Braille, el mundo en las manos

“Sentir que lo que uno está palpando llega al cerebro es muy fuerte”, dice el profesor Anguiano. Fotos: Lalis Jiménez

Braille, el mundo en las manos

– Edición 452

El contacto de muchas personas ciegas con el sistema braille de lecto-escritura representa un acceso decisivo al conocimiento y a su desempeño en sociedad. Falta trabajar para que este sistema tenga mayores alcances. Pero el ejemplo de sus virtudes lo ponen los profesores y los alumnos que, sirviéndose del tacto, están abriéndose camino y abriéndolo también para otras personas en circunstancias parecidas a las suyas 

Ana Isabel no quería salir de su casa. Prefería estar encerrada en su recámara. No era la crisis de la adolescencia: lloraba y pasaba los días sin saber qué sucedería con su vida después de haber perdido la vista cuando estudiaba la secundaria. Sus papás, preocupados, hicieron lo que cualquier padre haría al ver a su hija en ese estado anímico: buscaron ayuda. Así llegaron al profesor Sebastián Anguiano, quien, con la voz grave que contrasta con su cálido trato, habló con Ana Isabel. Le explicó que, gracias al sistema de lecto-escritura braille, sus manos podrían guiarla por los libros, que sus dedos podrían descubrir lo que ella esperaba conocer en la escuela antes de recibir su diagnóstico. Fue entonces que Ana Isabel dejó de llorar y comenzó a aprender. Desafió sus miedos y empezó a desplazarse con bastón. Comprendió que a partir de la retinosis pigmentaria su vida tendría otro ritmo, pero eso no la detendría.

“Aquí nada más aprendió el braille y haga de cuenta que le dieron alas mágicas para volar por todo el conocimiento”, recuerda el profesor Anguiano en el salón donde imparte clases en braille y repara bastones en la Organización de Invidentes Unidos de Jalisco. Un sitio que por el sonido del martillo parece taller, pero con las carcajadas es un salón de fiestas y con los silencios es como un consultorio de terapia psicológica.

Sebastián Anguiano Profesor Sebastián Anguiano

“Pensaba que no iba a poder con la secundaria porque se ‘ocupaba’ la vista”, confiesa Ana Isabel. El profesor Anguiano le enseñó que la vida seguía. Agradecida como otros alumnos más, Ana Isabel enfrentó sus miedos y aprendió a leer de nuevo.

Con 75 años de edad, el profesor Sebastián Anguiano ha enseñado desde hace más de cuatro décadas, el sistema braille. Fue el primer profesor ciego en dar clases a nivel secundaria en Jalisco. Luego prepararía a estudiantes que también harían historia, como Arturo Paz, el primer profesor ciego a nivel bachillerato de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Como Ana Isabel, que aprendió braille y gracias a ello terminó la secundaria y la preparatoria, por el taller del profesor Sebastián han pasado muchas más personas, todas con diferentes grados de tristeza y depresión. Hubo quienes llegaron ahí después de intentar suicidarse. Por esas fechas lo mismo ocurrió con Salma, una adolescente que también se aisló en su casa y que apenas comía. Tal y como ocurrió con Ana Isabel, el braille también fue el camino para que Salma descubriera que podría continuar aprendiendo.

El campo de este aprendizaje en México es muy distinto de los de otros países, como España, donde existe la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE), una de las agrupaciones más grandes de ciegos en el mundo, que ofrece servicios como un amplio catálogo tiflológico que incluye desde material educativo, como lupas electrónicas, hasta aparatos que describen los colores de las prendas de vestir; aquí, en cambio, aunque existe ese material, sus costos lo ponen fuera del alcance de muchas personas.

Ana Isabel Plascencia Ana Isabel Plascencia

Armado de ingenio, el profesor Anguiano ha encontrado cómo enseñar braille. Un puñado de tachuelas brillantes y una tabla de madera le bastaron para crear un abecedario: una tabla que es tocada cientos de veces hasta que las personas comprenden qué es el braille y cómo se lee.

“Sentir que lo que uno está palpando llega al cerebro es algo muy fuerte”, comparte el profesor. La afirmación es el punto de partida para explicar qué es y cómo funciona este sistema creado por el francés Louis Braille en el siglo XVIII. Braille perfeccionó un código usado en la guerra, que permitía a los soldados comunicarse en la oscuridad, y que tiempo después serviría para que las personas ciegas leyeran sin necesidad de la tinta.

El braille es un sistema de seis puntos marcados para ser sentidos con las yemas de los dedos. Permite 64 combinaciones diferentes que representan las letras del alfabeto, los números y los signos de puntuación. No se trata de que se formen las siluetas de las letras o los números con los puntos, sino que éstos están dispuestos en celdas de seis: dependiendo de los que estén marcados, se reconoce de qué letra, número o signo se trata. Para escribirlo debe hacerse de derecha a izquierda para poder leer en el sentido contrario. De acuerdo con el idioma, también hay diferencias. Por ejemplo, en el español añadieron la ñ, que sería la letra k invertida.

El escritorio del profesor Anguiano tiene varios cajones que contienen más bastones, regletas y punzones, herramientas útiles para escribir el braille a mano. Lo que busque, él lo identifica con rapidez. Sus alumnos escuchan sus anécdotas, reciben lecciones acerca de por qué escribir en braille es importante. Es un maestro que cuida la ortografía, que se altera cuando lee clavícula con b.

sistema braille

La conciencia de esa importancia permeó en Ana Isabel, que está entusiasmada porque continuará con sus estudios de licenciatura. Aún no sabe qué estudiar, pero habla con pasión del deporte: ahora juega golbol, adaptación del futbol que se practica con un balón con cascabeles para poder detectar su trayectoria y anotar gol. Quizá sea deportista paralímpica, quizá psicóloga, tal vez maestra, no lo sabe. Ahora descubre el mundo gracias al bastón y al braille, gracias a que el profesor Anguiano le explicó que es mejor “tentar que ver”.

El braille ha salvado, literalmente, también al profesor Sebastián. El día que lo asaltaron, llevaba en el bolsillo superior de su saco una regleta de aluminio que sirve como guía para escribir el braille. Lo amenazaron con una navaja. Como él sabía que tenía la regleta, y que la navaja no la atravesaría, con confianza le soltó un golpe al ladrón.

 

La computadora parlante

El aprendizaje del uso de la computadora permite que las personas ciegas lean y escriban por medio de lectores de pantallas que les leen los archivos y les describen las acciones del equipo. Con un clic también se acercan al conocimiento.

La velocidad de la voz de la computadora del maestro René Magallanes abruma: es como una cascada de palabras pronunciadas con acelerador. Es el reproductor de voz que lo orienta. Mediante comandos, él se desplaza sin necesidad de usar un mouse.

sistema braille

“Depende mucho de la información que se tenga sobre el braille y las tecnologías; va a depender mucho de quien capacite”, afirma el profesor Magallanes, y luego explica que suele haber capacitadores que dicen que no es necesario aprender braille y que basta con la computación. “Para mí es muy importante que aprendan braille, porque vas a ver la lecto-escritura y vas aprender ortografía”, dice.

En el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de Jalisco (DIF) se enseña tanto braille como computación. Ahí se ofrecen tres tipos de rehabilitación: la física, que incluye orientación y movilidad —como el uso de bastón para desplazarse en la calle—; la psicológica, donde se acompaña a las personas en el proceso de aceptación de la discapacidad; y la capacitación, por ejemplo, con el aprendizaje de computación, que proporciona herramientas para estudiar y trabajar.

Este docente reconoce que algunos alumnos que recién afrontan la discapacidad, suelen mostrar desidia para leer braille porque es un proceso más lento que el de la lectura visual, además de que la escasez de literatura en braille es un obstáculo para adquirir este hábito.

Sebastián Anguiano

“Promovemos el sistema braille en todos los sentidos: tenemos impresiones en braille, tratamos de que todos los adultos que vienen aquí con discapacidad aprendan braille, aunque no todos pueden aprenderlo”, explica. Hay casos de personas con ceguera causada por la diabetes, lo que provoca problemas de sensibilidad en las yemas y ocasiona dificultades para leer el braille. Entre los alumnos del profesor, Efrén y Adrián son ciegos a causa de la diabetes.

Adrián perdió la vista hace cuatro años. Es un joven que en su mochila lleva su regleta y su punzón. Ahora lee el libro El Señor de los anillos, que le imprimió el profesor Magallanes. El primer tomo tiene mil páginas en braille; Adrián apenas lleva 200. Otra alumna, Ana, desde los quince años comenzó a perder la vista gradualmente a causa de la retinitis pigmentaria, una enfermedad crónica. Ella aprendió braille y ahora practica computación adaptada. Aún tiene un poco de visión, pero se prepara para cuando deje de ver.

El tocayo del profesor Magallanes, el alumno René, perdió la vista como resultado de una riña callejera en 2003. “Me pidieron dinero y, como no les quise dar, me esculcaron; llegó uno con el afán de separarnos y nada más a mí me agarró”, recuerda. A los tres meses, “de repente se me apagó la luz”.

“Por los golpes que me dieron en la nuca, se me desgarraron los nervios internos. La información que el ojo ve la manda al cerebro, pero si ese cable está roto, aunque parezca que sí ve, no hay nada de visión”: eso le explicaron sobre su lesión. Por más de diez años, René estuvo buscando apoyo, y apenas el año pasado comenzó sus clases de braille. Para encontrar un lugar donde aprender debió ir a muchos lados, incluso fue al Palacio de Gobierno, desde donde finalmente lo canalizaron al DIF.

Su profesor lamenta que haya poca información acerca de adónde acudir a rehabilitación por medio del aprendizaje de braille y computación. Antes de la ceguera, René había dejado de estudiar; ahora cursa la preparatoria, hace trapeadores en la organización de ciegos, practica futbol adaptado. En una frase resume lo que hace: “Trato de salir adelante como se pueda”.

sistema braille A la izquierda, una plantilla para escribir en braille. A la derecha, el señor Francisco, colaborador del profesor Sebastián.

“Cada caso es distinto”: es una premisa del profesor Magallanes, quien aprendió braille desde niño en el Instituto de Capacitación para el Niño Ciego y Sordo. Algunos alumnos se desesperan, pero es cuando el maestro les enseña que todo es posible. La idea “Yo antes leía con la vista, ahora voy a leer con las manos” parece compleja, pero es un proceso que avanza cuando la persona asume que su ceguera es una particularidad, como tener determinado color de piel.

Para el profesor Magallanes, el braille no debe excluir la tecnología. Así como las personas sin discapacidad prefieren cada vez más el uso de los teléfonos celulares para grabar sus mensajes, antes que tomar el lápiz y el papel, lo mismo ocurre con las personas ciegas. “No estamos los ciegos obligados a usar braille todo el tiempo. No soy cantante por ser ciego”, aclara el profesor.

En el aula donde imparte clases el profesor Magallanes también imprimen materiales en braille, como menúes de restaurantes y tarjetas de presentación. Ahí hicieron la señalética usada en los Juegos Parapanamericanos de 2011. Otros sitios donde las personas ciegas de Jalisco pueden imprimir son la Tifloteca de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa) y en el dif Tlaquepaque. En estos espacios, la impresión es gratuita y la persona sólo debe llevar el papel para imprimir.

La impresión en braille tiene como desventaja el hecho de que se requiere cuatro veces más papel que el necesario para imprimir el equivalente de una página en tinta, además de que el grosor y el peso del papel son mayores. Sin embargo, en el mundo digital también hay barreras para los ciegos, como la publicación de fotografías sin descripción, los sitios realizados en Flash o la generación de captchas que piden introducir un número a partir de una imagen.

Adrián Padilla y René Ríos Adrían Padilla (izq.) y René Ríos Esquivel

Tiflolibros

La publicación, la edición y la distribución del braille son procesos complicados. Por eso, todos los días, a través de la virtualidad, ciegos de México, Venezuela, Colombia, Honduras, El Salvador, España, Panamá y otros países acceden a la primera biblioteca digital para débiles visuales de habla hispana: Tiflolibros. El nombre hace referencia a la isla griega adonde, según la mitología, eran desterrados todos aquellos con problemas visuales.

En lugar de ser un destierro, Tiflolibros une mediante el conocimiento, porque ofrece libros en formato de texto digital, que luego pueden ser leídos en programas parlantes, así como libros en braille y audiolibros. Los 7 mil usuarios de 46 países de esta biblioteca pueden acceder a casi 50 mil libros en forma gratuita. Para inscribirse deben enviar un certificado que avale que tienen alguna discapacidad visual.

En 2015, este proyecto recibió el premio Vidanta que entrega la Organización de Estados Americanos (OEA), y consiste en una biblioteca creada en 1999 por estudiantes en Buenos Aires, Argentina, que comenzaron a reunir libros para compartir los archivos digitales.

Empezaron solicitando a las editoriales, pero también directamente a autores como Mario Benedetti y Eduardo Galeano, sus libros en formato de texto, para leerlos por medio de lectores de pantalla. Hicieron lo mismo con la obra de Jorge Luis Borges, quien al final de sus días quedó ciego; pero, paradójicamente, con quien tuvieron más dificultades fue con María Kodama, viuda y heredera del escritor, que sólo después de consultar con sus abogados facilitó los textos en formato accesible.

Una de esas personas que buscaron a las editoriales y a los escritores fue Pablo Lecuona, quien años más tarde sería uno de los principales impulsores del Tratado de Marrakech, por el cual se liberaron miles de libros para que los ciegos accedieran a ellos.

Ana Sandoval Ana Sandoval

Un tratado por la lectura

Un grupo de integrantes de la Unión Mundial de Ciegos encadenó libros: atándolos se buscaba hacer ver lo que pasa cuando las obras no son accesibles ni en braille ni en formato de texto para leerlas en computadora. Del millón de libros publicados cada año, apenas cinco por ciento está en formatos accesibles, según la Unión Mundial de Ciegos.

El acceso al material impreso estaba afectado por el entorno internacional de derechos de autor. En medio de las negociaciones, con esta protesta se exigía que se aprobara el Tratado de Marrakech. El cantante ciego Stevie Wonder fue uno de los principales impulsores de este tratado, aprobado el 27 de junio de 2013, y entre las razones para que fuera aceptado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO, por sus siglas en inglés) estuvieron los derechos a la no discriminación, a la igualdad y a la accesibilidad, proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

sistema braille

A partir de este tratado se autorizó la reproducción de la obra de forma accesible. Por ejemplo: si un libro fue impreso en tinta, podrá realizarse un ejemplar en formato accesible sin enfrentarse a problemas legales, siempre y cuando la obra sólo sea distribuida a personas con discapacidad visual y no se lucre con ella.

Hasta el momento, 16 países lo han ratificado, entre ellos Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Perú, El Salvador y México. Faltan cuatro países más para que entre en vigor; Honduras, Panamá y Guatemala ya lo aprobaron en sus parlamentos. En México, en diciembre de 2015 se adicionó al artículo 148 de la Ley Federaldel Derecho de Autor una fracción que permite la reproducción de obras artísticas y literarias sin fines de lucro para personas con discapacidad; queda generar los mecanismos para promover la producción local de materiales accesibles y proporcionar acceso a libros producidos en otros lugares.

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El libro en braille  en las escuelas

Desde 1966, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) produce libros en braille y en macrotipo, es decir, con diseño y letras en un formato más grande que lo habitual. Fue hasta 2013 que se imprimieron los primeros libros en braille para secundaria.

Esta comisión cuenta con impresoras especializadas para producir cien libros accesibles al día. En el proceso de producción de más de 30 mil libros en braille participan personas con discapacidad y, como señala el titular de la Conaliteg, Joaquín Díez Canedo, el ciclo de producción debe terminarse antes de que empiece cada ciclo escolar.

Sin embargo, aun cuando los libros de texto gratuito son traducidos al braille, la falta de volúmenes accesibles (no sólo de la Secretaría de Educación Pública) hace que los niños ciegos estén en desventaja por no tener material para estudiar. Otro ejemplo es que las máquinas Perkins, necesarias para la escritura del braille, suelen tener costos tan altos que las convierten en productos restrictivos para muchos de los niños ciegos de escuelas públicas.

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La Conaliteg entrega los libros a los almacenes de cada estado del país. No obstante, el titular reconoce que falta un censo exacto de cuántos niños con discapacidad hay en el sistema educativo, lo que genera que no siempre lleguen los ejemplares necesarios.

En 2015, la Conaliteg publicó El ratón que vuela, del escritor chiapaneco Eraclio Zepeda. La historia narra las dificultades que tiene un murciélago que es discriminado por otros animales por  dos razones: su debilidad visual y su parecido con un ratón. El libro fue obsequiado a cambio de que los usuarios compartieran con otras personas su opinión acerca de los libros en braille.

El material fue presentado en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (FIL), que recientemente abrió una sección incluyente. En 2013, por primera vez se puso en funcionamiento un stand de libros en braille, que el año pasado estuvo atendido por Valeria Guzmán, persona con discapacidad visual y promotora cultural.

Aprender braille para enseñar

El profesor Ignacio Velasco, que imparte clases de matemáticas en la secundaria mixta número 8, en el barrio San Andrés de Guadalajara, es de los pocos a nivel secundaria que saben leer y escribir en braille en una escuela donde hay adolescentes con y sin discapacidad. Es un profesor de matemáticas que, ante el desafío de atender a su primera alumna con sordoceguera, Neydi Rendón, decidió buscar herramientas para enseñarle.

Una pregunta lo motivó a aprender a leer con este sistema de lecto-escritura: “¿Cómo le voy hacer para que ella se lleve el conocimiento?”. Un día, su mamá, revisando un periódico religioso, vio un mensaje que sabía que le interesaría: “Clases en braille para catequistas”. No era la intención de Velasco enseñar los diez mandamientos a los niños, pero se animó a sumarse al grupo para aprender braille.

A partir de ahí, y desde hace 17 años, ha enseñado a más de treinta alumnos con discapacidad visual, la mayoría de ellos egresados del Instituto de Capacitación para el Niño Ciego y Sordo. El profesor Velasco confirma el desafío de enseñar en braille. Por ejemplo, mientras que un libro para un estudiante sin discapacidad tiene 300 páginas, para un alumno ciego se convierte en 12 tomos.

sistema braille Adrián, Efrén Sandoval, Ana, René y René Magallanes

Con mica autoadherible, papel, regleta y punzón, produce material en braille. Al inicio usaba pintura plástica para marcar los puntos. El profesor adapta material para que, por medio del tacto, los alumnos también adquieran los conocimientos. Así enseña el teorema de Pitágoras y las ecuaciones.

La molestia del profesor Velasco es que, incluso cuando llegan a terminar la secundaria, los jóvenes ciegos se enfrentan a distintas barreras estructurales, como la falta de exámenes en braille para los niveles de bachillerato y licenciatura, además de que nunca falta quien considere que no necesitan seguir aprendiendo.

Este profesor les envía un mensaje a sus colegas: “Que no les cierren la puerta del conocimiento: si le cierran la puerta del conocimiento, es muy probable que un joven que no recibe un apoyo —es casi seguro—, termine en una esquina, en un mercado, tocando guitarra, pidiendo dinero para poder sobrevivir”. m.

Profesor René Magallanes Profesor René Magallanes 

Para saber más

:: Tratado de Marrakech en español.

:: Documento de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y de la Unión Mundial de Ciegos acerca de la problemática para acceder a los libros.

:: Biblioteca Tiflolibros.

:: Tiflolibros en Facebook.

:: Biblioteca de la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE).

:: Discurso de Stevie Wonder el día que fue aprobado el Tratado de Marrakech.

:: Historia de Louis Braille (material de la Organización Nacional de Ciegos de España).

:: Organización de Invidentes Unidos de Jalisco. Belén 457, centro, Guadalajara. Teléfono: 3614-1980

:: DIF Jalisco. Alcalde 1831, Guadalajara. Teléfono: 3030-4770. Horario de atención: de 7:00 a 20:00 horas, de lunes a viernes.

MAGIS, año LX, No. 501, septiembre-octubre 2024, es una publicación electrónica bimestral editada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C. (ITESO), Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585, Col. ITESO, Tlaquepaque, Jal., México, C.P. 45604, tel. + 52 (33) 3669-3486. Editor responsable: Humberto Orozco Barba. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2018-012310293000-203, ISSN: 2594-0872, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Edgar Velasco, 1 de septiembre de 2024.

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