“Antes que mexicanos, somos personas”
Judith Morán – Edición 467
Iván Pelayo, alumno de Relaciones Internacionales, viajó a Tapachula para ayudar en la apertura de un albergue del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y FM4
Cuando a punta de pistola, dentro de su casa, integrantes de la Mara Salvatrucha amenazaron a José con matarlo si no les daba dinero o si cerraba su negocio, no le quedó más que abandonar su país. Un día que salió del albergue de Tapachula para solicitar refugio en México, se enteró de que los maras se llevaron a su hermano y “regresó al albergue destrozado”. Así lo cuenta Iván Pelayo, alumno de Relaciones Internacionales del ITESO, quien viajó a la ciudad chiapaneca para colaborar en el montaje de un albergue, a cargo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y FM4, para las personas que llegaron al país como parte de las caravanas de migrantes centroamericanos.
¿Cómo es que te fuiste a Chiapas?
Llevo poco más de dos años siendo voluntario en FM4, desde que se abrió el nuevo albergue en Guadalajara, y por medio de la asociación fue que me invitaron a abrir un alberge de solicitantes de refugio en Tapachula, por la crisis migratoria que hay.
En los primeros días que llegamos definimos la logística: cómo iba a funcionar, los reglamentos, horarios, cronogramas, protocolos de seguridad. Había que abrirlo en esos días y dejarlo operando el tiempo que fuera necesario.
¿Cuántas personas están en el albergue?
Era para 100 o 120 personas. La verdad, en comparación con toda la gente que había ahí, no eran muchas las personas que se quedaban en el albergue del ACNUR. Se dice que había más de mil 600 personas en el albergue que se instaló en la Feria Internacional de Tapachula, y la gente que estaba ahí decía que había 2 mil 300.
¿Cómo crees que el gobierno mexicano debería atender esta situación?
Para empezar, aceptar que es una crisis humanitaria. Son muchísimas personas, en su mayoría mujeres y niños, que están saliendo de su país por cuestiones de violencia y no se les da la atención necesaria. Hay mucha burocracia, normalmente un trámite lleva varios meses, pero ahora con la cantidad de gente se van tardar más. Parece que buscan retrasar el trámite hasta que ellos solos se enfaden y se regresen.
¿Cómo fueron recibidas las personas de las caravanas?
Hay muchísimo racismo y xenofobia hacia los centroamericanos. En Tapachula sí hay personas que ayudan, aunque es una parte pequeña de la población. Mucha gente sí tiene una muy mala imagen de las personas migrantes.
¿Qué aprendizajes has tenido de las experiencias con fm4, el voluntariado de migración del ITESO y tu estancia en Tapachula?
En la carrera conoces el contexto de las diferentes situaciones y los conflictos que hay en el mundo, aprendes qué es una crisis humanitaria, pero ahí puedes percibir su dimensión.
En lo personal quiero creer que hay quienes están mal informados, pero que en verdad no sienten odio hacia las personas migrantes. Creo que, antes de ser mexicanos, somos personas; cada quien decide dónde ayudar, el chiste es hacer algo. Si quieren auxiliar a los migrantes o a los afectados por los desastres en Nayarit, adelante, no le están quitando de la boca a uno para dárselo al otro.