¿Canadá como plan B?
Perla Blas – Edición 458
Ante las dificultades que los mexicanos enfrentan para emigrar a Estados Unidos con la llegada de la Administración de Donald Trump, el otro socio de México en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte podría parecer la alternativa inmediata. Pero buscar un futuro profesional en Canadá entraña también desafíos que más vale tener en cuenta si se está contemplando la posibilidad de vivir y trabajar en ese país
Es el peor día del invierno en Montreal y, para ser marzo, es extraño que las tormentas de nieve no paren. Nayeli, mexicana que reside en Canadá desde hace tres años, anhela la llegada de la primavera. Ella forma parte de los 86 mil 175 mexicanos que viven en aquel país, entre profesionistas, estudiantes y trabajadores temporales.
Para algunos, migrar significa reinventarse y dejar atrás todo lo que conocían. No es fácil tomar la decisión de dejar México para adaptarse a otra cultura, otro idioma y otro clima, y a esto se suma el camino que falta recorrer para buscar oportunidades laborales, además de los trámites migratorios por los que hay que pasar.
A lo largo de los años, Canadá y México han forjado lazos comerciales, culturales y de migración, pero en vista de los cambios económicos y políticos que está ya poniendo en marcha la nueva Administración del presidente Donald Trump en Estados Unidos, incluidas la modificación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la actitud adversa a la migración de ese país, se está obligando a repensar la forma en que los tres socios han llevado su relación, no sólo en el terreno económico, sino también en lo que respecta al intercambio cultural y educativo y a la movilidad de las personas.
Para María Campos, abogada y consultora en asuntos migratorios en Vancouver, es importante que se le dé seguimiento a lo que ocurra con el TLCAN, para saber si en verdad a Canadá le interesa quedarse con México; de no ser así, la cuestión migratoria se vería afectada, pues hay trabajadores en aquel país laborando conforme las disposiciones de ese Tratado. “Ésa será la prueba de fuego, pero hasta ahora Canadá ha mostrado disposición, y un ejemplo es la eliminación de la visa de turista”, asegura.
La abogada egresada del Tec de Monterrey, quien llegó a Canadá en 2008 y se dedica a dar asesorías desde hace siete años, refiere que el sistema migratorio de aquel país acepta a alrededor de 250 mil personas por año, procedentes de todo el mundo, por medio de diversos programas; 80 mil inmigrantes llegan gracias a los programas económicos, en los que por lo general sólo son admitidas personas que cumplan con perfiles profesionales específicos.
En 2015, Canadá eliminó una lista de profesiones a las que se daba prioridad. Campos considera que fue una buena decisión, porque causaba confusiones: “Ahora cualquier profesionista puede aspirar a ser un candidato migratorio, pero eso no significa que lo vaya a lograr”.
Una forma de ingresar al país como profesionista calificado es a través del programa Express Entry, que anualmente recibe solicitudes de profesionistas calificados de todo el mundo, cualidad que puede garantizar la residencia permanente, pero no un trabajo: hay que llegar al país con ahorros, dominar el inglés (en Quebec, el francés) y comenzar la búsqueda de empleo.
Según información de la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana, Ontario, Quebec y la Columbia Británica son las provincias favoritas de los mexicanos para inmigrar, mientras que isla Príncipe Eduardo, Yukón y los territorios del noroeste ocupan los últimos lugares.
¿Canadá como opción?
Nayeli decidió mudarse a la ciudad de Laval, al norte de Montreal, y aunque cuenta con un estatus de residente permanente, su inserción laboral ha sido difícil. El motivo para dejar Guadalajara fue que se casó con un quebequense, que, al igual que ella, trabajaba en una empresa multinacional.
En sus planes nunca estuvo dejar de ejercer la carrera que estudió en la Universidad de Guadalajara (Administración de Empresas), pues antes de mudarse dedicó cinco años a asuntos de logística y aduanas, tanto de clientes en Estados Unidos como de Canadá. “Con la experiencia que yo tenía, más la ilusión de irme a una provincia en donde hay muchos migrantes, pensaba que podría ejercer mi profesión sin tantas complicaciones, además de que mi carrera no necesita acreditaciones extras; no fue así”.
Para poder incorporarse a la vida social y al ámbito profesional en Quebec es necesario hablar inglés y francés, afirma. Después de dos años y medio, al completar el curso de francés, se sintió preparada para comenzar a buscar trabajo.
“Durante dos meses mandé 50 currículos, obviamente sólo a aquellas empresas de las que yo sabía que sí cubría el perfil. No me llamaban de ninguna porque incluía que mi título universitario y mi experiencia laboral eran de México. Cuando omití eso recibí tres llamadas, pero he sentido cierta discriminación por mi nacionalidad”.
“Los mexicanos somos queridos aquí, pero no tanto para el trabajo”, afirma Nayeli. Después de meses de búsqueda sin éxito, decidió hacer una pausa para enfocar su tiempo y sus energías en estudiar un diplomado de un año en logística, en la Universidad de Montreal; era eso, o volver a estudiar la licenciatura.
Aconseja a quien quiera ejercer su profesión que primero consiga una oferta desde México y arregle su situación migratoria, pues la búsqueda de empleo en Canadá puede tardar dos años o más.
En su más reciente edición, la revista Latinos Magazine destacó a diez mexicanos de varias partes de Canadá y de diferentes profesiones. Es la única revista en español que circula mensualmente desde hace tres años en el metro de Toronto.
“Llegar aquí como un trabajador calificado es difícil. Creo que las empresas de Quebec tienen miedo a los inmigrantes. He conocido a personas que llegan ilusionadas porque creen que encontrarán trabajo rápidamente al ver cómo se vende Canadá hacia el exterior. Al contrario que los refugiados, que tienen que resistir, otros deciden regresarse a sus países”.
El hecho de que Canadá tenga una buena imagen y su cultura sea atractiva y considerada como benevolente hacia los migrantes, es producto de su política exterior y del soft power, término usado en relaciones internacionales para describir la capacidad de un Estado para incidir en las acciones o intereses en otros actores valiéndose de medios culturales e ideológicos, según explica Jorge Hernández, académico del ITESO en Relaciones Internacionales, actual director ejecutivo de la Misión Jalisco de Canadian Human Rights International Organization y que formó parte de la Asociación de Estudios sobre Canadá.
Acerca de la relación bilateral explica que se tienen algunos acuerdos que facilitan la migración de los mexicanos hacia el vecino del Norte, y aunque éstos se administran a escala federal, dependen de las provincias, porque son éstas las que lanzan las ofertas de empleo y las que demandan cierto número de migrantes.
Cambios migratorios
El 1 de diciembre de 2016 se eliminó la solicitud de visa de turista a los mexicanos, después de que en 2009 se impusiera debido a un aumento en las solicitudes de refugio. El asunto lo impulsó la Administración del primer ministro Justin Trudeau, y en junio de 2016 se confirmó durante un viaje de Estado del presidente Enrique Peña Nieto a la capital canadiense, Ottawa.
En esa gira de trabajo, Peña Nieto dijo: “Hemos decidido establecer un diálogo estratégico de alto nivel para identificar áreas prioritarias de cooperación bilateral con base en cuatro pilares: prosperidad compartida e incluyente, liderazgo regional y global, seguridad ciudadana y facilitación de la movilidad de las personas”.
Aspecto de una agencia de empleo en la ciudad de Toronto.
En cuanto a la migración, si bien ya no se requiere visa de turista para ingresar, los mexicanos tienen que tramitar el permiso Electronic Travel Authorization (ETA) y depender de que en el aeropuerto un agente les permita la entrada al país. Esto no significa que la situación para trabajar legalmente y estudiar haya sufrido alguna modificación; sin embargo, a partir de que se eliminó la visa, ha parecido cundir la desinformación entre cierto sector de la población.
Según cifras de la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA), las autoridades detuvieron en la frontera a más mexicanos durante los primeros 67 días de 2017 que durante todo 2016: 444 contra 410 (en 2015 fueron 351 los mexicanos detenidos). Del 1 de diciembre de 2016 a marzo de 2017, se emitieron 72 mil 450 autorizaciones de viajes ETA, mientras que en diciembre de 2016 se recibieron 81 solicitudes de refugio por parte de mexicanos que quieren ingresar a Canadá, y en enero del presente año fueron 70. El gobierno canadiense ha advertido que, de aumentar las solicitudes de refugio, se impondrá de nuevo la visa de turista.
Jorge Hernández señala que, por desgracia, en el pasado hubo un abuso por parte de los mexicanos al solicitar refugio, e incluso se hicieron redes en las que quienes ya sabían cómo funcionaba el sistema, aconsejaban a otros. México llegó a ocupar el lugar número uno de países cuyos ciudadanos solicitaban refugio en Canadá.
Migrar, un proceso lleno de retos
“Me fui de México, pero ¿por qué siempre regreso? Por todos los días que en este otro país, que ahora es tan mío, me sentí tan ajena, y porque en mi tierra nadie me vio como extranjera, ni cuestionó mis costumbres, mi sentido del humor o mis tradiciones”.5 Es un texto que comparte Vania Gallegos en el blog Mexican Abroad, como parte de su experiencia de vivir en Canadá durante los últimos seis años.
Se mudó con sus tres hijos y esposo a Vancouver. Egresada de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Iberoamericana de León, durante su estancia en aquel país ha enfocado sus energías al proceso de adaptación; el siguiente paso será retomar su vida profesional.
Considera que hay muchos mitos en los que creen quienes quieren migrar, y uno de ellos consiste en pensar que, por el hecho de tener un título universitario, tu espectro de posibilidades se amplía: “La mayoría tenemos que reinventarnos”.
Otro mito es que hay oportunidades para trabajar sin la visa adecuada, e incluso que será fácil que una empresa canadiense te admita como trabajador y te ayude a hacer tus trámites migratorios. “Yo no recomiendo a nadie que trabaje sin documentos, pues no hay nadie que te proteja: hay casos en los que las personas trabajan y después no les pagan”.
Nora Trueba y su esposo, Israel Ochoa, posan junto con sus hijos Luka, Carlos y Kayden en octubre de 2016. Nora e Israel llegaron a Canadá hace once años para pasar la luna de miel y decidieron quedarse. Sin embargo, él recibió una orden de deportación. Actualmente han apelado la orden por razones humanitarias para permanecer junto con sus hijos.
El estudio: factor clave
Informarte, ahorrar y hablar bien inglés antes de hacer el viaje, son los tres aspectos más importantes que una persona debe tomar en cuenta, según Guadalupe del Toro, consultora educativa desde hace 16 años.
Recomienda considerar una inversión de 25 mil dólares para garantizar una estancia más o menos tranquila durante el primer año, esto, tomando en cuenta que la persona se irá con visa de estudiante que le permitirá trabajar 20 horas a la semana.
Guadalupe tiene una empresa de educación internacional, y explica que durante los últimos cinco años ha observado que el mexicano ya no quiere ir sólo como turista a Canadá, sino que, sobre todo, las personas de entre 20 y 35 años de edad ya ven ese país como una opción para hacer un nuevo proyecto de vida.
“Canadá sí quiere migrantes, pero de forma ordenada, y la forma de llevarlos es por medio del estudio. Desde mi perspectiva, Canadá ha sido inteligente, pues se ha llevado gente para formarla; o gente que tiene experiencia en sus lugares de origen, pero que complementa con otros estudios para insertarse en el estilo de vida y en la cultura laboral canadienses. Estudiar allá es la forma ideal para integrarse. La gente piensa que por tener una profesión en México va a llegar a Canadá y a encontrar el trabajo de su vida, o que todo aquí está mal y todo allá está bien”.
Tener un objetivo y un proyecto de vida para migrar es lo más importante. Pero el dinero es la base.
Egresado de Ingeniería Industrial del ITESO, Rubén Rodríguez vive desde hace tres años en Alberta. Ahí llegó como estudiante Internacional y con un bajo nivel de inglés. Por esta razón tuvo, primero, que estudiar el idioma, para después poder cursar un diplomado en Business Managment en la Universidad MacEwan.
“Venir a Canadá sin inglés significa que estás perdido. Vas a invertir un año y medio en prepararte en el idioma, y eso equivale a 20 mil dólares en colegiaturas”.
Después de haber pasado prácticamente por todos los puestos en la empresa Agrimac que administra el comedor industrial de la Universidad MacEwan, actualmente trabaja como gerente, tras haber comenzado como cajero.
Al preguntarle si ha sentido alguna desventaja por haber realizado sus estudios en México, explica que “los canadienses, a pesar de que no tienen muchos profesionistas que cubran ciertas áreas, son muy celosos cuando entras en competencia por un puesto, y, para empezar, ellos tienen prioridad. La desventaja creo que está en la revalidación de tus estudios en México, aunque a mí la universidad me ayudó en todo”.
Este tiempo fuera de su país natal le ha servido para realizar un ejercicio de autoconocimiento, y considera que el mexicano tiene un complejo de inferioridad generalizado. “Es como si no nos sintiéramos capaces cuando realmente estamos calificados. Por ejemplo, te encuentras en Canadá a muchos mexicanos que tienen carreras universitarias que cursaron en México, trabajando en construcción y limpieza, pero ves muy pocos en gerencias, oficinas o puestos estratégicos. Yo invitaría a que el mexicano crea en sí mismo y le demos honor a nuestra patria, que seamos ambiciosos”.
Para Rubén, el siguiente paso es postular para su residencia permanente a través del programa Express Entry.
El sueño canadiense
“Yo arriesgué todo para venir a Canadá”. Elia López Castellanos vendió su casa en Guadalajara, y a los 42 años de edad decidió cumplir lo que ella llama su mayor sueño. Su presupuesto fue de más de 40 mil dólares para sobrevivir durante los dos años que estudió Hospitality Managment en sait, escuela técnica ubicada en Calgary, Alberta.
Decidió escuchar los consejos de Guadalupe del Toro y su equipo de trabajo. Durante un año planeó su viaje y, entre las decisiones que tomó, estuvo la de complementar los estudios de Administración de Empresas Turísticas, que había hecho en la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), con un diploma canadiense y la solicitud de visa de estudiante, a fin de poder trabajar 20 horas a la semana.
“Te enamoras de un sueño y lo das todo, lo dejas todo. Yo sabía que tenía que hacer algo muy radical en mi vida al tomar esa decisión”. Estudió para aprobar el examen toefl, tramitó su ingreso a la universidad y solicitó la visa, que le negaron. Elia recuerda que fue el golpe más fuerte que recibió hasta ese momento; sin embargo, lo intentó de nuevo y, en esa segunda ocasión, se la concedieron.
A tres años de eso, trabaja en un hotel Marriott, en el Parque Nacional de Banff. Nunca se sintió discriminada por su edad para encontrar trabajo, a diferencia de México, donde a los 30 años ya era considerada “vieja”. Pero su nacionalidad sí ha llegado a ser problema: “Aunque Canadá es un país de migrantes, siempre existen situaciones en las que sientes la discriminación. Las personas tienen que venir mentalizadas a que sí puede suceder. Además, mentalizarse a que, si en México tuvimos un puesto alto, eso no lo vamos a obtener llegando aquí: mucha gente comienza en restaurantes, cajeros de supermercado, etcétera”.
Elia está convencida de que Canadá apoya a los inmigrantes, y además sabe que los necesita. Para ella, éste es un país con orden, lleno de oportunidades y un sistema que funciona. No obstante, advierte: “No hay que irse de México con falsas expectativas. Migrar es un proceso muy fuerte y no es para todos, significa que todo lo que conocías de tu vida pasada se termina y comienzas algo nuevo”. m.