«Bisturí de cuatro filos», de Vicente Quirarte
Jorge Esquinca – Edición 484
Vicente Quirarte es miembro de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua. Su obra, que incluye libros de narrativa, teatro, crítica literaria y ensayo histórico
Nunca supiste que te ibas y por eso
tampoco escuchaste las trompetas
de la que a pasos grandes se acercaba,
tan llena de hoces y puñales,
la que todo lo taja y lo desteje,
la poderosa, la limpia, la sin nombre
que todo sobre esta tierra lo derrota.
*
Que descanses en paz es un consuelo
para quienes de este lado resistimos.
Lo decimos creyentes y blasfemos:
un dominio más vasto y ordenado
tiene para ti la puerta abierta.
A todos tus dolientes nos desearon
el silencio en que vives.
En su justo momento lo tendremos.
Pero ahora hay que librar una batalla
contra el simple dolor de no tenerte.
*
Vuelvo a la que llamamos nuestra casa
y el pronombre se niega a pronunciarse.
Presentes están tu orden, tu perfume,
la albura de esa cama
al mismo tiempo teatro de combates,
velas para los viajes
sólo merecido por sirenas
y los que fugazmente
sospecharon tenerlas en sus redes.
La casa que hiciste mía ya no es mía
porque en ella no alivias mis retornos.
Pero brilla tu estrella en nuestro cielo
y me conduce, fiel, al día siguiente.
* * *
No parece haber consuelo ante una pérdida tan devastadora como la de la compañera a la que hemos elegido —y que nos ha elegido— para compartir la vida. “La casa que hiciste mía ya no es mía”, escribe Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1954) para dimensionar, a través de las insuficientes palabras, el vacío en el que queda inmerso el sobreviviente. “Herido de amor huido”, como en los versos de Federico García Lorca evocados en el título de su libro más reciente: Bisturí de cuatro filos (UNAM, 2020). Una imagen poderosa encarnada en ese objeto que corta de sólo mirarlo. Sin embargo, el libro al que pertenecen los tres momentos que hemos escogido para los lectores de MAGIS no se solaza en el dolor —como podría suceder en un poeta de menor talante—, sino que recoge también “la plenitud de ser y estar en el planeta”, cuando la ciudad —un tema predilecto en la literatura de Quirarte— abre las manos y le entrega sus milagros cotidianos. Minucias, tal vez, pero que le sirven al poeta para no claudicar ante el avance implacable de “la que todo lo taja y lo desteje”. Vicente Quirarte es miembro de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua. Su obra, que incluye libros de narrativa, teatro, crítica literaria y ensayo histórico ha recibido importantes distinciones, entre ellas, el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde.