En su sentido de contienda, la idea de competencia supone la de rivalidad: dos o más individualidades se miden entre sí en la búsqueda de probar cuál es mejor. Pero también tiene que ver con aptitud: con las capacidades y habilidades con las que se puede sobresalir… en las competencias que atraviesan la vida de todos los días.
En su sentido de contienda, la idea de competencia supone la de rivalidad: dos o más individualidades se miden entre sí en la búsqueda de probar cuál es mejor. Cuál ganará. Y ganar, lo mismo en el deporte que en los negocios, en la política, en el arte y, en suma, en toda actividad humana, significa llegar antes y abarcar más: hacerse de la posición más ventajosa para detentar un poder no solamente simbólico (como una medalla en el pódium), sino tan real como la pérdida que marcará a quien llegó después y, en consecuencia, abarcó menos.
En otro sentido, competencia tiene que ver con aptitud: con las capacidades y habilidades con las que se puede sobresalir… en las competencias que atraviesan la vida de todos los días. ¿Estamos destinados a la lucha incesante? ¿No hay escapatoria? La teoría de la evolución de las especies respondería que no. Sin embargo —y por ello la humanidad ha llegado hasta donde está—, también somos capaces de cooperar entre nosotros, de tal manera que ir más lejos no necesariamente implica conseguir que el propio esfuerzo se imponga al de alguien más: los esfuerzos pueden sumarse. Y ganar por igual. m