneladas de carbono”.
Karime Tosca, también socia de Diseño Neko, habla de lo que hacen a escala operativa: usan el papel por los dos lados y luego lo mandan al archivo muerto: “Una vez al mes pasa el señor que recoge cartones y periódicos”. Prefieren el papel de caña al de árbol, y si es de madera procuran que sea libre de cloro. Recolectan las pilas de desecho para llevarlas a un lugar seguro, usan focos ahorradores, reciclan el plástico pet. Su página de internet tiene fondo negro porque así consume menos energía de la computadora, los impresos siempre son en fondo blanco para ahorrar tinta y las etiquetas de sus productos son de un solo color. Por la noche apagan todos los aparatos electrónicos y planean instalar un huerto urbano en el departamento que aloja sus oficinas.
A veces, recuerda Karime, divertida, “Hiroshi anda con unos paneles de cartulina tratando de meter más luz”. En ese sentido, reflexiona Daniel Olvera, mucho de lo que se puede hacer en una oficina “es regresar a lo básico, hay soluciones que no tienen que ver con la tecnología. Hay gente que piensa que necesita una celda fotovoltaica cuando lo ideal es abrir una ventana”.
La honestidad ante todo
Si alguien pretende abrir un negocio, recomienda Juan José, de Gorila Project, lo mejor es que desde el inicio compre muebles de materiales sustentables: “Nosotros no lo hicimos y ahora sería contradictorio deshacerme de todo lo que tengo para redecorar mi oficina”. El mayor mérito, tanto de Gorila Project como de Diseño Neko, es la honestidad. Ambos saben, y así lo afirman, que no son cien por ciento sustentables, pero buscan alternativas para serlo. Ninguno cuenta con una certificación que los acredite como tales, entre otras razones, porque en México no hay quien los certifique. Mientras tanto, Juan José está consciente de que ponerse una etiqueta verde es un arma de dos filos, “porque si a la hora de la hora no cumples, nada más te quemas con clientes y proveedores”. Pero ambas empresas están corriendo el riesgo.
En Diseño Neko lo ven como un reto. Ser sustentable en un despacho de diseño y arquitectura significa que, aparte de “la producción, función y ergonomía, hay que meterle la variable ecológica, y es un reto más grande”, dice Hiroshi. Y agrega: “Tenemos que adelantarnos a los cambios; muchas empresas se quejan porque ya no pueden tirar o usar ciertos materiales, pero lo tenemos que ver como una oportunidad”. Ambos despachos así lo han visto: lo demuestran un premio al trabajo de Gorila Project y tres para Diseño Neko.
Pymes sustentables
La idea de cuidar el medio ambiente apareció en los años setenta en el mundo de los negocios, recuerda el director general de la empresa de consultoría ambiental Environmental Resources Management (ERM), Jaime Martínez Mondragón. En esa época “se hablaba de las soluciones al final del túnel”. Se creía que se podía ensuciar el agua, el aire, tirar desechos y luego inventar un procedimiento para limpiar. Fue a mediados de la década de los años ochenta cuando se comenzó a hablar de prevención: “Este cambio de mentalidad dio posibilidad a la sustentabilidad”.
Eso, y un contexto donde predominan los pronósticos sobre cambio climático y la escasez de materias primas, al mismo tiempo que cobra protagonismo la sociedad civil. De ahí la nueva lógica de las empresas: “Aquí hay oportunidades de negocios, y si lo hago ambiental y socialmente responsable, voy a tener buena imagen, mi reputación no corre riesgos y voy a ganar dinero”, dice Martínez Mondragón.
Eso explica iniciativas recientes de un par de transnacionales. Wal-Mart anunció que tendrá un índice de productos sustentables, mientras que Tesco, importante cadena de supermercados en Europa, usará etiquetas que informen sobre la huella de carbono de los productos disponibles en sus tiendas. Se espera que estas iniciativas transmitan en cascada el concepto de sustentabilidad a sus proveedores y prestadores de servicios.
El 1 de enero de 2011 entrará en vigor en Francia la Ley Grenelle 2, que exige que todos los productos informen la cantidad de gases de efecto invernadero que implicó su elaboración y su transporte. Todo apunta a que el resto de los países seguirá el ejemplo. Varias naciones, además, ya están exigiendo reportes de sustentabilidad a las empresas grandes. En el Distrito Federal se planea dar incentivos fiscales a quienes puedan confirmar alguna certificación o habiliten azoteas verdes.
Cinco compañías japonesas se aliaron para crear una sociedad de bajas emisiones de carbono, la Japan Climate Leaders’ Partnership: Aeon, Bank of Tokio-Mitsubishi IFJ, Fujitsu, Tokio Marine & Nichido fire Insurance y Rocoh. Consideran que una sociedad que genera pocas emisiones de carbono abre nuevas oportunidades de negocios, por lo que están invitando a industrias de otros países a seguir sus pasos.
Un dato interesante es el que maneja el informe Empleos Verdes elaborado por el Instituto Worldwatch, donde se asegura que muchas de las innovaciones para “descarbonizar” la economía, en realidad provienen de pequeñas y medianas empresas (pyme), porque la empresas grandes “son menos rápidas y se adaptan más lentamente a los cambios”. Las pyme, en cambio, pueden ser más dinámicas y adaptables.
En México, además, estas empresas sostienen la economía. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía hay cuatro millones en el país, generan 50 por ciento del Producto Interno Bruto y crean siete de cada diez empleos.
Las Páginas Verdes 2008-2009 es un directorio mexicano de servicios y productos que van más allá de las lechugas orgánicas. Hay, por ejemplo, una fotógrafa y un dentista sustentables: este último no usa mercurio. Hay empresas que producen químicos biodegradables para limpiar la casa o la oficina. También están dos despachos de diseño.
El diagnóstico es claro en el informe Empleos Verdes (el enlace lleva a un PDF con el informe) realizado por las Naciones Unidas en 2008: “La innovación verde ayuda a los negocios a estar a la vanguardia y a reducir los costos de las prácticas ruinosas. Lo que es esencial para retener y crear nuevos empleos. Los últimos en ponerse al día en innovaciones corren el riesgo de quedar retrasados”. m.
Un directorio verde
:: Páginas Verdes es el primer directorio de productos y servicios sustentables en México. Su objetivo es poner al alcance del consumidor esta información y al mismo tiempo crear redes de proveedores.
:: La información es recopilada y difundida por la aceleradora de negocios New Ventures y se puede consultar en internet, donde recibe 7 mil visitas únicas al mes. La primera versión de Las Páginas Verdes (2008-2009) incluye 1,700 productos y servicios; la segunda, que está en preparación, tendrá más de 2 mil.
:: De acuerdo con el consultor de New Ventures, Alonso Ortiz Galán, algunas empresas han reportado un aumento en sus ventas de hasta 30 por ciento a partir de que se anunciaron en Las Páginas Verdes. De momento no hay un sistema que confirme que las empresas son sustentables, por lo que por ahora se confía en que quienes se inscriben digan la verdad. m.
Compra de carbono
:: Una empresa puede disminuir su huella de carbono al participar en el mercado voluntario de bono de carbono de la asociación civil Pronatura. La compra de certificados garantiza que comunidades indígenas reciban ese dinero a cambio de cuidar un bosque en las zonas Mixe, Sierra Norte, Sierra Sur y Chinanteca de Oaxaca. El bosque captará de la atmósfera gases de efecto invernadero.
:: Este programa funciona de la siguiente manera: primero, Pronatura calcula cuántas toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año lanza la empresa o el particular a la atmósfera. Enseguida le ayuda a hacer un plan para disminuir el uso de energéticos: electricidad, gas e hidrocarburos (no importa si se habla de una peluquería, una refinería o una casa particular). Finalmente, la empresa puede neutralizar sus emisiones de dióxido de carbono comprando certificados a un precio de 10 dólares más impuestos por cada tonelada. Puede pagar el total o sólo una parte. El contacto con Pronatura se puede hacer vía internet. m.
1 comentario
Hola.Queremos saber si
Hola.Queremos saber si manejan botes de basura de madera reciclada con tapa y si tienen en cantidades grandes, estamos hablando de 50 piezas.
Gracias por su atención
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