Simetría y sencillez en la ciencia
Carlos Enrique Orozco – Edición 434
Cuando los científicos hablan de belleza en la ciencia se refieren a la simetría o la sencillez de las formulaciones o experimentos, escribió Robert P. Crease, historiador de la ciencia.
La belleza pareciera estar muy lejana a la ciencia; sin embargo, la palabra se usa con cierta frecuencia para referirse a un experimento o a una demostración de un principio científico. No sabemos cuándo fue la primera vez que se asoció el término de belleza para referirse a la ciencia, pero ya desde 1860, Michael Faraday, pionero de la física moderna, en la introducción a su célebre conferencia La historia química de una vela, escribió: “Espero que se hayan fijado en que la perfección del proceso, es decir, su utilidad, es el aspecto que le confiere mayor belleza”. Robert Andrews Millikan, ganador del Premio Nobel de Física en 1923, escribió en sus apuntes cuando reconoció el electrón en un experimento: “¡Bello, publicar esto, hermoso!”. Casi medio siglo después, James Watson calificó como una hermosa hélice las fotografías de Rosalind Franklin de la molécula del ADN.
Cuando los científicos hablan de belleza en la ciencia se refieren a la simetría o la sencillez de las formulaciones o experimentos, escribió Robert P. Crease, historiador de la ciencia. Hace diez años hizo una encuesta entre los lectores de la revisa Physics World sobre los experimentos más bellos en la historia de la ciencia. Recibió más de 300 respuestas y, con esos datos, escribió un libro titulado El prisma y el péndulo: los diez experimentos más bellos de la ciencia.
En orden cronológico, el primero de los experimentos es quizás el más bello por la simplicidad con que se realizó y por los resultados obtenidos. En el siglo III a.C., Eratóstenes calculó el tamaño de la circunferencia de la Tierra a partir de la observación de la sombra de dos varas en el mediodía de un 21 de junio en dos lugares distintos en Egipto. En Siena, los rayos del sol caían en forma perpendicular sin proyectar sombra, mientras que en Alejandría caían inclinados y sí producían sombra. Con una vara de un metro midió 12 centímetros de sombra y obtuvo un ángulo de siete grados. Luego mandó medir la distancia entre las dos ciudades (800 kilómetros) y con esa cifra calculó que el tamaño de nuestro planeta era de poco más de 41 mil kilómetros. Actualmente, con la tecnología satelital sabemos que el tamaño exacto de la Tierra es un poco menor (menos del medio por ciento) de lo que calculó Eratóstenes.
Otros experimentos destacados por su belleza son la demostración de la caída libre de los cuerpos que hizo Galileo (según la leyenda en la Torre de Pisa) en contra de los postulados de Aristóteles; o el realizado por Newton en 1671 para mostrar el principio de la descomposición de la luz usando un prisma en un cuarto oscuro.
La simetría es uno de los principales atributos de los experimentos considerados como bellos. Según Diane Rogers y V. S. Ramachandran, investigadores de la neurología de la estética, los seres humanos buscamos la simetría en la naturaleza y también en la apreciación estética de las obras humanas. El mejor ejemplo es el Taj Mahal en la India. m
Bellas demostraciones
:: Carl Sagan cuenta en Cosmos el experimento de Eratóstenes.