Tener a alguien al lado propicia alcanzar un mejor discernimiento, y el camino por recorrer se vuelve menos arduo y más enriquecedor. ¿Sabemos con quién contamos? ¿Quién cuenta con nosotros?
Para la espiritualidad ignaciana, tanto en la vivencia de la fe (por ejemplo en la realización de los Ejercicios Espirituales) como en la pedagogía que promueve y practica, la noción de acompañamiento reviste una importancia capital. Tener a alguien al lado propicia alcanzar un mejor discernimiento, y el camino por recorrer se vuelve menos arduo y más enriquecedor.
¿Sabemos con quién contamos? ¿Y quién cuenta con nosotros? En tiempos de privación, de incertidumbre, de miedo, es de indudable valor el hecho de que podamos responder positivamente a estas preguntas: en la soledad se acendra nuestra indefensión. Por lo mismo, hay que estar ahí para los demás: para quienes, por tenernos al lado, puedan afirmar su presencia en el mundo y, a la vez, hallarse disponibles para acompañar a otros más. m.