«Arte Poética», de Jorge Ortega
Jorge Esquinca – Edición 504

La libertad de asociación entre las diversas imágenes que componen el poema es también una suerte de manifiesto, una declaración de principios
Engendrar de cero. Sacarse un hipopótamo de una envoltura de chícharo, captar una falúa zarpando tranquilamente del grosor de un corimbo, atestiguar la rápida gestación de una selva en el tuétano viscoso de la amatista partida en dos de un hachazo, certificar la piadosa dinamita del clavel suspendido en el aire por conjuro de la iguana.
Respinga de abajo del tapete una marabunta de jabalíes, va tras el rastro de una mariposa azul eléctrico que la fragilidad de una siesta ha puesto en fuga. Entra por la ventana el obús de un ciervo que el paréntesis de la estancia congela en plena acrobacia. Irrumpe del papel inmaculado una cordillera que impedirá que los afluentes del deshielo impregnen el desierto.
Giran en el cielo las esferas, los volúmenes: trapecios, conos, icosaedros, vía láctea de satélites descarrilados, espuma que rescata la estela de los uranolitos; vendimia de lo inconcebible. No hay valla del tamaño de la exósfera que separe fábula y cordura. No hay membrana ni delgada línea que divida lo calculado y lo visto. Lo que encuentras afuera, lo encontrarás adentro.
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“Lo que encuentras afuera, lo encontrarás adentro”, escribe Jorge Ortega (Mexicali, 1972) en la última línea de este poema en prosa. Como si nos invitara a considerar —luego de una calculada relación de imposibilidades— la estrecha relación que existe entre la forma con que percibimos nuestro entorno y aquello que cada uno de nosotros atesora en su interior. La libertad de asociación entre las diversas imágenes que componen el poema es también una suerte de manifiesto, una declaración de principios que, a lo largo del libro al que pertenece, establece un diálogo lúdico y lúcido con la vida y la obra del poeta francés Arthur Rimbaud. Para sostenerlo, Ortega tuvo que echar mano de las múltiples estrategias de nuestra lengua y de un vocabulario donde las palabras más comunes se intersectan con otras que por su extrañeza nos harán recurrir al diccionario: “falúa”, “corimbo”, “uranolitos”. Todo ello en pos de obtener una visión para la cual habrá que desarreglar los sentidos y alcanzar una nueva resonancia: “me convertí en una ópera fabulosa”, como escribió Rimbaud. Todo, pero no cualquier cosa, podría caber en este libro, titulado con exactitud Hotel Universo (Mantis Editores, 2023). Jorge Ortega es poeta y ensayista, doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Con este libro obtuvo el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.