Bertha Sánchez: educación menstrual para transformar
Montserrat Muñoz – Edición 506

Egresada del ITESO, dirige su vocación emprendedora y su formación jesuita hacia un propósito vital: acercar educación menstrual a niñas en situación de vulnerabilidad y a pueblos originarios a través del proyecto Niñas Sabias
Desde el aula hasta la montaña, Bertha Sánchez García ha convertido su experiencia profesional en una apuesta por el futuro de miles de niñas. Administradora de empresas y maestra en Educación y Gestión del Conocimiento —ambas por el ITESO—, lleva el espíritu ignaciano tatuado en la piel. Es profesora y colaboradora de la Escuela de Negocios ITESO (ENI) y su vínculo con la Universidad va más allá del aula: “Lo mío siempre ha sido emprender. Trabajar con proyectos, llevarlos a cabo, gestionarlos. Eso me ha dado muchas habilidades y conocimiento que ahora estoy aplicando, no para algo lucrativo, pero sí sostenible”, dice.
Fue precisamente durante sus estudios de maestría que surgió una colaboración con Paco Morfín Otero, entonces responsable del Programa Intercultural Indígena del ITESO, donde Bertha encontró el proyecto que compagina su vocación por el servicio, su naturaleza emprendedora y la sinergia con su alma mater y demás personas maravillosas que se ha encontrado en el camino.
Aprovechando los lazos que tiene como miembro del movimiento Rotario, viajó a la sede mundial de Rotary en Evanston, Estados Unidos, para solicitar la subvención que daría forma al bachillerato comunitario Tamaatsi Paritsika, ubicado en Nueva Colonia, en el municipio de Mezquitic, Jalisco.
Lo que empezó como un proyecto de infraestructura educativa pronto se transformó en algo más profundo. El protocolo de la subvención exigía que uno de los temas en los que se debía formar a la comunidad era higiene menstrual. Buscó a Hana Figueroa, que tenía experiencia dando talleres de educación menstrual en escuelas de la Ribera de Chapala.

“Hana se apuntó y me acompañó a la sierra para dar el primer taller intensivo. Ese primer encuentro fue una revelación”, recuerda Bertha. Con la intención de ser respetuosas con las cosmovisiones originarias, invitaron a mujeres de todas las edades a asistir al taller. Además de las estudiantes de la preparatoria, se sumaron abuelas, madres y hasta bebés. Al terminar la jornada, algo había cambiado en ella. “Me volví una más de esas niñas”, comparte.
Ese momento, tan íntimo como revelador, fue punto de partida para Niñas Sabias, asociación civil que hoy lleva educación menstrual a niñas de pueblos originarios y zonas rurales de México, a través de una metodología que combina ciencia, pedagogía y cultura comunitaria para brindar una educación menstrual digna, formativa y respetuosa.
Desde entonces, Niñas Sabias ha atendido a más de dos mil niñas en situación vulnerable. Su modelo educativo consta de cinco módulos, con un total de 10 horas de formación, e incluye un kit de gestión menstrual elaborado por un colectivo de mujeres de San Miguel Cuyutlán, Jalisco. Las toallas son reutilizables, lavables y biodegradables, por lo que contribuyen al cuidado del planeta y al ahorro familiar.
Más allá de los aspectos fisiológicos, los talleres rescatan saberes ancestrales sobre el significado de la menarquia en distintas culturas. “Les contamos cómo en algunas tradiciones, la primera menstruación se celebraba como un rito de paso, como un momento de poder y orgullo. Queremos que las niñas de hoy también lo vivan así”, dice Bertha Sánchez, ahora como miembro del consejo de la asociación civil.
La metodología es tan profunda como simbólica: “La pedagogía ritual-altar nos permite resignificar lo que es tabú. Reconciliarnos y agradecer nuestra menstruación nos da la posibilidad de trabajar con las niñas de una manera abierta, haciéndoles sentir que no es algo de qué avergonzarse. No es algo negativo”, comparte.

Además de la formación para niñas, el proyecto capacita a mujeres para convertirse en educadoras menstruales. Al momento, más de cien mujeres de 13 países de habla hispana ya están certificadas como maestras, incluidas mujeres rarámuri y wixaritari. La meta, señala Sánchez García, es formar una red de educadoras que, desde sus territorios, garanticen el derecho a la educación menstrual a todas las niñas y adolescentes en situación vulnerable. Por otra parte, Niñas Sabias promueve el desarrollo económico de quienes elaboran los kits, con acompañamiento del Laboratorio de Economía Social del ITESO.
Bertha tiene claro que la tarea es tan titánica como potencialmente transformadora: “Si nosotras formamos a esta generación de niñas, ellas van a hacer un cambio importante. Si deciden ser madres, serán unas mamás diferentes. Van a generar un cambio”, señala.
Aunque el proyecto es probono, el salario espiritual es inmenso. “Hacer todo esto me da propósito, me da un sentido de trascendencia. Me atrevería a decir que, en mi caso, es algo muy itesiano”, afirma.
Como educadora, emprendedora y sembradora de futuros, Bertha sigue ampliando los círculos y generando colaboraciones y sinergias en espera de despertar conciencias y abonar a una nueva generación de mujeres más sanas, más seguras y más sabias.
Para saber más
:: Sitio web de Niñas Sabias.