Cinco dioses musicales (casi) desconocidos
Enrique Blanc – Edición 438
En este listado, Enrique Blanc presenta cinco creadores musicales que, sin contar con los grandes aparatos de promoción que estilos como el rock o la música pop han tenido a su servicio, también han deslumbrado a propios y ajenos con su talento, y que se erigen como los auténticos dioses de ciertos sonidos.
Nadie puede debatir el argumento de que, durante décadas, el mundo ha vivido seducido por las grandes figuras de la música anglosajona. Nombres como los de John Lennon, Elvis Presley, Bob Dylan, Mick Jagger e, incluso, Madonna y Michael Jackson parecen pertenecer a una estirpe de divinidades que han generado y seguirán generando un culto fervoroso hacia su persona, vida y obra. Son, de cierta manera, lo que para los hombres de otras eras representaron figuras como Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart o Ludwig van Beethoven, es decir, dioses incuestionables cuya obra, insertada en distintos estilos o periodos musicales, se afianzó como un referente y como un tope inalcanzable —que la historia ha colocado en su justo sitio—. No obstante, en otras latitudes, sin contar con los grandes aparatos de promoción que estilos como el rock o la música pop han tenido a su servicio, también hay nombres que han deslumbrado a propios y ajenos con su talento, y que se erigen como los auténticos dioses de ciertos sonidos: creadores, todos ellos, que nos han legado grandes momentos musicales, pero que, por alguna razón (quizá por el hecho de no proceder de Estados Unidos o Inglaterra), no han recibido el reconocimiento que merecen. A continuación, cinco cuyo culto aún crece, cinco que bien podrían ser considerados como dioses oscuros de la música de nuestros días, y a quienes seguramente la era de internet les hará justicia.
Camarón de la Isla
En Andalucía, la cuna del flamenco, Camarón es dios desde su llorada muerte, el 2 de julio de 1992. Para los iniciados en dicho estilo musical, José Monge Cruz fue el hombre que “cambió la música” y la hizo contemporánea, acercándola al rock y ungiéndola de otra mística. Inspiró a una generación de seguidores que posteriormente incursionaron en el género con total libertad, de Niña Pastori a la Mala Rodríguez. Su visión, adelantada a su tiempo, puede constatarse en el documental sobre el disco La leyenda del tiempo, considerado su obra cumbre.
Harry Belafonte
Un dios de ébano que pareciera ser inmortal, sobreviviente de cien batallas y catalizador de mil sonidos, muchos de los cuales impulsó para que llegaran a los oídos del mundo: los africanos —vía Miriam Makeba, a quien descubrió—, los caribeños como el calipso, entre otros. Fue una de las grandes figuras de la música estadunidense de los años cincuenta y sesenta, pero el mundo parece haberlo olvidado. Es hora de recuperarlo. Activista social, folclorista, compositor y actor, exaltó su ascendencia jamaicana y el color oscuro de su piel en días de segregación racial.
Nusrat Fateh Ali Khan
La sola figura de Ali Khan evoca la imagen de Buda en total trance meditativo. Hombre de grandes dimensiones, con una presencia llena de misticismo y una voz fuera de este mundo, Ali Khan es la gran figura del Qawwali, ese estilo musical que floreció en Paquistán e India y que está muy ligado a los mantras budistas. Peter Gabriel lo presentó a Occidente por medio de su sello Real World Records en 1989, tras la publicación del álbum Shahen-Sha. En 1995 grabó para la banda sonora de la cinta Dead Man Walking. Falleció en 1997, a los 48 años de edad.
Ali Farka Touré
Hoy en día, cuando la música del desierto del Sahara llama la atención en los círculos de iniciados que siguen de cerca la evolución de ritmos otrora marginales —a través de las contribuciones de grupos y solistas como Tinariwen y Bombino, entre otros—, la figura de Farka Touré, uno de los pioneros del blues africano, cobra notoriedad. Al igual que Kuti, también supo pasar su legado a su hijo Vieux. Mucho de ese sonido que captura la desolación de las arenas africanas está en Talking Timbuktu, la biblia del género, el álbum que hizo con Ry Cooder en 1994.
Fela Anikulapo Kuti
Máxima figura de la música africana, Fela supo inculcar a quienes lo sucedieron su religión sonora, el afrobeat, especialmente a sus hijos Femi y Seun, que en la actualidad veneran su legado a través de nuevas composiciones. Rebelde y reflexivo, llevó una vida de activismo político que lo hizo convertirse en el enemigo público número uno del régimen militar que gobernó Nigeria en los años setenta y ochenta. El hecho de que se casara con 27 mujeres y de que falleciera de sida en 1997 sólo suma misterio a su luminoso y ya legendario paso por el mundo, mismo que recuenta el documental Music Is The Weapon.