Cildo Meireles: la libertad para crear
Dolores Garnica – Edición 426
Meireles es el poeta que logra crear delicadas metáforas; el teórico que intenta hacer evidente lo cotidiano; el artista convencido de que lo más importante de una obra de arte es el espectador; el creador heredero de Duchamp; el escultor que intenta subrayar el peso de cada pieza; el matemático que sabe y disfruta de enredar los cinco postulados de Euclides; el economista que juega con el mercado con un poema hecho billete; el lingüista obsesionado; el activista que formó una cadena de papel con un eslabón de metal, y otra cadena de metal con un eslabón de papel; el sociólogo en busca de la identidad brasileña.
En 2009, Cildo Meireles (Río de Janeiro, 1948) conmocionó al circuito de las artes nacionales con una exposición monumental en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de la UNAM, pero además de la colosal experiencia en las habitaciones rojas, las pelotas, el talco y la torre de grabadoras, su trayectoria de más de 40 años es considerada una de las más importantes, valientes, poéticas e intelectuales de la historia del arte americano de los últimos tiempos. Meireles no es sólo grandes formatos y espectáculos: no es su espectacularidad lo único que describe a su genio de libre pensamiento y alcances poéticos.
Intentar describir el trabajo de Meireles resulta tan complicado como el intento de una narrativa histórica y social del Brasil desde los años sesenta hasta estos días en poco espacio. Su formación académica se vio truncada por la dictadura militar de 1964, y de allí su vocación por una de las más finas estrategias del arte comprometido “eficaz socialmente y pertinente en cuanto a su relación con el objeto de arte” —la fórmula, en sus palabras. Ése es el Meireles que casi todos conocemos, el de la botella de Coca-Cola intervenida con un “Yankees go home!” o el billete de “Zero dollar”.
El otro Meireles es el poeta que logra crear delicadas metáforas con pelotas y una malla metálica; el teórico que intenta hacer evidente el cotidiano para volverlo arte componiendo un juego de geometría con cuchillos y clavos y navajas para afeitar; el artista convencido de que lo más importante de una obra de arte es el espectador y de que la única posibilidad de permanencia del arte reside en la memoria y no en su materialidad; el creador heredero de Duchamp que pudo dar la vuelta al ready-made llevando las piezas del museo al cotidiano; el escultor que intenta subrayar el peso de cada pieza; el matemático que sabe y disfruta de enredar los cinco postulados de Euclides formando esquinas imposibles; el economista que juega con el mercado con un poema hecho billete; el lingüista obsesionado con la oralidad y la palabra escribiendo “puerta” sobre una puerta; y el activista que formó una cadena de papel con un eslabón de metal, y otra cadena de metal con un eslabón de papel, de la misma medida; el sociólogo en busca de la identidad brasileña, “el proyecto más reiterado y al mismo tiempo el más perverso”.
Quizá la historia de un principio ayude a entender un poco los sencillos cimientos de la obra del complicado Cildo Meireles. Cuando era niño, en la casa de campo de sus abuelos, en Campinas, un vagabundo acampó cerca de su casa y el artista, de siete u ocho años pasó casi toda la noche imaginando qué estaría haciendo ese hombre allí, observando su fogata. Al despertar fue a verlo. “Él ya se había ido, pero lo que encontré allí fue quizá la cosa más decisiva para el camino que tomé en mi vida. Durante la noche había construido una pequeña casita en miniatura con pequeñas maderas, perfecta, con ventanas que se abrían… Yo me quedé realmente emocionado. Me causó una impresión enorme: la posibilidad que tiene uno de hacer cosas y dejarlas para los demás”. “How to build Cathedrals (Misión)”, pieza de 1987 exhibida en Brasil, es una pedazo de suelo cubierto de 600 mil monedas y una cubierta de 2 mil osamentas unidas entre sí por una columna de 800 obleas. Así de grande es Cildo Meireles. m
Para leer
::Cildo Meireles (Arias, México, 2010).
::Cildo Meireles, de Paul Herkenhoff (Phaidon Press, Londres, 1999).
::Cildo Meireles, de Moacir dos Anjos y Guy Brett (Tate/dap, Londres, 2009).
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