«Copia» (fragmento), de Dolores Dorantes
Jorge Esquinca – Edición 483
Un libro estremecedor en el que todas las fronteras parecen borrarse, menos aquella tras la cual vive Dolores Dorantes
Finalmente, el bien. Este eres tú. Llévame contigo. Este eres tú. Este eres yo. Llévame a ti. En gran copia. Alguien echó luz a la orilla de la carretera. Este eres tú. Este eres yo. La descomposición de la luz alumbró tu boca reventada. La computadora portátil. Tú. Finalmente. Yo. Rompiendo el corcho de la colmena para sacar la miel. En trabajosa construcción. Finalmente, la vida.
Reventaron tu boca y reventaron la cerradura. Finalmente, el bien. Este eres yo. Finalmente. Un destino trágico a la orilla de la carretera. Di que eres una piedra. Material. La descomposición de la luz te alumbró bocabajo. Este eres yo. Un destino trágico frente a la torre que vigila. Di que las botas militares te arrastraron aquí. Comúnmente, el bien. Este eres yo. El volumen del agua y de su sombra.
Y yo, viene conmigo. Destapado, arrancado de sí. Este eres yo. Subiendo la torre a través de su boca de anzuelo. Amordazado. Poder pensar: este eres yo. Este que se transporta desde un destino trágico. El desplazamiento. Di que eres una piedra. Terminaremos con la interrogación. Este eres yo. Este eres tú. Desde la cerradura violada de tu propio lenguaje. Arrancar. La lengua, la boca, la estructura. Completamente material. Donado por la cooperadora del establecimiento. Sin ver. Subes conmigo, di. Subes conmigo.
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Podría decirse que, desde la publicación de Estilo (2011), Dolores Dorantes renunció a conformarse con los medios expresivos que suelen identificarse con la escritura de poesía. Lo suyo es, desde entonces, una escritura que desafía —y Estilo es un desafío— a una realidad que se nos quiere imponer mediante la violencia y el desarraigo que genera. Una estructura. Una torre que vigila. “Un lado oscuro que no cesa”. La persona se va borrando, se difumina, se vuele precisamente eso: una Copia. El fragmento que aquí presentamos forma parte del cuarto capítulo del libro, justo en el centro, donde se establece una suerte de indiferenciación entre las personas del verbo: “Este eres yo”, dice la voz que conduce el discurso. Esa voz es también otra y la misma que habla en los breves ensayos que inauguran cada capítulo, precedidos por fotografías de entradas de diccionario y epígrafes del investigador Ariel Vercelli. Un libro estremecedor en el que todas las fronteras parecen borrarse, menos aquella tras la cual vive Dolores Dorantes (Córdoba, Veracruz, 1973) con asilo político en Estados Unidos desde hace ya diez años. Dorantes ha recibido becas de instituciones alemanas e italianas, es una activa promotora cultural a través de La Librería Feminista y de la organización Cielo Portátil (por una educación libre). Copia se publicó este año con el sello de la editorial mexicana Mangos de Hacha.