En cada árbol se colocan sensores que miden el flujo de la savia, las dimensiones del tronco, la humedad relativa y la temperatura del aire, datos que sirven para detectar el estrés que los árboles pueden experimentar
No es demasiado extraño encontrar gente que habla con sus plantas, en la creencia de que así éstas crecerán mejor. Lo que puede parecer más raro es que sean las plantas las que se comuniquen con los humanos y les hagan saber cómo se sienten y qué aprecian del clima en el que viven. Pero es precisamente lo que hace, por ejemplo, un haya de 110 años de edad, que puntualmente informa acerca del estado en que se encuentra. Y lo más peculiar es que lo hace por medio de Twitter, donde, por ejemplo, el pasado 5 de octubre contó: “Ayer, mi savia empezó a fluir a las 08:28, hoy lo hizo 139 minutos más tarde”.
El árbol, situado en el bosque de Aelmoesenie, en las cercanías de la ciudad de Gante, en Bélgica, es un ejemplar de 66.8 centímetros de diámetro y forma parte de un conjunto de cinco hayas y cuatro robles que son constantemente monitoreados en el proyecto Tree Water and Carbon Monitoring Network, emprendido por la Universidad de Gante. Según se lee en el sitio web treewatch.net, el propósito es conocer el funcionamiento hidráulico y el crecimiento de los árboles en tiempo real, a fin de obtener información que sirva a la investigación científica y también a la educación y a la prevención acerca de los efectos del cambio climático.
Alrededor de cada árbol se colocan sensores que miden el flujo de la savia, las dimensiones del tronco y la humedad relativa y la temperatura del aire, datos que sirven, entre otras cosas, para detectar el estrés que los árboles pueden experimentar debido a las alteraciones del ambiente en que se encuentran. También se mide la cantidad de agua que se transporta desde las raíces hasta la fronda (en el caso del haya centenaria, esta cantidad puede llegar a ser de más de 300 litros al día). Esto permite saber al instante, por ejemplo, si el árbol “tiene sed”, pues de inmediato lo informa a sus cuidadores —así como a todos los seguidores de su cuenta en Twitter, @TreeWatchEFA—; además, sirve para registrar las alteraciones del clima por “boca” de quienes las presencian primero: como explica la biotecnóloga Kathy Steppe, participante en el proyecto, “los árboles tienen una función: transportan el agua, reaccionan al clima y al mismo tiempo influyen sobre él”.
La información de la red de árboles tuiteros, que incluye a un pino de Brandeburgo, en Alemania, y a un álamo de la Universidad de Wageningen, en Holanda (@TreeWatchWUR, el más popular, con más de 4 mil seguidores), ayuda también a tomar previsiones para una mejor reforestación en vista de las condiciones que plantea el cambio climático, pues va sabiéndose con más certeza cuáles especies son las más resistentes a la falta de agua y al incremento de las temperaturas. m.